Pocas artistas han calado tan hondo en el sentir popular y Teresa Parodi, a la manera de otras grandes como Mercedes Sosa, agiganta su figura con el paso de los años. Parodi dará su primer show por streaming, bautizado Otro escenario, el 8 de noviembre. “Hice algunas canciones por YouTube invitada por la Universidad de Chile, pero ahora voy a dar un concierto con mis músicos, en un estudio como ION, que es enorme, y se puede guardar la distancia y todo lo demás. Pero pensado como concierto, con invitados incluidos”, detalla la cantautora correntina.
Los invitados serán dos: Chechelos y Manu Sija, el multiinstrumentista que no para de deslumbrar. Con el dúo formado por Ramiro Zárate Gigli y Mauro Sarachian harán “’Canoita pescadora’, un tema nuevo, y con Manu, a quien siempre lo quiero invitar -lástima que la primera vez sea en estas circunstancias-, un poema de (Julio) Cortázar, que se llama yo tuve un hermano, y era para el Che. Lo había grabado en mi último disco solista, Todo lo que tengo. En los dos casos nos estamos pasando los arreglos, ellos me van a mandar sus versiones y yo voy a cantar ahí, en vivo, encima de ellas”, aclara Parodi.
La cantautora ya tiene la lista de temas que le da al show una extensión de hora y cuarto. “Por supuesto que voy a cantar las que a la gente le gusta que cante, como nos pasa a todos, pero para mí es muy importante, siempre que hago un concierto, mostrar canciones nuevas”, detalla.
-¿Son temas hechos durante la pandemia o vienen de antes?
-Algunos vienen de antes y otros de la pandemia. Aunque muchas parecen escritas ayer porque tienen vigencia. Los músicos tenemos etapas de mucha producción, es como si uno acumulara durante un tiempo emociones, sensaciones y de golpe se escribe. Había empezado en enero y febrero a producir mucho; aparecieron canciones que me gustaron mucho, una incluso llegué a cantar una cuando hicimos el ND Teatro con Ana Prada en marzo. Pero para la gente son absolutamente inéditas, y después no tuve tiempo de cantarlas. Estoy componiendo mucho durante la pandemia porque la música es mi gran refugio, más todavía en este tiempo de tanta adversidad, que sobre todo provoca una impotencia muy grande, sentí que necesitaba componer, que las canciones se disparaban. Sentí que volvía muy fuertemente como compositora a la música de mi región, como que me aferraba a eso, a ser parte de un todo sentirme parte de un todo -que nunca lo dejé de sentir- pero de pronto era muy fuerte en estos días: hubo momentos en que me daba la sensación de estar componiendo a la orilla del estero; hay una memoria eso que te viene, tu lugar, ese paisaje intenso que te hizo ser quien sos y que es parte de quién sos, y de repente aparecen todo tu trabajo. Es como recuperar todo eso cuando tocas la guitarra. Es lo más profundo de la memoria más entrañable. Creo que todos estamos haciendo eso, de algún modo; sosteniéndonos y buscándonos. Porque este es un tiempo que han pasado tantas cosas, que todavía no las podemos procesar. Seguimos recibiendo esa información tremenda de emociones. Nos ha pasado algo muy fuerte como sociedad, ¡a la humanidad le ha pasado algo muy fuerte! Y este cambio que estamos haciendo; porque hay un cambio que se va a notar mucho más, esto nos ha acudido para bien y para mal. No sé cómo explicarlo, es como que me estaba esperando.
-Lo dijiste perfecto: «Me estaba esperando».
-Exactamente, esas eran las palabras que me decía: me estoy esperando, me estoy esperando.
Hay que tomar un respiro. Teresa Parodi lleva a esas profundidades que por poco visitar uno empieza a sospechar que no tiene; ella hace reconectar con esa memoria entrañable.
-Ese cambio que creés será mayor, ¿sentís que tuvo su primera manifestación el fin de semana del 17 y 18 de octubre con lo que pasó en la Argentina, en Chile y en Bolivia?
-Es uno de los signos más fuertes que recibí en estos tiempos. Me parece que se llevó a los pueblos de estos países, a los pueblos de la humanidad a ver mucho más claramente el espanto, la desigualdad, la indefensión de los pueblos y la situación a la que los llevó la pandemia, que de algún modo nos iguala. Quedan determinados sectores con un poder económico que son capaces de mandarnos a morir, y eso ha despertado mucho a los pueblos y son cambios que ya estamos viendo. Seguramente vendrán otros que serán mucho más profundos: cómo nos vamos a parar ante la desigualdad, ante la manera en que se expulsa la gente del sistema. Eso tiene que ser muy movilizante, lo es de hecho, y eso también nos va a plantar ante un día después muy distinto. Hay intereses muy concentrados y mucha penetración cultural para que pasen mensajes muy claros, que vienen de medios concentrados con mucho poderío, tanto que ni siquiera nosotros mismos nos damos cuenta por más que queramos.
-Se podría decir que le hemos visto la cara del diablo y nos plantamos mostrando nuestra fuerza.
-Exactamente. Y eso es muy fuerte. Porque nos cuidamos, salimos a mostrarle nuestra fuerza y a medirnos con él, pero cuidándonos. No estamos muertos, estamos absolutamente vivos, convencidos de nuestras causas; ni dejamos de pensar lo que pensamos, sentir lo que sentimos, apoyar lo que apoyamos, ni querer ni el presente ni el futuro que queremos, que además es el que elegimos. Me parece que eso fue una necesidad del pueblo y por eso salió de la forma que salió. Y como leí en las redes: y eso que no salimos todos. Porque los que no tenían cómo salir, no salieron. Y el pueblo de Bolivia que contestó como contestó, y Chile también que salió a las calles mostrando su fuerza al enemigo. Me parece que estamos aprendiendo a pasos acelerados, nos adaptamos pero al mismo tiempo hemos aprendido muchísimo también a expresarnos de otra manera.
-Ni en la cabeza ni en el corazón.
-Ni en la cabeza ni en el corazón… Buscamos formas de comunicarnos y seguir teniendo nuestros propios vínculos como pensantes y como seres que estamos conectados con un mismo sueño, una misma lucha y una misma esperanza; eso no hubo cómo pararlo.