Los canales líderes empezaron a mostrar sus garras. Tanto Telefe como El Trece estrenaron el pasado lunes dos programas en su prime time: el segmento más determinante de la televisión y el que puede establecer quiénes serán los ganadores y perdedores del año. La señal de las pelotas apostó por El primero de nosotros (lunes a jueves a las 21:45), una ficción nacional; y el canal de Constitución, por su parte, puso sus fichas en El hotel de los famosos (lunes a sábados a las 22:15), un reality de convivencia.
El primero de nosotros podría competir en el rubro de ficción televisiva argentina más promocionada de los últimos años. Con adelantos al aire desde enero, juntó una creciente expectativa de las autoridades del canal y la audiencia. Como para darle un valor emocional extra, en los últimos días se supo que el recientemente fallecido conductor y productor Gerardo Rozín había acercado la que por ahora es la idea que conforma la trama principal del ciclo: el diagnóstico médico del personaje de Benjamín Vicuña. Como una triste ironía del destino, Rozín recibió el mismo diagnóstico después de haber imaginado la historia para una ficción.
En el envío –la primera tira de ficción de Telefe desde 100 días para enamorarse–, un grupo de seis amigos recibe la noticia del diagnóstico de tumor cerebral de Santiago (Acuña), lo que los motiva a mantenerse unidos para acompañar su tratamiento. Ese acercamiento permite conocer las historias de cada uno de ellos, que oscilan entre dificultades para maternar, traumas para conseguir pareja estable, violencia de género en parejas y sexualidades ocultas. Tanto en el mencionado 100 días para enamorarse como en títulos anteriores –otro ejemplo claro es la miniserie Pequeñas Victorias–, Telefe logró hacerse eco de diversas problemáticas y/o visibilizar historias que acompañan cambios sociales y se desentienden de mandatos caducos. Resulta prometedor y saludable ver estas temáticas en el centro de una ficción programada en el prime time.
El elenco protagónico lo completan Luciano Castro, Mercedes Funes, Damián De Santo, Paola Krum y Jorgelina Aruzzi. Castro oficia de conquistador que, lejos de hacer gala de sus prácticas, las vive como un trauma: quiere una pareja estable y no la consigue (es interesante cómo uno de los principales atributos de la masculinidad patriarcal es construido como un problema); Mercedes Funes sufre permanente maltrato psicológico por parte de su esposo, un sorprendente Sebastián Presta, en tanto que Damián De Santo es un marido y padre de familia que tiene un oculto deseo por otros hombres y Paola Krum es una novia a punto de casarse que, lejos del amor por su futuro esposo, ama en secreto al personaje de Benjamín Vicuña. El cruce de parejas entre los amigos no podía faltar, claro. Por último, Jorgelina Aruzzi compone el personaje de una mujer que quiere maternar pero no tener una pareja y a partir de ese punto medular transita diversas dificultades.
El hotel de los famosos, por su parte, es un reality al estilo de Gran hermano pero con algunas singularidades. Lo protagoniza un grupo de 16 famosos, con grados de celebridad que van desde Silvina Luna y Leo García a ilustres desconocidos de fama parental o vencida. Conviven en un hotel en el cual la mitad es huésped y la otra mitad trabajadores, alternándose en dichas funciones. Ellos se nominan, el público elige, el morbo florece.
Está a cargo de la conducción Carolina Pampita Ardohain, en lo que resulta su segunda experiencia en un canal líder luego de la aventura fallida de Pampita online en Telefe –que después continuó sin mucha audiencia ni repercusión en Net TV–. La acompañan el “Chino” Leunis, con variada experiencia en envíos de entretenimientos y realities, y un variopinto plantel de entrenadores que trabajan con los participantes en los distintos servicios que brinda el hotel. Incluye desde el productor y guionista teatral José María Muscari al experiodista Juan Miceli, hoy reconvertido en paisajista.
El programa se articula en torno a un juego de destreza física por equipos que distribuye premios y castigos: los ganadores disfrutan del hotel como huéspedes y quienes pierden desempeñarán los roles de trabajo –limpieza, servicio, cocina, parque, etcétera–. Como suele decir Beto Casella en su programa, parte del atractivo de los reality con famosos es el placer morboso del público de ver sufrir a las celebridades y, en momentos de crisis, constatar cómo transpiran para sobrevivir.
Justamente, el plantel de famosos es uno de los elementos que más se presta para la ironía y los memes. Entre ellos encontramos figuras que hasta hace días eran parte de otros ciclos de éxito, como Silvina Luna o Walter Queijeiro, y a exparticipantes de MasterChef Celebrity, su competencia directa, como Alex Caniggia. También aparecen personajes que hace mucho no tienen pantalla, como Pato Galbán y Sabrina Carballo, e incluso encuentran espacio ilustres desconocidos como Melody Luz, una exbailarina de ShowMatch, o Imanol Rodríguez, hijo de Miguel Ángel Rodríguez. Como en los planteles de fútbol, están los que van al póster y los que completan la lista.
En su primera semana al aire ambos ciclos funcionaron muy bien en términos de audiencia: El primero de nosotros (14,5 de promedio) viene siendo lo más visto del día en la TV de aire y El hotel de los famosos (12,5) alcanza el tercer puesto de esa lista, pero es el de mayor rating de El Trece –cabeza a cabeza con Los ocho escalones del millón, a cargo del siempre rendidor Guido Kazca– y mantiene una competencia directa palmo a palmo con MasterChef Celebrity 3, algo hasta hace muy poco inimaginable para la alicaída grilla de El Trece. Si bien hay que esperar unas semanas para que los números y los ciclos se asienten, la respuesta inicial del público y la efectividad del melodrama y el morbo llevados con oficio parecen augurar un buen año –en términos de rating– para las dos propuestas. «