Con voz suave y un decir pausado, Susana Baca reflexiona acerca de todo aquello que inspiró Palabras urgentes, su último trabajo discográfico que por estos días oficia como excusa para iniciar una gira que la traerá a Tucumán, Córdoba, Rosario, Mendoza, La Plata y Buenos Aires. No sólo las ganas de seguir ofreciendo su arte, sino también una fuerte necesidad de expresar otros sentimientos fueron la fragua del álbum de la gran cantante y referente cultural latinoamericana. “Aquí en el Perú los problemas, la corrupción, los políticos mentirosos, son cosa cotidiana. Pero en mis viajes, en entrevistas en Inglaterra o en Alemania, las personas me decían que allí también lidian con esos temas. Todo está contaminado”, opina y suspira la mujer que, en muchos sentidos, es una de las voces más importantes de su país.
Entre otras cosas, Baca menciona cómo, durante los últimos comicios peruanos, un partido de derecha arengaba a matar campesinos. “Yo tenía una indignación, una rabia, un dolor… Mucho dolor. Y así nacen las palabras urgentes”, sintetiza. Con una vida dedicada a la música, criada en una estirpe de artistas de raíces afro, la cantante transitó su juventud durante los años 60 y 70, una época que también dedicaría a la docencia y a los temas sociales. Entre esa otra Latinoamérica posible y la crisis actual, la heredera de Chabuca Granda y varias veces ganadora de los premios Grammy profundizó su vocación como intérprete, fundó una escuela de música para rescatar la diversidad multicultural del Perú y fue nombrada, durante el gobierno del expresidente Ollanta Humala, Ministra de Cultura de su país: un hito como mujer y como afrodescendiente.
Palabras urgentes condensa ese compromiso inquebrantable pero también la novedad de su contexto. Hay temas que para Baca se resignifican: desde las luchas feministas hasta la necesidad de seguir combatiendo al racismo. Algunas de las composiciones elegidas para dar cuenta de todo eso son “Cambalache” y “Juana Azurduy”. En su versión, el tango de Discépolo menciona a Alberto Fujimori y los cien años problemáticos y febriles, son los del nuevo milenio: “¿No tiene vigencia esa canción? Estamos en el siglo XXI y ese tango sigue siendo actual. Yo lo escuchaba en la radio, a mi madre le encantaba el tango, ella lo bailaba y en las fiestas le hacían rueda para verla. Ella me ha hecho escuchar los tangos más increíbles en mi primera infancia, así que yo tengo esa formación en mi espíritu”, comparte Baca, que también sumó en este disco “Milonga de mis amores”, de Pedro Laurenz y José María Contursi.
En cuanto a la célebre canción de Ariel Ramírez y Félix Luna, la cantante comparte: “Juana Azurduy y Micaela Bastidas fueron unas líderes que lucharon por la independencia de América y por un mundo mejor. Incluir la canción ‘Juana Azurduy’ es un homenaje a ellas y a otras mujeres que no son nombradas. Por ejemplo, hay una señora afroperuana, Catalina Buendía de Pecho, que luchó y murió en la guerra con Chile. La reconocieron hace un año, con un monumento. Esas mujeres increíbles son ninguneadas por la historia”. De todo lo que le dejó conocer a Chabuca Granda, Baca recuerda: “Ella fue muy significativa. Yo era jovencita y no quería seguir cantando las cosas que se decían en la música sobre la mujer, que somos unas víboras o eso. Después de escuchar las letras de Chabuca, ¿cómo vas a cantar cosas sin sentido?”.
En lo estrictamente sonoro, la cantante vuelve a recrear, en este trabajo, ese tamiz entre la tradición de Latinoamérica y una escucha más aggiornada, en este caso del productor Michael League, bajista al frente de la banda de jazz-fusión Snarky Puppy. “Michael vino a mi casa, se quedó por un tiempo y fuimos grabando todos esos temas”, recuerda con amorosidad Baca. “Él es muy talentoso y de un espíritu abierto: fue encontrando instrumentos y la gente que los tocara y que quisiera grabar en mi disco. Fue un encuentro maravilloso con jóvenes talentos”.
En tiempos globalizados, los años 90 dieron lugar al furor de la world music que, más allá de lo heterodoxo del término, permitió que grandes artistas como Susana Baca llegaran a las nuevas generaciones. De la mano de David Byrne, quien a mitad de aquella década la fichó para su sello, la peruana llegó a músicos jóvenes de distintas escenas que también permearon su propuesta, y así se dieron colaboraciones con María Rita, Calle 13 o Wendy Sulca. “Estoy haciendo un trabajo con jóvenes del Perú y me encontré con Lobo Gris, que hace hip hop y rap, y lo veo como la nueva canción de denuncia política: él canta ‘Quemarlo todo’. Porque nada de lo que hay debería seguir viviendo de acuerdo a lo que está ocurriendo políticamente en el Perú. Los jóvenes están molestos, están hartos de la mentira, y están componiendo cosas como esas”, cuenta la cantante.
Baca, que en este tour se presentará en Buenos Aires junto a Raly Barrionuevo, menciona experiencias similares con artistas de nuestro país: “Micaela Vita me invitó a un show muy especial y canté con ella en la Ballena Azul. Hicimos una zamba linda, y cuando estábamos en el camerino, cuando ya habíamos entregado nuestro corazón y cumplido con el público, los chicos empezaron a bailar. ¡Y todos sabían bailar la chacarera y la zamba, y todos lo hacían bien! Ustedes tienen un trabajo muy hondo en el folklore: estamos recordando a Mercedes (Sosa), a (Jorge) Cafrune, entre tantos. Yo siento que la juventud argentina nos muestra a los latinoamericanos que hay que volver a la raíz y partir de la raíz, y eso es muy bueno para nosotros”.
Susana Baca
La cantante peruana presenta su disco Palabras urgentes. Miércoles 24 en Rosario. Viernes 26 en el Teatro Coliseo Podestá, Calle 10 Nro. 733, La Plata; y sábado 27 agosto junto a Raly Barrionuevo, en el Teatro Opera, Av. Corrientes 860.