Esta noche a las 21 se entregarán los premios Martín Fierro a la televisión abierta argentina. El evento podrá verse por Telefe y, como todos los años, más allá de ver ganadores y perdedores, oficia como un escenario desde el cual analizar el último año de la industria.
Las nominaciones de esta edición muestran una limitada renovación del star system local con los reiterativos nombres de Mirtha Legrand, Moria Casán, Marcelo Tinelli, Telenoche y Polémica en el bar, aunque también aparecen las apuestas más creativas del año pasado como 100 días para enamorarse, Sandro de América, la serie y El Marginal 2. Estas contadas irrupciones conviven con la invención de los Martín Fierro de oro, platino y diamante para seguir distinguiendo a los mismos.
Con el país inmerso en una aguda crisis económica desde la asunción del gobierno de la Alianza Cambiemos, la televisión argentina no es ajena a esta situación que la golpea. La merma en producciones de ficción puede visualizarse en primera instancia en el corrimiento del Estado como impulsor de la industria audiovisual, la baja cantidad de tiras nacionales en el prime time, la creciente irrupción de enlatados extranjeros y la migración de las audiencias hacia las pantallas del video bajo demanda.
La reducción o suspensión de los planes de fomento a la ficción televisiva implementados por el INCAA sumados a la postergación de la implementación de la televisión digital y del apagón analógico, demuestran un manifiesto desinterés del gobierno nacional por la comunicación y la cultura.
Los despidos tanto en radio como en televisión repercuten directamente en la labor periodística. Algunos de los casos más conocidos se relacionan con la reducción de personal en Radio Nacional, el canal de la Ciudad de Buenos Aires, Radio El Mundo, Canal 9, Radio Del Plata, Telefe, entre otros.
La entrega de los premios Martín Fierro se constituye como una celebración en el mundo del espectáculo local que excede las fronteras de la industria para generar interés en las audiencias. Como toda premiación deviene en acontecimiento con repercusión mediática y en ventana privilegiada para algunas veces escuchar discursos con reivindicaciones políticas y sociales. Esperemos que el púlpito del evento sea un escenario donde escuchar justos reclamos detrás de la glamorosa y cuidada fachada de la premiación. «