De una o de varias formas, el recuerdo de la guerra de Malvinas siempre retorna a los cines de nuestro país. Con fecha de estreno pautada para el 12 de octubre, llegará a los cines la película Puerto Deseado, el documental del director Juan Manuel Bugarín que vuelve sobre los sucesos ocurridos en las islas de una manera muy particular. En pantalla el film del realizador hace foco en la vida de Marcelo Wytrikusz, un excombatiente de Malvinas que planifica reparar un barco de poca envergadura para regresar a las Islas Malvinas sin pasaporte y plantar bandera argentina cuarenta años después de todos los sucesos acontecidos en nuestro pasado cercano.
Mientras la travesía va tomando forma, el director de Puerto Deseado coloca su cámara captando la relación del protagonista con su familia, sus recuerdos del pasado y cómo la guerra afectó su vida en por aquellos años, pero también en lo inmediato, más allá de las cicatrices que le dejó el conflicto del que fue parte con sus compañeros de armas en 1982. “Cerca de un estreno lo que se tiene es mucho del factor ansiedad porque mostrar la película con toda la gente que trabajó en ella, con familiares y con el protagonista en la sala genera mucho de eso que estoy comentando. Esta será la primera vez que la vamos a ver en pantalla grande con Marcelo, el protagonista, así que es importante para nosotros. Más allá de eso, venimos de una seguidilla importante de exhibiciones de la película porque estrenamos en el Festival Internacional de Cine de Buenos Aires (FIDBA) los primeros días de este mes, así que haber llegado ahí fue como una especie de preestreno para nosotros. Así que ahora se viene el estreno oficial en nuestra ciudad”, dice Juan Manuel Bugarín en diálogo con Tiempo Argentino desde España, algunos días antes del estreno oficial de su película entre el público local.
El génesis de un film como el que se estrenará este próximo jueves tiene su origen atrás, en el tiempo. Así lo recuerda el realizador: “Para hablar de eso debemos remontarnos al año 2015. Fue por ese tiempo que conocimos a Marcelo, el que sería futuro protagonista de la película. Fue un hecho completamente de casualidad, porque yo estaba filmando en Lanús, ya no recuerdo qué era, para la TV Pública. Me acuerdo que él era familiar de la gente que estábamos filmando, entonces él se acercó porque nos vio con la cámara, y nos contó que tenía un barco y que iba a viajar a las islas y toda la travesía que quería realizar como sueño. Todo lo que te cuento nos pareció un personaje súper simpático e interesante, así que quedamos en seguir charlando, pero por suerte el productor de ese momento tomó el número de teléfono de Marcelo y a la semana lo llamé. Nos comunicamos, le pregunté si podía ir a visitarlo, accedió y ese mismo día me mostró su lancha. Mucho de eso se ve en la película y la segunda vez que fui a su casa comencé a filmarlo, así que de esa forma comenzó un recorrido que se extendió por unos siete años de duración. Todo eso fue porque, entre idas y vueltas, montajes y filmación, fueron siete largos años hasta que se terminó. Lo bueno de todo esto es que Marcelo me dijo que participaría enseguida, porque él quería que se conozca su historia y tenía muchas ganas de ser escuchado”.
Malvinas, esa necesidad imperiosa
Trabajo de campo e intuición. Esos fueron los dos factores que pesaron en la praxis del director para llevar a buen destino una película como Puerto Deseado. “La verdad es que todo comenzó de manera muy intuitiva, me refiero al inicio de la producción y filmación de los hechos. Más tarde comenzamos a realizar un trabajo de campo, a leer libros de la antropóloga Rosana Guber, pero también a leer otros libros de ficción y novelas de otros autores. Por otro lado, también hablé con otros ex combatientes que me sirvieron mucho para empaparme del tema. Como persona era totalmente outsider del mundo Malvinas, así que para lo que estaba haciendo era un desafío estar a la altura. Concretamente, mientras filmábamos escribíamos también el guión, pero también paramos el rodaje para volver a escribir e investigar. Y luego continuamos para con ciertas cosas escritas volver a filmar en campo fértil”.
Más allá de los largos años transcurridos y los aciertos ocurridos, lo cierto es que también existieron varios contratiempos para llevar adelante el concepto de registro de imágenes. “Estuvimos muchos años filmando y la verdad es que pasamos por muchos momentos no gratos para llegar finalmente a este presente. Malvinas y todo lo que rodea al conflicto es un tema muy difícil, sobre todo si no viviste en ese tiempo tan complicado, siempre teniendo en cuenta que es una situación que cuando se pone en la mesa coloca a todos los participantes de manera sensible, delicada. Para mí fue muy claro poder pararme en una historia muy particular, la de Marcelo. No quise como director abarcar todos los hechos de Malvinas porque sería poco probable de realizar, sino que quise empatizar mucho con él y tomar retratos íntimos de su persona. Agarrarme de eso fue importantísimo para mí porque me contuvo mucho durante todo el proceso de la película. Otra cosa tuvo que ver con el rodaje, que fue lento, porque yo iba con propuestas de guión, de escenas que teníamos pensadas y tal vez Marcelo ese día no quería realizar tal o cual propuesta o tenía algo mejor para hacer. De todas formas, siempre fue abierto para no imponerle escenas, de manera que esas cosas hacían que determinadas dinámicas fuesen más lentas. Había día que no filmábamos o lo que registrábamos era descartado, lo cual hacía lento el proceso. El gran desafío de toda esta producción fue tener paciencia y saber que lo que se buscaba tal vez no iba a estar en ese momento. Más allá de eso, durante todos estos años generamos una linda relación y hasta sin rodaje de por medio tuvimos largas charlas amistosas. El desafío fue tener un rodaje sin límite de tiempo, pero creemos haber alcanzado los objetivos que nos propusimos”, concluye el director Juan Manuel Bugarín.
Puerto deseado
Director: Juan M. Bogarín. Duración: 74 minutos. Estreno: 12 de octubre. En cines
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