“Disfrutá Baradero todo el año”, es el slogan de la localidad bonaerense que se encuentra a 142 kilómetros de la Capital Federal y a 150 de Rosario. Un buen punto de encuentro entre dos gigantes, reconocido por sus dos grandes eventos anuales: el festival de música popular y el de rock argentino. “Esta es la segunda edición a la que venimos”, dice Melina mientras su hermana la corrige diciéndole: “la tercera”. Las jóvenes son de San Pedro y están sentadas junto a su mamá, que esta vez decidió acompañarlas. “Lo bueno de este año es la fecha en la que se hace. Cuando se hacía en febrero, era una locura por el calor”, le cuentan a Tiempo sentadas en el cordón de la vereda que está justo frente a la entrada del predio donde se realiza el festival.
“Igualmente”, recuerda la hermana de Melina bajándose los lentes de sol y dándole un trago a la botella de agua que sostiene, “creo que fue en 2019 que llovió y eso le dio otra magia. Es la fecha que más me acuerdo de todas a las que vinimos”. Por los dos escenarios principales de la primera fecha de Rock en Baradero pasaron 15 bandas, perfectamente sincronizadas para que nadie se perdiera nada. El espacio es mucho más reducido que en otros festivales y la gente puede escuchar a sus bandas desde donde sea que esté ubicada, sin necesidad de trasladarse mucho.
Cruzando el Charco, banda platense nacida en 2012, fue la encargada de dar inicio a la noche baraderense del viernes 7 de abril. “Fue una experiencia nueva porque empezamos tocando de día, a las 18:20, y pudimos ver como atardecía y comenzaba a salir la luna entre la gente”, dijo el grupo sobre su performance. Ya desde esa hora se empezaron a desplegar las típicas banderas que acompañan al rock argentino donde sea que vaya.
Kapanga le dio play a la fiesta. Enloqueció a la gente con sus grandes éxitos, y el Mono y Maikel hicieron de las suyas como si no hubieran pasado l25 años ya desde que tocan juntos arriba del escenario. Hicieron doble crossover cuando el Mono fue invitado a tocar junto a Los Tabaleros unas horas antes del show, retribuyendo favores invitando a su guitarrista al escenario para cantar Indultados, porque según los músicos estos festivales son una comunión de bandas y hay que aprovecharlos para tejer redes.
La luna fue la otra gran protagonista de la noche, que se alzaba en diagonal a los escenarios y de la cual Julián Kartun de El Kuelgue quedó totalmente enamorado desde que la vio: “Pero que placer tocar esta noche frente a todos ustedes, en Baradero y con esta lunaza de testigo”, saludó el músico. Se los notaba sueltos, cómodos e hicieron bailar a todos con un repertorio de clásicos al que ya nos tienen acostumbrados. También durante el embrujo nocturno, el rusito Sujatovich comenzó el repertorio de Conociendo Rusia al mejor estilo Prince, todo vestido de blanco. Con un show repleto de hits, se destaca su banda que, se nota, son también un grupo de amigos.
El pogo más grande del Baradero se los disputan Kapanga y No Te Va Gustar. La banda de la República Oriental de Uruguay, como se presentaron ellos, pero que ya casi tienen pasaporte argentino, hizo vibrar a su público con una mezcla de temas nuevos y viejos. “Arrancamos cinco minutos antes así que tenemos tiempo para un tema más, ¿qué dice la producción?”, preguntó Emiliano Brancciari y puso a decidir por medio de un aplausómetro si tocaban la versión acústica de “Memorias del Olvido” o “Clara”. Spoiler alert: terminaron tocando las dos.
Ya por concluir la jornada por la que tambien pasaron, entre otros, Coti, Emmanuel Horvilleur, Aye Lobato y BB Asul, entre otros, el cierre estuvo a cargo de El Mató a un Policía Motorizado. Ya era la una de la madrugada, y en el show se vivió una vibra distinta. Como una canción de cuna, la banda de La Plata se encargó de generar un clima y preparó al público para una la jornada que mañana abrirá con los locales Mono Loco. Esta segunda fecha contará con la participación de Eruca Sativa, Juanse, Catupecu Machu, Nonpalidece, La Vela Puerca y el cierre que comienza a las 00.45, de Rata Blanca.