Sandman, la serie de fantasía basada en la imprescindible novela gráfica de Neil Gaiman que sigue a la entidad eterna que rige y controla el mundo de los sueños y la imaginación, estrenó este viernes en Netflix y por sorpresa un episodio adicional, dos semanas después de lanzar su primera temporada.
Mientras que aún aguarda una confirmación de renovación por parte de la plataforma líder del streaming, la serie añadió hoy un bocadillo extra en la forma de un capítulo dividido en dos partes, en un formato híbrido de acción real y animación con la participación como actores de voz de reconocidas figuras como Sandra Oh, James McAvoy, David Tennant, Michael Sheen, entre más. El episodio presenta una transposición de dos de las historias adicionales del universo de Sandman -o The Sandman-: “Un sueño de mil gatos” (animada) y “Calíope” (de acción real).
Protagonizada por Tom Sturridge como Sueño o Morfeo, entre los muchos nombres de la representación antropomórfica de una entidad metafísica, Sandman adaptó en su primera temporada los dos primeros volúmenes recopilatorios de lo que los expertos consideran una de las novelas gráficas más importantes de todos los tiempos.
De muy buenas críticas y elogiada especialmente por los fans de toda la vida de título editado originalmente por DC entre 1989 y 1996, Sandman se inspira en aquellas historias que no faltan en ningún ranking de “los fundamentales del cómic”, siempre acompañada por otros exponentes ineludibles que ya tuvieron sus adaptaciones audiovisuales como Batman, el regreso del caballero de la noche de Frank Miller, Watchmen, V de Vendetta o From Hell, de Alan Moore, por nombrar unos pocos.
La trama principal cuenta lo que ocurre cuando Morfeo es atrapado por error por una secta ocultista y encerrado por más de un siglo. Una vez libre, descubre que su reino, La Ensoñación, está derruido, que muchas de las pesadillas que había creado vagan por el mundo material a voluntad y que millones cayeron en graves enfermedades de sueño, sin despertar o vagando sonámbulos por décadas, porque él no estaba para regular el universo onírico.