Sin prisas pero sin pausas, Juan Ingaramo va armando su cuarto disco. Hace pocos días el cantautor cordobés lanzó el simple y video de «El fenómeno del mambo», sucesor de «No necesito». Ambas canciones formarán parte de una placa que –pandemia mediante– sueña con tener terminada antes de que concluya el primer semestre del año.

“Tendrá un sonido nuevo con respecto a lo que venía haciendo. Me gusta romper mi zona de confort y este grupo de canciones expresa esa necesidad. No me quiero aburrir, por eso voy mostrando de a poco, disfrutando cada cosa que hago”, cuenta el músico y productor. “En tiempos de tanta incertidumbre, mejor ir pisando firme y seguro, sabiendo que cada cosa que hacés es lo que querés”, agrega desde su Córdoba natal.

Cada proyecto que Ingaramo crea tiene un universo propio que lo identifica y distingue. Con respecto específicamente a «El Fenómeno del mambo», aclara: «Es un ritmo muy mío, es merengue pero también cuarteto. Traté de respetar las influencias de la tradición cuartetera, aquella de cuando llegaron los dominicanos y sus influencias a Córdoba, al pie de los ’90. Ellos le fueron dando una identidad distinta a nuestra música, poniendo vientos y percusiones rítmicas novedosas, transformando el sonido con algo más sofisticado».

La elección de este estilo de canción tiene un solo motivo: “Fue mi soundtrack durante la niñez, adolescencia y una parte muy importante de mi actualidad. Es, de alguna manera, una forma de hacerme cargo de lo que soy. Hay algo adentro mío, como un cuartito creativo, donde no entra la razón y es todo intuición. Solo la dejo salir, me sorprendo y trato de ver de dónde sale y a dónde me lleva. Pero nada de lo que hago es estrictamente racional. Dejo que una brújula interna me guíe. Es divertido asumir esa falta de certezas para trabajar. Es auténtico y siento mejor lo que me toca transmitir”.

El video de «El fenómeno del mambo» está ambientado en un escenario de la televisión cordobesa de los años ’80 y ’90, y crea un imaginario grandilocuente que no pasa desapercibido. Ingaramo siempre presta mucha atención a la puesta en escena y a la estética general de todo lo que hace: “Es que hoy en día, la música es un todo. La imagen es clave, ya no se ve solo la tapa de un disco o unas fotos de los artistas. Los seguís en redes, ves videos, recitales on line, de todo. Hasta a veces  primero te ven y luego te escuchan, al revés de como era antes. Por eso, le doy importancia. Siempre trato de divertirme, ser sincero y genuino con lo que me gusta para que eso se transmita».

Explorador de sonidos urbanos, bachata y muchos otros ritmos celebratorios, Ingaramo reconoce que encontró una forma de trabajo que no piensa abandonar. “Soy adicto a ponerme en riesgo. No me interesa quedarme con algo que me funcionó. Siempre hago una exploración para adentro y dejo salir lo que alguna vez me influyó. Los géneros son algo que sirve para ordenar, y yo no necesito eso, solo busco pasarla bien. Ese es mi estilo. Lamento si hay gente a la que no le gusta, pero es lo que soy”.

“La música es felicidad pero es también algo que nos conecta con lo profundo del espíritu –puntualiza–. Sea en una fiesta o en la tristeza. Es loco que sea solo aire que se mueve lo que genera tantas sensaciones y despierta sentimientos. Es un misterio que no hay que tratar de explicar, sino sentir”.

Ingaramo fue papá justo antes de que se desatara la pandemia y tenía ganas de parar con las giras para no perderse nada de esa experiencia. “Ten cuidado con lo que deseas –bromea–.Todas las giras se cayeron y preocupa. Pero por suerte pude disfrutar del milagro del crecimiento del bebé. Así que el garrón que fue no poder trabajar lo suplí con una alegría inconmensurable. Al estar en casa pude capitalizar todo lo amargo de la pandemia en algo hermoso, que hasta me sirvió de inspiración para canciones nuevas. Por eso pude vivir la cuarentena con felicidad y de manera positiva. Pero bueno, viendo el panorama general, la preocupación y la incertidumbre son imposibles de ignorar”. «


El fenómeno del mambo
Segundo corte adelanto del próximo disco de Juan Ingaramo.