El último disco de Sofi Álvarez se titula Contraluz es un estado de ánimo y es su tercer álbum de estudio, luego de Indicio (2018) y Borde (2020). Se pudo escuchar primero a fines de 2022 en plataformas digitales, y recientemente fue lanzado en formato físico. Son siete canciones, que en veinte minutos recorren distintos paisajes poéticos que caracterizan a la compositora porteña, una de las cantantes del circuito independiente de mayor crecimiento en estos tiempos. Con producción artística de Manuel Schaller, Contraluz es un estado de ánimo incluye trombones, contrabajo, cellos, ritmos electrónicos, samples, entre otros elementos que la compositora usa para construir nuevos horizontes, más allá de su característica combinación de voz y guitarra, tratando de ir más allá de la figura de cantautora. “Me estoy soltando cada vez más, fue un proceso de más experimentación que en los discos anteriores; fue ir al estudio a ver que salía, de manera más improvisada por momentos. Abrí mi música a otras personas, otros músicos y músicas que me acompañaron, luego que los dos primeros discos habían sido una experiencia más solitaria. Pude armar un equipo creativo que me ayudó. No estar sólo con mi cabeza”, cuenta Álvarez, quien en 2022 recorrió también España para rendir homenaje a Gabo Ferro.
-¿Cuál seía el eje que une las canciones de este nuevo álbum?
– El disco se fue armando como concepto mientras se iba haciendo. Nada lo pensé demasiado previamente. Sólo llevé adelante lo que tenía adentro, pero sí, hay algo que las une. A veces una piensa que está haciendo canciones que no tienen nada que ver entre sí, pero están enmarcadas en un proceso de búsqueda, interno, que marcan de alguna manera el perfil de cada tema. Y la relación entre esas composiciones se da naturalmente. Creo que con este disco quise encontrar formas de nombrar sensaciones ambiguas, que nos pasan por encima o nacen desde dentro y no tienen una palabra para describir lo que es ese sentimiento o emoción.
-En Qué sabe la distancia hablás sobre los vínculos en la virtualidad; en Como en un barco, usas la metáfora del océano para hablar de un viaje introspectivo; en Inventar haces referencia a las amistades y otros temas también hechan luz sobre cuestiones cotidianas y que entremezclan sentimientos.
-Tenía ganas de buscar imágenes y atmósferas sonoras que describen estados emocionales que nos cruzan y a veces necesitamos explicarlos, y no es fácil. Sobre todo, quería alejarme del lugar común de la cantautora que se siente con la guitarra a cantar sus verdades, algo típico del formato de canción de autor, me parecía que había que romperlo y fragmentarla, planteando algunas dudas o verdades a medias, de esas que cambian, porque una no siempre puede explicar las cosas. Además, cuando canto también hay muchas otras voces, no sólo la Sofía que tiene certezas. La idea era hacer un recorrido por emociones variadas.
– ¿El artista es un canal para mostrar no sólo lo que le pasa, sino también lo que podría pasarle a otras personas?
-Sin dudas, totalmente. A veces, una cuenta o pone algo personal, pero si eso que cantamos es verdad o no, es lo de menos. Lo que una quiere es que eso resuene en algún hueco de la sensibilidad humana. Más allá de lo anecdótico.
-¿Cuánto tiempo te llevó hacer este disco?
– Fue un disco rápido, con menos arquitectura previa que los anteriores. Menos planeado. Lo hicimos con una velocidad, que le dio frescura. Habrán sido unas horas. Todo en una jornada
–¿Qué relación ves con tus trabajos discos?
-Yo nunca me había propuesto hacer un disco y el primero fue una invitación de alguien que le dio ganas de grabarme y acepté, medio de casualidad; fue una sorpresa, se dio de manera espontánea, y sencilla. Pero con algo que ya tenía. El segundo fue más con idas y vueltas, con arreglos más pensados, con revisiones constantes. Esta vez fue más tirar arriba de la mesa las ideas para ver qué pasa, saliera lo que saliera, sin juzgar tanto el resultado, sino disfrutar del proceso, algo que no pude hacer en los anteriores.
Palabras como sonidos y música que cuenta cosas
-¿Cómo es tu proceso creativo?
-Depende de la canción. Pero en general, casi siempre que voy al estudio tengo la base en guitarra y voz armada, y luego la adornamos. Me parecía que el diálogo entre lo que digo y la guitarra es el esqueleto donde todos los demás detalles se apoyan. Luego otros colores, otros instrumentos intentan dialogar con esa base. La letra y la música siempre es algo que escribo al mismo tiempo. Son dos relatos, pero la letra se apoya en lo que la música propone, pero también el ritmo, el tono, la respiración y musicalidad de la palabra da lugar a que aparezca un sonido acorde a eso. Buscar la musicalidad de las palabras es la guía para crear canciones. Así me pasa. Son tensiones que se acoplan. Son un diálogo.
-¿Tu estilo lo fuiste armando en base esto?
-La voz, el fraseo, está al servicio de lo que diga la canción. Me importa mucho que el timbre de la voz se ponga totalmente al servicio de lo que el tema está pidiendo. Me cuesta mucho cuando una voz, por su propia belleza, eclipsa el propio espíritu de la canción. Quizá por eso trato de ser lo más despojada posible, dejando que la voz se deje habitar por lo que la historia que queremos contar ya trae. Que muchas veces es una decoración previa a la interpretación del tema, entonces hay que respetarla y incluirla en la manera que una lleve adelante la performance.
-¿Cómo analizas tu camino artístico hasta el momento?
– Siempre me gustó tocar. Y compartir, viendo qué pasa con cada tema, para motivarme a crear algo nuevo en cada paso. Como una exploración constante. No vengo de una familia muy artística, pero me permitieron relacionarme con la guitarra desde chica. Entonces siempre canté y tuve una búsqueda personal, y estar donde estoy ahora es consecuencia de eso. También toque percusión muchos años, todo sin estudiar. Me surgió la búsqueda de manera natural, como un camino. Y además siempre fui lectora ávida de poesía, estudié Letras, por lo que tengo una relación con la palabra. Pero siento que lo académico me ayudó, pero puede ser una traba si te condiciona, pero yo aprendí a darme libertad. Yo escribo siempre sin pensar en géneros literarios, sino que dejo salir lo que siento.
Sofi Álvarez
Presenta su último disco Contraluz es un estado de ánimo, en un recital que compartirá con el músico Germán Roffler. Viernes 12 de mayo a las 20 en Nempla, Guevara 402.