Pasaron casi dos años desde aquel final sangriento que dio por terminada la persecución a dos adolescentes acusados de homicidio en una playa. Ella bajo custodia policial y él baleado sobre la arena, casi al borde del agua.
Así finalizó la primera entrega de The End of the Fucking World, una comedia británica de Netflix que nos ha puesto a reflexionar sobre el existencialismo de una forma muy peculiar. Hasta su reciente lanzamiento, se mantenía la duda acerca de la supervivencia de James (Alex Lawther), un pibe que había emprendido un viaje con el objetivo de recibirse de asesino y había terminado enamorándose de su primera víctima potencial. Algo que resultaba muy llamativo para él, quien se autopercibía sociópata, al punto de haber metido una mano en aceite hirviendo a ver si eso le hacía sentir algo.
Ella es Alyssa (Jessica Barden), una joven que no se considera perteneciente a ningún lugar y tiene muchos problemas para reconocer lo que siente e incluso para ponerse de acuerdo consigo misma. Por eso es insolente e impulsiva y actúa más rápido que lo que su cabeza le permite razonar.
Dos años después del incidente en el que James resultó gravemente herido –y todavía sin saber cuál fue su destino-, nos encontramos con que la piba se mudó con su madre y hermana a un pueblo pequeño en el medio de una zona boscosa.
Paradójicamente, luego de verla despotricar varias veces sobre la labor de los camareros, la vemos como empleada en un restaurante local que pertenece a su tía. Ahí, entre pedidos de café y facturas, pasa sus días, al parecer sin pensar mucho en el pasado. Incluso tiene un novio y le pintó casarse, porque sí, casi como todas las decisiones que la vimos tomar previamente.
Esta calma aparente viene a ser interrumpida por otra adolescente problemática. Se llama Bonnie (Naomi Ackie) y mantenía una relación amorosa con el Dr. Koch (Jonathan Aris), a quien James asesinó cuando intentaba violar a su novia en la primera temporada.
Bonnie, quien ya probó lo que se siente matar al eliminar a una pretendiente de Koch, está sedienta de venganza y gracias a ella vuelven a conectarse los arcos narrativos de la pareja de adolescentes. Sin más misterios, al cabo de un par de capítulos nos enteramos que la historia de James no concluyó y que pasó los últimos meses en rehabilitación acompañado por su esforzado padre.
Una vez fuera del hospital, ambos comienzan a conectar de una forma que no había tenido lugar desde el suicidio de la madre de James. Sin embargo, como en esta historia lo único que no tiene sentido es la normalidad, el papá muere de un ataque cardíaco en el mismo instante en el que el joven parecía comenzar a sentirse cómodo con su presencia.
Una vez más, la tragedia aplasta la vida de James y ahora sí que no le queda nadie más que Alyssa y una vasija con las cenizas de su padre, que lo acompañará durante un nuevo viaje.
Y así, de nuevo, la serie nos lleva de paseo sobre la línea delgada que separa la sensatez de la locura. Ahora son tres los jóvenes que se conducen a través de las emociones violentas para separarse de sus traumas infantiles y de la imposibilidad de no poder comunicar lo que les pasa.
Si bien la segunda entrega ya no cuenta con la guía del cómic de Charles Forsman en el que se basó la temporada 1, se mantiene exitosamente el estilo sarcástico, dramático y ridículo en el guión. Nuevamente las rutas, los escenarios abiertos y una intensa paleta de colores brindan un gran registro fotográfico para una historia que no es apocalíptica porque se acerque un final real del mundo, pero sí nos conduce hacia un precipicio del trastorno mental.
Porque de fondo, eso es lo que se nos presenta como la última frontera, el abordaje de los trastornos emocionales, de las tragedias que suceden en nuestro interior.
Antes de a dos, en este caso de a tres. La inclusión de Bonnie funciona muy bien para reunir de nuevo a Alyssa y a James en un viaje sin destino. Con el agregado de Alyssa como novia fugitiva tras su casamiento con un simple chico de campo. Y las cenizas del padre de James como un cuarto acompañante silencioso.
The End of the Fucking World 2
Creador: Jonathan Entwistle. Guión: Charlie Covell. Protagonistas: Alex Lawther, Jessica Barden y Naomi Ackie. Disponible en Netflix.