El estreno de Terrifier 3: Payaso Siniestro en Estados Unidos desató la polémica, y también la fiebre en la taquilla. La nueva entrega de la saga protagonizada por el perturbador Art, que llega a la Argentina este 31 de octubre, puntualmente para Halloween, superó todas las expectativas, incluso las negativas. Hasta hay quien se atrevió a comparar los efectos que produce su visión con los que en 1973 provocó El Exorcista, la inolvidable película de William Friedkin que marcó un antes y un después en el cine de terror en general y en el hoy denominado slasher, películas de terror con temas de religión, en particular.

«Terrifier 3» llega a los cines argentinos para Halloween.

Ahora, Terrifier 3 trae noticias de espectadores que abandonan la sala ante el nivel de crueldad y sadismo que exhiben varias escenas, que tienen reminiscencias no disimuladas a Joker, amén de una profusa propagandística de memes, que a esta altura nadie puede discernir si es de fans, boots de promoción comercial o viralización a partir de IA.

La historia de Terrifier

La trama gira en torno a Sienna y su hermano, que intentan reconstruir sus vidas después de las pesadillas que pasaron en la anterior entrega de la saga. Se encuentran en Navidad, acaso pensando que así será todo más fácil, por aquello del perdón y el reencuentro. Pero Art esta vez cambia de planes y ataca para esa fecha y no para Halloween, como lo venía haciendo.

Así las cosas, hipótesis más acordes con el siglo XX, dicen que la gente saliendo del cine puede responder a que la realidad supera cualquier ficción. Por lo tanto, ninguna crueldad en pantalla será superior al cotidiano de la mayoría de los habitantes del planeta hoy. Otra, más sólida, asocia los éxitos de las películas de terror a los momentos más desesperanzados y en consecuencia temerosos de las poblaciones. En aquel 1973, la crisis del petróleo asustó a todo el Occidente desarrollado. Hoy puede aducirse que lo hace la posibilidad de un nuevo triunfo de Donald Trump o de los gobiernos ultraderechistas en general. Pero más verosímil parece que lo hace el temor a una Tercera Guerra Mundial.