Con mucho recorrido en la industria, más de 15 años en distintos roles detrás de cámara, decidió que para sus películas usaría un pseudónimo, para jugar con el enigma y que no lo asocien con otros creadores con los que colaboró.
Es conocido como Who y le gusta que así lo nombren. “No importa quién soy. Solo importa el trabajo que hago. Prefiero que así me llamen, como mi alterego cineasta, igual todo el mundo sabe mi nombre en el ambiente, pero prefiero que no lo pongas en la nota” pide este director, y se respeta su decisión.
Sin salida está protagonizada por Minerva Casero (hija de Alfredo), Laura Novoa, Fabián Arenillas, Gustavo Bassani, Esteban Bigliardi (los nombres más conocidos) y Juan Chapur, quien viene de destacar el rol de Checho Batista en la Serie de Maradona (de Amazon) y en este caso también tiene un rol importante entre los secundarios. “Es un tema fuerte, pero que me parece importante abordar, y el cine puede hacerlo”, admite el creador.
El director comenzó su carrera con Mala fortuna, un corto de 2004. Su primer largo fue la comedia Soy tu karma, donde trabajó con Florencia Peña, Ana María Orozco, Liz Solari, Boy Olmi, Leonora Balcarce, Willy Toledo, Gino Renni, Silvia Pérez y Luisa Kuliok. A partir de esa ópera prima, Who dirige y produce otros largometrajes como Esencial y Vesania, en 2020, y un año después estrenó Causalidad, donde mostró su calidad y búsqueda estética, siendo esta película la primera realizada en plano secuencia sin cortes del país.
-¿Cómo es la génesis de este film sobre un tema tan potente y lamentablemente tan presente hoy en día?
-Un guionista amigo me pasó un cuento sobre una chica que salía a correr, y parecía que alguien la perseguía: era una idea que tenía para una escena y me dijo que la leyera porque quizás me servía como disparador para algo. Así fue. Apenas lo leí me pareció que había que hablar de las redes de tratas y que es lo que pasa con eso, que es tan difícil de desarmar. Vimos muchos casos, investigamos bastante, y es algo muy profundo. Más allá del Caso Loan, que es reciente y puso esto en agenda, no había tanta información con respecto a ese tipo de delitos. Encaramos el proyecto antes de que haya algo que lo narre y nos obligamos a contarlo de la mejor manera para englobar todo tipo de víctimas. El cine es un lenguaje, entonces queríamos ver qué recurso era el mejor para en un personaje, poder englobar muchas víctimas de este tipo de situaciones.
-¿Cómo fue la elección de los actores? Es uno de los fuertes de la película, si dudas.
-Siempre hago casting, más allá de que tal o cual actor o actriz haya trabajado antes o no conmigo. Porque me gusta ver si encaja o no con el nuevo personaje que nos toque desarrollar. Con Laura Novoa y Fabián Arenillas ya había trabajado; Laura estuvo en la anterior y Fabián estuvo en cuatro proyectos conmigo y aprovecharon esa ventaja que les daba saber lo que pido, entendieron lo que yo quería de sus personajes por conocerme. Minerva y Gustavo hicieron muy bien en las pruebas de cámara, más allá que a mí me gustaba la química que habían mostrado en Iosi, el espía arrepentido, donde me parecía que habían hecho muy buen trabajo: se ganaron su lugar y no me defraudaron. Aportaron mucho, como el resto del elenco. Trabajo muy fuerte con los actores en la construcción de los personajes, para construir en conjunto la historia previa de cada uno de los roles. Hago ensayos individuales y grupales, para que no falten recursos y todo quede con la impronta que necesite la narración.
-¿Cuánto tiempo te llevó hacerla?
-Soy muy meticuloso para lograr que todo sea como se merece la historia. El cuento inicial me habrá llegado hace tres años a las manos: pero desde que tuve el guión terminado creo que la hicimos en un año y medio Fue bastante rápido y quedó como queríamos. Filmamos en Capital, en Avellaneda, en Lomas de Zamora, pero por la magia del cine parece que recorrimos todo el país. Estuvo en festivales, ganó premios en Roma, y ese recorrido nos atrasó el estreno comercial, pero está bueno el reconocimiento. Cuando uno hace una película de este estilo quiere que la vea todo el mundo y que esté lo mejor hecha posible, porque son temas sensibles y tiene que tener cierta potencia narrativa para que deje una huella o lo intente al menos. La idea siempre es dejar algo en el otro. Los festivales son un canal de llegar a más personas. Cuando la hicimos nunca pensamos que se vería en India y tendríamos una muy buena crítica en una cultura tan distinta, pero bueno son cosas que pasan y vale la pena todo el tiempo que le dedicas.
-¿Estrenar hoy en día es casi un milagro?
-Todo el contexto es muy complejo. Mis películas hablan de la oscuridad humana, como todos tenemos cosas buenas y cosas malas, y como lo que nos rodea determina las decisiones que se toman, muchas veces siendo violentos y deshumanizados. La mente humana es un enigma del cual hay que hablar y como sociedad debemos reflexionar, y el arte, en este caso el cine, tiene los recursos para permitir esa mirada sobre lo que pasa o podría pasar. Hacer cine es invitar a compartir historias, es una mirada sobre lo que quizá no vemos o no imaginamos. Todas las películas tienen mucho trabajo detrás, a nivel emocional y artístico, pero a veces hay sectores que no entienden lo que significa poder hacer una película y que genera en la cultura de un pueblo. El cine necesita financiación: privada o pública, pero necesitan que alguien apueste por esa historia. Solo Hollywood o Bollywood puede darse el lujo de esperar recuperar por la taquilla. El resto tenemos que creer en algo para convencer a otros que vale la pena. Hay formas, podemos hablar de cómo mejorarlas, pero no podemos dejar morir nuestro cine. Hay que apostar por este lenguaje
-¿Una película cómo esta ayuda a entender el poder del cine?
-Sin dudas. Inevitablemente te invita a pensar, a identificarte, a ponerte en el lugar de otros. Eso pocas cosas lo logran. Sea una comedia o un drama, siempre hay algo de lo local, de lo cercano, y el cine es una buena forma de acercarlo. El cine es ese puente de unión que a veces en otros ámbitos son tan difíciles de construir. Hay que afilar el ojo disruptivo para contar de maneras distintas, diferente tipos de historias, eso es lo que aspiro. Quiero que esta temática se difunda, que se siga hablando de las atrocidades que pasan cuando alguien cae en la garras de estas redes. Cuando salgamos de la cartelera, intentaremos seguir mostrándola en universidades y centros culturales, para poder ayudar de alguna manera, para sumar un granito de arena, para que algo cambie. También estoy en un proyecto para hablar sobre la tercera edad y en otro caso estamos preparando una historia para hablar de la violencia de género, para ver si podemos aportar otros puntos de vista. Hay que sacar a flote estos temas.
Sin salida
Una película de Who. Con Minerva Casero, Laura Novoa, Fabián Arenillas, Gustavo Bassani, Esteban Bigliardi y Juan Chapur. En cines.