Se considera un tipo afortunado y no le faltan razones. En los ’90 Sergio Verdinelli tenía 15 años y ya era el baterista de Illya Kuryaki & The Valderramas, el grupo de Dante Spinetta y Emmanuel Horvilleur. Diez años después tomó ese mismo lugar en la banda de Fito Páez, cinco más tarde formó parte del proyecto solista de Luis Alberto Spinetta y luego acompañó en vivo a Andrés Calamaro. Paralelamente, Verdinelli se transformó en uno de los bateristas fundamentales de la escena de jazz local y hoy forma parte de las agrupaciones de Juan Cruz de Urquiza, Mariano Otero y Juan Pablo Navarro, entre otros. Pero desde hace un tiempo también quiso ser el líder de su propio proyecto y por eso lanzó el disco «No me digas loco».
“La situación de estar en equipo y la camaradería que se da en un grupo de música es uno de los motores de mi vida, esté en bandas que lidera otra gente o en la mía. El tema es que soy batero, es donde he puesto la mayor parte de mi energía, y estando en esa posición lo más natural y normal es que trabaje para el grupo de alguien. Entonces, tener ahora este grupo me da la chance de no estar dependiendo siempre de que otro me llame para tocar. Hace varios años sentí la necesidad de tener algo más propio y ahora la pude concretar con este disco y este proyecto”, destaca Verdinelli.
Así fue que armó un trío con Ernesto Jodos en piano y Mauricio Dawid en contrabajo, con el que acaba de sacar el bello «No me digas loco». Un disco terminado en 2019, pero del que Verdinelli decidió dilatar su salida y probar suerte participando en el Concurso del Fondo Nacional de las Artes de Música Inédita. La fortuna le sonrió una vez más: consiguió el tercer premio y eso “trajo una inyección económica que me permitió pagarle a mis compañeros. El disco ya está disponible en Bandcamp y en junio va a salir en streaming.”
Se trata de un álbum que está decididamente marcado por el jazz. “No estoy en ninguna línea a nivel de género, de necesidad de pararme en un lugar específico. Es más, creo que en algún aspecto sueño –y sé que mucha gente piensa así– que el género esté desplazado, que cuanto menos referencia a un género tenga la música que uno hace, mejor. Ese sería un ideal para mí: poder sentirme fuera de género.”
Y aunque no se muestre de acuerdo, lo que sí le parece es que «No me digas loco» está escrito pensando en eso que hace a la base del jazz: la improvisación. “Soy baterista principalmente, y hacer y escribir música lo hago con un montón de esfuerzo, no considero que sea mi fuerte. Pero también tengo un impulso grande. Creo que uno de los focos principales del grupo es la improvisación, y desde ese lugar el disco sí es jazzero”, reflexiona sobre un trabajo que comenzó a componer en un piano y grabó en el estudio de su casa.
Hoy muchos de los proyectos de Verdinelli, como los de casi todos, están condicionados por la pandemia: “Es un gran interrogante lo que viene. La verdad es que no sé, cualquier cosa que te diga sería especulación en base a una sensación, que además es algo que puede cambiar día a día. Lo que sí puedo asegurar es que tengo la misma necesidad de siempre de juntarme con gente a hacer música, de compartir y tocar en vivo.»
Verdinelli enriqueció su mirada de la música tocando con grandes figuras del rock local: «No te imaginás cómo extraño a Luis (Alberto Spinetta). Creo que nos pasa a muchos. También estuve con los chicos de Illya Kuryaki, con Fito (Páez), con Andrés (Calamaro)… Con todos aprendí una bocha. Hoy por ahí no formo parte de manera estable del grupo de una estrella así de grande, pero siempre estoy grabando, tocando, ese mundo es parte de mi vida. De Luis soy fan, fui fan y creo que siempre seré fan. El hecho de estar tantos años en su grupo hizo que desarrolláramos un vínculo personal y fue algo hermoso. De Spinetta aprendí que siempre hay que mirar para adelante, a lo que viene, que siempre hay que reforzar el compromiso y la responsabilidad con lo que uno hace». «
No me digas loco
Sergio Verdinelli (batería /composición), Ernesto Jodos (piano), y Mauricio Dawid (bajo).