–Muchas gracias por la nota, Sofía.

–Gracias a ustedes.

–Ojalá para la próxima podamos hacer la entrevista en persona.

–¡Ojalá! El encierro se hace difícil, pero cada vez hay más casos.

(Tiempo Argentino-Sofía Gala, entrevista realizada en 2020)


Casi un año después la pandemia sigue mandando. Los records de contagios, camas de terapia intensiva ocupadas y muertes se suceden casi a diario. Es necesario achicar el avance del virus y la única forma de lograrlo es restringiendo la circulación de humanos. Mientras tanto, el plan de vacunación avanza y también la esperanza de ir dejando atrás una pesadilla que hace poco más de un año atrás era inimaginable. El encuentro con Sofía Gala Castiglione es, entonces, a distancia. Pero sin las coreografías de Zoom, Meet, WhatsApp ni otras aplicaciones similares. Mediante la vieja ceremonia del teléfono y de línea, para ser más precisos. La imposición epidemiológica impide, entre otras cosas, ver los ojos abismales de Sofía y sus manos afiladas haciendo mil y un malabares en el aire para subrayar alguna idea.

La comunicación presencial es irremplazable. Sin embargo, hay algo real en la magia del teléfono que va más allá de los espejismos de la nostalgia. Acaso sentirse menos observado favorezca la reflexión y algunos tonos más profundos. Es un día otoñal y frío. Las hojas secas se agolpan en cada rincón del universo y el sol alumbra, pero parece distante. Del otro lado de la línea, Sofía (34 años) parece haber encontrado un equilibrio –quizás fugaz, como casi todo equilibrio– entre su entusiasmo crónico y dejar que algunas cosas se acomoden solas. O no se acomoden y obrar –como mejor se pueda– en consecuencia.

Este jueves se emitió el primer capítulo de El oficio de la inspiración, el flamante ciclo de cine documental de Encuentro que cuenta con la conducción de Sofía Gala Castiglione. Al menos por ahora, esta aventura no surge desde la necesidad de desarrollar una carrera como presentadora televisiva. La nena que nació como una celebridad sin quererlo, enfrento casi todo y a casi todos, se trasformó en una actriz prestigiosa que sabe lo que quiere y conoce el medio. Por eso, esta oportunidad surge como una extensión natural del placer por ejercer su gran pasión por el cine. Esta vez no como actriz, pero en un canal que prescinde de las polémicas vanas y las indignaciones de cotillón que coparon gran parte de la gramática televisiva.

“El cine es el amor de mi vida –sentencia–. Pero no se trata sólo de leer guiones, trabajar un personaje y formar parte de un proyecto grupal que demanda de miles de detalles y esfuerzos. Toda esa magia me resulta impostergable, obvio. Pero también me apasiona ver cine, pensarlo, debatirlo. La pandemia también nos sacó bastante de eso. Hoy nos perdemos la ceremonia de ver una película en una sala y también del placer de ir con amigos y charlar de la peli antes y después. Eso es impagable. En los ’70 los espacios de cine debate eran una costumbre muy extendida. Por eso cuando me hicieron la propuesta de sumarme a El oficio de la inspiración dije que sí enseguida. No se trata de presentar una película o documental: apostamos a repensar lo que vimos, enriquecernos nosotros y los televidentes.”

–El streaming favorece experiencias más solitarias en las que se pierde, entre otras cosas, la reflexión compartida.

–Ni hablar. Hace muy poquito Netflix agregó una función con la que ellos te dicen qué vas a ver. Vos delegas todo: hacés un clic y listo. Ya ni siquiera te inducen con lo que te muestran primero. Se fue todo al carajo.

El oficio de la inspiración se desarrolla a partir de ocho películas y/o documentales que retratan la vida y obra de artistas de las más diversas disciplinas y latitudes. Pasarán por el ciclo Elis, la voz de Brasil (Hugo Prata, sobre Elis Regina), 327 cuadernos (Andrés Di Tella, sobre Ricardo Piglia), La coherencia del caos (Anahí Farfán, sobre Luis Felipe Noé), Yo, la peor de todas (María Luisa Bemberg, sobre Sor Juana Inés de la Cruz), Aute retrato (Gaizka Urresti, sobre Luis Eduardo Aute), Un tango más (Germán Kral, sobre María Nieves Rego y Juan Carlos Copes), Varda por Agnès (Agnès Varda, sobre Agnès Varda) y Kubrick por Kubrick (Gregory Monro, sobre Stanley Kubrick).

–¿Qué es la inspiración para vos?

–Creo que tiene que ver con la pulsión de vida. Con cierta actitud, capacidad o necesidad de conectarte con algo y verlo de otra manera. Algo que quizás te cruzas todos los días durante años, lo tenés a la vuelta de tu casa y lo ignoraste siempre. Cuando estás mal y ves todo negro se hace muy difícil. No podés encontrar algo movilizante ni aunque te choque de frente. Por eso, quizás, también la inspiración es un ejercicio. Se necesita salir a buscarla. La inspiración también es una lucha personal y diaria.

–¿Cómo?

–Me refiero a que de alguna manera exige pelearla. No es algo dado o fruto de algo mágico. Por supuesto que ciertos contextos la favorecen. Pero de ninguna manera la garantizan. Como el estado de ánimo. Muchas veces la vida, el mundo y/o las circunstancias te tiran para abajo. Entonces hay que abrazarse a lo que uno pueda. Hacerle la comida a los hijos, el cielo, una canción, una poesía… Si no podés conectar con la vida la inspiración se muere. A veces incluso en lo malo podés encontrar esa chispa creadora. Pero algo adentro tuyo tiene que estar buscando. Todo esto que digo está en la vereda opuesta al new age. Detesto esa mierda. Tampoco digo que lo malo es malo. Lo malo es una mierda. Durante la pandemia me deprimí, perdí laburos, guita… Pero le pongo garra para reconectar. Es la única que queda. Y recordando siempre que hablo desde el lugar de privilegio que implica tener techo, comida y un espacio calentito.

El oficio de la inspiración le ofreció a Sofía Gala Castiglione la oportunidad de reencontrarse y repensar a artistas de diversos orígenes. Pero también la ayudó a fortalecer una convicción: “Todas las películas del ciclo me interesaron, algunas más que otras, obvio, por diferentes motivos. Pero algo que reconfirmé hasta la médula es que Agnès Varda es la mejor directora del planeta Tierra y alrededores. Soy fanática de la nouvelle vague, pero ella encontró un estilo único enfrentando todo tipo de adversidades. Ya de por sí, por ser mujer, le tiraban poco o nada de guita de presupuesto para sus películas. Hizo de todo y con lo que tenía. Desde la mítica Cleo de 5 a 7 hasta un documental sobre los vecinos de su cuadra. Todo con una sensibilidad y audacia increíbles. Podía filmar a un conocido de la esquina o a un gran actor y siempre encontraba algo valioso. En Dos años después se engancha con una papa con forma de corazón y, contra muchos pronósticos, es una obra de arte. La ves y no lo podés creer. Todo diccionario debería ilustrar la palabra inspiración con una foto de Agnès Varda.”

...
(Foto: Canal Encuentro)

–¿La inspiración y la vida, entonces, se trataría de que cada uno encuentre su papa con forma de corazón?

–Algo así (risas).

Mientras tanto, los días transcurren, el frío aumenta, la pandemia también y el debate sobre las imposiciones de la presencialidad en los colegios de la Ciudad de Buenos Aires crece. “No estoy mandando a los chicos al colegio. Al menos por ahora. Por el momento puedo estar en casa, ellos estudian por Zoom y nos arreglamos. Entiendo a algunos padres que no tienen opciones, no quiero ser cerrada. Pero todo lo que pueda hacer como ciudadana para colaborar para que esta pandemia sea menos terrible lo voy a hacer. A esta altura todos tenemos gente cercana que se enfermó o lago más. Algunos creen que porque desde hace muchos años cuentan con una prepaga de primer tienen a su disposición una cama de terapia intensiva vacía esperándolos si así lo necesitan. Sabemos que no es así, que las terapias están saturadas o al borde de la saturación, y que eso es igual para todos. La pandemia exige solidaridad y pensar en los demás. Siempre recordando que no todos disponen de los mismos medios para enfrentarla. Pero el enemigo es el virus y hay que hacer que circule menos. Por eso yo acato. Más allá que como casi todos voy viviendo las circunstancias día a día y, sobre todo, espero que la situación mejore para que todos podamos hacer una vida un poco más normal”.


–Muchas gracias por la nota, Sofía.

–Gracias a ustedes.

–Ojalá para la próxima sí todo esto haya quedado atrás y podamos  hacer la entrevista en persona.

–¡Ojalá! Cada vez hay más y más casos, esperemos que aunque sea de a poco todo vuelva a la normalidad.

(Tiempo Argentino – Sofía Gala, entrevista 2021).


El oficio de la inspiración

Ciclo de cine documental. Conducción: Sofía Gala. Jueves a las 21 por Encuentro.



Un cambio de cabeza

La pandemia golpeó con particular énfasis a la industria audiovisual. Pero dentro de ese contexto, Sofía Gala Castiglione se las arregló para participar de diversos proyectos. A principio de año formó parte del rodaje final de la segunda temporada de El Tigre Verón, la cual llegará a la pantalla de El Trece en los próximos meses. Por otra parte, es la protagonista de Cadáver exquisito, el drama erótico de Lucía Vassallo que tuvo muy buena aceptación en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Oporto (Portugal) y espera encontrar las salas abiertas de nuestro país este año. Entre tanto, aguarda la nueva fecha de rodaje de dos películas: «no quiero adelantar más, últimamente me puse muy cabulera».
Pero la desaceleración de la actividad también le ofreció una oportunidad hasta hace poco inimaginada: “Siempre me vi como una actriz, una herramienta para contar una historia. Pero en este tiempo empezamos a filmar con mi amigo, director, poeta y genio César González (también conocido como Camilo Blajaquis) algo que no diría que es una película. Es un experimento cinematográfico mega ultra experimental que me apasiona y me dio ganas de abrir otras puertas. Participan de alguna u otra manera varios amigos que son como una familia para mí, de esos que te hacen bien al alma y la cabeza. Como Sergio Rotman y Mimi Maura, por ejemplo. Veremos si lo que filmamos llega alguna vez a la gente y cómo. Pero a mí ya me cambió la cabeza.”


La ridiculez del sistema que rige el mundo

“¿Qué fue lo más absurdo que hice en la pandemia? Al principio del año pasado compre una enorme cantidad de papel higiénico, fideos, latas de conserva y leche en polvo. Todavía tengo un montón de casi todo. Hoy mis hijos ven leche en polvo y lloran (risas). Fue bastante estúpido, lo sé. Los suministros de comida no se cortaron nunca. Pero cuando tenés hijos te pega la necesidad de proteger antes que nada. Yo antes era muy desbolada y cuando dejé ese período atrás me hice muy obsesiva de la organización. Es difícil no pasar de un extremo a otro. En algún punto la pandemia me ayudó a dejar aunque sea un poquito atrás la fantasía de que uno maneja todo. Creo que esa es su gran enseñanza. Si los chicos no terminaron una tarea o no se bañaron un día, ahora sé que sobreviviremos. Antes me parecía que no (risas). Además… (reflexiona).
–¿Además qué?

–Volviendo a lo ridículo… Igual, nada de lo que haya hecho yo supera la ridiculez intrínseca del mundo. Vivimos en un sistema que nos aliena. Cualquier cosa que haga yo es nada al lado de la absoluta ridiculez del sistema que rige el mundo y de gran parte de la raza humana.
–Esa frase podría ser de Sergio Rotman.

–Por algo somos como hermanos. Ciclo de cine documental. Conducción: Sofía Gala. Jueves a las 21 por Encuentro.



Un cambio de cabeza

La pandemia golpeó con particular énfasis a la industria audiovisual. Pero dentro de ese contexto, Sofía Gala Castiglione se las arregló para participar de diversos proyectos. A principio de año formó parte del rodaje final de la segunda temporada de El Tigre Verón, la cual llegará a la pantalla de El Trece en los próximos meses. Por otra parte, es la protagonista de Cadáver exquisito, el drama erótico de Lucía Vassallo que tuvo muy buena aceptación en el Festival Internacional de Cine Fantástico de Oporto (Portugal) y espera encontrar las salas abiertas de nuestro país este año. Entre tanto, aguarda la nueva fecha de rodaje de dos películas: «no quiero adelantar más, últimamente me puse muy cabulera».
Pero la desaceleración de la actividad también le ofreció una oportunidad hasta hace poco inimaginada: “Siempre me vi como una actriz, una herramienta para contar una historia. Pero en este tiempo empezamos a filmar con mi amigo, director, poeta y genio César González (también conocido como Camilo Blajaquis) algo que no diría que es una película. Es un experimento cinematográfico mega ultra experimental que me apasiona y me dio ganas de abrir otras puertas. Participan de alguna u otra manera varios amigos que son como una familia para mí, de esos que te hacen bien al alma y la cabeza. Como Sergio Rotman y Mimi Maura, por ejemplo. Veremos si lo que filmamos llega alguna vez a la gente y cómo. Pero a mí ya me cambió la cabeza.”


La ridiculez del sistema que rige el mundo

“¿Qué fue lo más absurdo que hice en la pandemia? Al principio del año pasado compre una enorme cantidad de papel higiénico, fideos, latas de conserva y leche en polvo. Todavía tengo un montón de casi todo. Hoy mis hijos ven leche en polvo y lloran (risas). Fue bastante estúpido, lo sé. Los suministros de comida no se cortaron nunca. Pero cuando tenés hijos te pega la necesidad de proteger antes que nada. Yo antes era muy desbolada y cuando dejé ese período atrás me hice muy obsesiva de la organización. Es difícil no pasar de un extremo a otro. En algún punto la pandemia me ayudó a dejar aunque sea un poquito atrás la fantasía de que uno maneja todo. Creo que esa es su gran enseñanza. Si los chicos no terminaron una tarea o no se bañaron un día, ahora sé que sobreviviremos. Antes me parecía que no (risas). Además… (reflexiona).
–¿Además qué?

–Volviendo a lo ridículo… Igual, nada de lo que haya hecho yo supera la ridiculez intrínseca del mundo. Vivimos en un sistema que nos aliena. Cualquier cosa que haga yo es nada al lado de la absoluta ridiculez del sistema que rige el mundo y de gran parte de la raza humana.
–Esa frase podría ser de Sergio Rotman.

–Por algo somos como hermanos.