Con adelantos como “La izquierda de la noche” y “Bye Bye”, ya se podía vislumbrar de qué iba esta nueva aventura de Babasónicos. Pero si hay algo que no se puede pasar por alto al hablar de la banda de Adrián Dárgelos, es la capacidad de reinventarse, de romper su propio molde y volver a encontrar nuevas formas: eso es Trinchera, su decimotercer disco de estudio.
¿Pero con qué nos encontramos cuatro años después de Discutible (2018), el antecesor de este nuevo álbum? Si bien la imagen de una trinchera nos remite al resguardo y a la protección, la palabra elegida para titular el disco tiene un doble sentido. Trinchera es un espacio de resistencia, aunque por cierto fue permeable a los sonidos y formas del tiempo que corre; eso lo convierte también en un terreno apto para la experimentación y la plasticidad, cosas que les sientan muy bien a estos Babasónicos de hoy.
El grupo se preparó para salir de esa otra trinchera, la que supuso el encierro por la pandemia, un tiempo que les sirvió para plasmar el álbum y en sus propios estudios. Pero también habla de esas otras opresiones personales, creadas por las situaciones que plantean las 11 canciones del disco. Se combinan en este trabajo lo etéreo, la oscuridad y la incertidumbre de esta época.
Estas composiciones están más cerca de loops bailables, envueltas en guitarras funkys que matizan con otros beats low tempo. Así se presentan canciones como “Mimos son mimos”, “Anubis”, “Paradoja” o “Viento y Marea”. Ya luego la banda entra en esta turbulencia propia de “Mentira Nórdica” y “Lujo”, donde la oscuridad se hace pasajera.
En el disco, que ya está en todas las plataformas digitales y tendrá ediciones en CD y vinilo, priman máximas de la música como “menos es más”, y donde tambien los silencios de los instrumentos suenan en pos de la creatividad, que hace cumbre una vez más. Es más fácil hacer buenas letras sobre bases sólidas cuando se cuenta con un juglar como Dárgelos, sin dejar de ponderar la fuerza con la que suena la banda. Por fuera del binomio batería-bajo que es, una vez más su sostén, el trabajo de las guitarras y synthes es finísimo.
Trinchera es un disco (y un lugar) creado para resistir y también soñar. Una gran manera de festejar los 30 años que Babasónicos lleva con la música.