Piraña son Romina Grosso en voz, Daniel Frascoli en guitarra, Mauro Vignetta en clarinete y guitarra, Pablo Odriozola en contrabajo y Lucas Bergallo a cargo del bandoneón y en ocasiones también acompaña con su guitarra. Formados en 2014, la agrupación tomó su nombre en homenaje al club de Parque de los Patricios, donde se gestó lo que fue su primer disco Larvas (canciones para Castelnuovo). Piraña intenta rescatar desde el presente la riqueza melódica y letrística de Buenos Aires referenciadas en los comienzos del tango canción y la canción criolla, algo que demostraron ya en cuatro discos. Por estos días presentan su nuevo disco, Chafalonía, conformado por siete canciones. Este viernes lo presentan en Berisso.

“Fue un proceso de casi dos años el armado de este disco.  Paso a paso, lento pero firme fuimos haciéndolo.   Grabamos de una y fuimos tocándolas en los ciclos de Noches Suspirantes, encuentros que realizamos en Almagro, para recorrer los discos anteriores y probando estas nuevas. Queríamos hacer un homenaje a las cosas queridas: le cantamos al oficio del calesitero. A pesar de las cosas que pasan, hay cosas lindas que existen. Es nuestra manera de generar conexiones, es un en un encuentro, una manera de no olvidar a los demás, en tiempos que el individualismo quiere reinar y muchos alientan a eso”, cuenta Romina Grosso sobre este nuevo trabajo en el que participan como músico invitado Juan “Tata” Cedrón, entre otros amigos de la agrupación de la zona sur de la ciudad.

“El Tata es una especie de padrino nuestro. Hay una amistad que nos une, más allá de la admiración y el respeto que nos merece, claro está. En todos nuestros discos lo invitamos a tocar y cantar y por suerte siempre acepta. Es una aprobación a nuestro trabajo que nos llena de orgullo, claro. Para mí es sin dudas uno de los grandes referentes de la cultura argentina”, agrega Grosso.

“La palabra chafalonía nos llamó la atención escuchando el tango ‘Cosa linda barata’, un tango no muy conocido de Cátulo Castillo y su padre.  Y así surgió el nombre del disco, inspirados por ese tema y jugando con el lunfardo. El término remite a las baratijas, a las joyas de poco valor o imitación que se compraban para ser fundidas. Se refiere a eso y cuenta la historia de un vendedor turco típico de la década del ‘30, hablando de las ilusiones perdidas y hoy en día esa sensación es actual, pasa eso de que cosas sin valor pueden ser importantes, según cómo lo mires. Eso nos pareció interesante. En tiempos de tanta información nos olvidamos de lo artesanal, de lo que la industria trata como baratijas, pero tiene su encanto”, afirma la cantante de Piraña.

La nueva formación de Piraña.

“Nos gusta encontrarle el brillo a las cosas cotidianas.  Planteamos preguntas sobre qué es importante y qué no, más allá de lo que pueden decir los medios o las redes sociales. En este marco social y político, también hay que poner prioridades y nuestro estilo es ese: no es que no nos interese lo que pase, al contrario, pero el acto de rescatar miradas del mundo que tienden a desaparecer es algo que nos gusta y sentimos que colaboramos de alguna manera a que no todo sea mercado o lo que la industria indica que hay que pensar. Un paseo por el Riachuelo de antaño, aunque sea con palabras, es algo que te llena de energía. Evocar tiempos de bonanza y esperanza, no dejar que nos derroten, estimular el alma a creer que algo podemos hacer”, reflexiona la cantante.

Para la cantante es un momento de crecimiento y de adquirir solidez musical: “Empezamos siendo un trío y ahora somos un quinteto, eso muestra un poco el camino que fuimos recorriendo y nos abre opciones para el futuro. Lucas (Bergallo) sumó su bandoneón hace algunos años y este es el primer disco en el que participa. Poder grabar con él es algo que nos da confianza, nos une y poder adaptar nuestros shows a sus aportes también es algo bueno. En un momento de evolución y de aportar ganas, eso es lo que siento”.

Piraña en vivo

El quinteto sigue presentando Chafalonía, su quinto disco. Viernes 18 de octubre a las 21 en Raíces del Dawson, en 2 (Nueva York) y 169 (Marsella), Berisso.