Protagonizada por Jazmín Stuart y Agustín Rittano, Tóxico es la nueva película de Ariel Martínez Herrera y la publicidad que la acompaña no duda en definirla como la primera película sobre la pandemia. Y efectivamente es así. El film cuenta cómo Laura (39) y Augusto (42) huyen en motorhome de la ciudad en medio de una pandemia de insomnio que cobra dimensiones catastróficas y desata el caos.
“Todo esto es muy sorprendente –cuenta Martínez Herrera sobre los comentarios que está despertando una película que comenzó a trabajar en 2016–. Fue de menor a mayor y sigue creciendo. Recibí montones de comentarios de amigos mandándome fotos en febrero diciéndome: ‘¡Qué loco esto! ¡Es como tu película!’. Tenía ganas de hablar de qué pasaría si viene una pandemia y de golpe el mundo nos plantó una”. Pero antes que creer que la realidad se le puso en contra por el impedimento de llegar a los cines, el director se considera afortunado de que su película por fin llegue al público. “Lo estoy viviendo con alegría porque me llevó mucho tiempo hacerla y armarla, así que estoy muy contento. Quiero hacer cine, es lo que me gusta hacer, así que estoy feliz de poder estrenar, y además en Cine.ar y Cine.ar Play”, destaca.
La historia transcurre mientras la pareja avanza en su motorhome y el mundo se vuelve un lugar cada vez más bizarro, inhóspito y peligroso. “Fue muy difícil filmar y producir durante el macrismo –dice Martínez Herrera en una comparación no deseada entre el actual descalabro de la vida cotidiana y lo que es la producción de un film en la Argentina–. El cine ya estaba en crisis, el debate sobre las plataformas y sobre Ciner.ar ya existía. Por eso la sorpresa para mí es la temática de la película y su relación con la realidad, no el hecho de que la vida se haya dado vuelta y no se pueda ir a una sala. Aunque fue muy raro empezar a recibir desde febrero fotos de Japón y otros lugares de mis amigos con gente con barbijo y las medidas de las autoridades. De hecho nuestro estreno estaba programado en salas para el 4 de junio y se adelantó por las disposiciones del Incaa para que el cine no sufriera tanto. Para mí sigue siendo el estreno de mi película. En un punto los que hacemos cine independiente estamos obligados al optimismo”.
Finalmente Laura (Jazmín Stuart) revela una noticia que lo cambia todo. A la manera del milagro que hoy muchos esperan para que el porvenir sea distinto al que hoy se imagina. De alguna manera, al ver los diferentes obstáculos financieros y económicos que se le presentaban luego de los cambios de categoría que su proyecto sufría en el Incaa, Martínez Herrera también podría haber supuesto que su horizonte no sería más que lúgubre. Sin embargo, el pasado ayudó: “Ya tenía ideas de producción de una película anterior que se llama Alas (2014), que está grabada en el set de la facultad con retroproyecciones. Funcionó muy bien en ese experimento, y quedó el germen del diseño de producción para ésta, porque se adaptaba bien a la historia. Desde ahí fui construyendo este tono narrativo que parece una maqueta pero no, que parece realista pero nunca del todo, y así. El guion se terminó de escribir en 2016 y le sacamos 30 escenas, y cuando rodamos, 15 más. Así que en el montaje agregamos un material bastante experimental, que termina completando el universo que le fuimos encontrando, incluso hasta en el final de la postproducción, para que el dispositivo narrativo se funda con la narración, se convierta en la misma cosa. El cine nacional es como agarrar tus sueños, ponerlos en al picadora de carne y ver que sale.”
Filmar con barbijos pudo generar importantes problemas con el sonido, pero finalmente no resultaron mayores inconvenientes y sumaron al “colorido que tiene todo rodaje”. Un factor importante fue la colaboración de la gente de “Saladillo (donde se hicieron los exteriores), acostumbrada a filmaciones”. Martínez Herrera asegura que “los mayores problemas siempre son de producción. Y eso va a seguir siendo así. Pero por suerte tenemos la tradición del cine independiente: nosotros todo el tiempo estamos hablando de querer hacer una película o de cómo seguir la que estás haciendo. Y todos te van a decir lo mismo: para nosotros la vida ya era una incertidumbre total, no es que veníamos navegando trancas y se picó el mar. Todos vamos a tener que poner trabajo y creatividad para lo que sigue.” «
Tóxico
Disponible hasta el 30 de abril en Cine.ar Play en forma gratuita. Luego bajo sistema de alquiler en la misma plataforma.
El presente y los debates pendientes
“La forma de hacer y mostrar cine cambió mucho –sostiene sobre los problemas del sector audiovisual, como le gusta definir su actividad hoy, y no solamente cinematográfica–. Es difícil adaptar un aparato como el Incaa a nuevas necesidades, nuevos planteos, es un proceso que lleva tiempo. Me parece que hay algo de transitorio en algunas disposiciones y medidas, pero también es verdad que cuando cambia tanto el régimen político como en la Argentina se producen cambios de rumbo violentos. El fomento del cine estaba bajo fuerte amenaza: ahora va a estar bajo fuerte debate. La comunidad audiovisual tiene que tener opiniones y posiciones sobre esto. Porque, ¿cómo producimos cine bajo este contexto? Es ridículo pensar que no vamos a tener que tomar decisiones sobre eso. Creo que es un buen momento para involucrarse si uno tiene interés en el audiovisual argentino, porque al no tener salas y tener una ley de cine que es muy salacéntrica por su concepción histórica, hay ciertos debates sobre cómo se fomenta el cine argentino que se van a imponer. Y habrá que darlos con buenos argumentos”, sostiene Martínez Herrera.