A más de treinta años de su partida, la impronta de Federico Moura sigue estando presente con la fuerza de quienes crearon y dejaron un legado duradero. Como otra de las formas de ese permanente recuerdo, recientemente llegó a las librerías Sin disfraz, un libro a cargo de Damián Carcacha que rescata aspectos no conocidos del ex cantante y frontman de Virus.

El material, que funciona como un homenaje a su figura en el mes de su cumpleaños (de estar entre nosotros, hubiera cumplido 70 años el 23 de octubre), exhibe una investigación que por medio de unas cincuenta entrevistas desentraña al Moura antes de ser conocido por las masas en los ‘80. En ese aspecto, se vuelven vitales los  testimonios de sus compañeros del jardín de infantes, primaria y secundaria, los que cursaron con él la carrera de arquitectura en la Facultad de La Plata, pero también sus compañeros de las bandas Dulcemembriyo y Las Violetas, sin dejar de lado a quienes fueron compradores de los artículos de su tienda de ropa (bautizada Limbo, ubicada en pleno centro de Buenos Aires), entre muchos otros que cruzaron de una u otra forma su camino con el cantante platense.

El material se completa con una serie de notas a periodistas que lo entrevistaron a Moura (Pipo Lernoud, Marcelo Fernández Bitar, Eduardo Berti, Marcelo Gasió y varios otros) quienes ayudaron al autor de Sin disfraz en su búsqueda por dar con aspectos  poco conocidos del cantante en su encuentro con los medios. “No saber qué nos deparaba el futuro con la cuestión de la pandemia le terminó siendo útil a un libro como Sin disfraz”, aclara Damián Carcacha antes de meterse de lleno en el análisis de su obra. Continúa: “Los  que participaron con su testimonio durante esos días tenían muchas ganas de hablar y eso siempre es útil para un libro. Pero más allá de eso, creo que lo que tiene este material son las ganas de dar a conocer a un Federico menos conocido, es decir al chico que no era una estrella, el de antes de Virus. Por eso creo que había que correr al Federico que era recordado por el drama que tuvo a temprana edad motivado por una enfermedad de la que se desconocía mucho en ese momento. Lo que quise hacer es contar todo lo anterior, momentos lindos de él que al conocerlos me dieron mucha satisfacción”.

El libro de Carcacha deparó un gran trabajo de investigación que atravesó etapas hasta ahora desconocidas, pero que permanecían vivas en la memoria de unos pocos. Ahí entonces reside otro de los grandes valores del material.  “El libro está dividido en dos partes. La segunda de ellas son las entrevistas que le hicieron a Federico donde cuenta la historia de Virus. Pero la primera parte, que es toda la investigación que hice sobre su vida anterior, en algún punto me costó. Había gente que hacía 50 años que no hablaba de él porque no es gente relacionada con los medios y que tuvo poco o nada que ver con el cantante pop de Virus. La investigación fue difícil pero a la vez satisfactoria porque los que no recordaban mucho me dieron datos de gente importante, y eso se transformó en un rompecabezas enorme que tuve que acomodar, como una línea de tiempo donde estaban ciertas etapas. Ahí encontramos a la escuela primaria, hasta su último viaje a Brasil antes de cantar en Virus. Recordemos que Federico comienza a cantar a los 30 años, así que tenía un montón de vida previa para contar”, sostiene el autor.

En las 260 páginas de libro, las múltiples entrevistas transcriptas constituyen un esqueleto central de Sin disfraz, donde cada uno de los entrevistados ofreció un valor en sí mismo. “En ese espacio, el criterio de quienes participarían fue como una especie de premisa de varias puntas. A todos les comentaba que mi laburo se basaba en el respeto, admiración y cariño hacia la obra de Federico. Les explicaba que no iba a entrar en aspectos en los que no tenía que meterme y porque había hablado con la madre de Moura de actuales 94 años que no me metería en la vida privada de su hijo. La cosa con cada entrevistado era no ir por el lado de su intimidad y que eso sería respetado. Por ejemplo, la desaparición de su hermano Jorge, en tiempos de la dictadura está referida, pero no entramos en detalles ni pasamos la barrera de la intimidad”.

Sin disfraz finaliza con un recorrido pormenorizado del año 1988, último periodo de Moura con vida. En ese contexto, el autor accedió a información privilegiada que le permitió rearmar las situaciones sensibles que afectaron los momentos finales del cantante. “Sí, pude tener acceso a cierta data importante. Hace ya unos años que tengo contacto con la mamá de Federico, la señora Velia Oliva, y me fue contando detalles de ese último año en la vida de su hijo. Lo que hice para el libro fue construir una especie de cronología con detalles puntuales, más que nada artísticos que tenía que ver con las presentaciones de Virus, fundamentalmente cosas que hizo para la televisión. Lo que se trató de hacer de una manera liviana y sin tanto detalle fue el tema de las internaciones que Federico tuvo, una de ellas fue unos cuatro meses antes y otra unos dos meses antes de que el fallezca, así que a ese tema se lo trató con pocos detalles. Es decir, a los detalles los tengo, pero no quería hacer foco en eso porque es lo que más se conoció de él, es decir la  temprana edad que tenía cuando sufrió lo que sufrió y la enfermedad que tuvo, a la que no pudo atacar con un tratamiento adecuado”.

A más de tres décadas de su muerte, Federico Moura sigue siendo un tótem musical para muchos, situación actual que no le escapa en absoluto al análisis final de Carcacha: “Cuando él fallece, durante los primeros diez años su figura fue tristemente olvidada. Creo que la figura de Luca Prodan y todo lo que vino después, Los Redondos y el rock chabón en los ‘90 fue más rescatado que lo que hizo antes Federico. Ahora, a partir del 2000, creo que hubo una revalorización de la carrera de Virus y de sus discos. Por eso creo que desde ese punto la figura de Federico comenzó a tomar otra dimensión con gente a la que se le notaba una influencia, como por ejemplo el caso de Miranda!, Adicta y Babasónicos, que se reconocen fans de Virus. En otros casos aparecieron situaciones de grupos que nada tenían que ver con la música de Virus que comenzaron a referenciar a Federico, así que ahí comenzó a notarse que era imposible no nombrarlo en el rock nacional. Fue alguien a quien no podemos pasar por alto a la hora de hacer un resumen del rock argentino, porque fue un tipo que fue tildado de tonto y de frívolo pero que terminó demostrando entre líneas, como sucedía con muchas de sus letras, que lo suyo era de un gran valor, inclusive mucho mayor que ciertos cantantes de protesta. Hoy Federico es reconocido a la par de muchos nombres importantes de la música de nuestro país a pesar de los pocos años en los que estuvo arriba de un escenario”.



Sin disfraz

Federico Moura: entrevistas esenciales. Un libro de Damián Carcacha. Páginas: 260. Editorial Vademecum.