Su gran estatura actoral es reconocida e innegable. Pero a ese talento y trabajo permanente le sumó su histórico compromiso en la lucha por los derechos humanos y los que menos tienen. La carrera de Cristina Banegas en cine, teatro y televisión es descomunal. Recientemente estrenó Ariel, la película de la directora canadiense Alison Murray que conjuga la búsqueda de identidad de dos hermanos y el tango. Mientras tanto, la multipremiada Banegas sigue con sus talleres en su amado El Excéntrico de la 18.

-¿Te emocionás cuando recibís un premio?

-Me pone muy nerviosa. Me ha pasado de todo. La primera vez que recibí un Martín Fierro, por ejemplo, por Mujeres asesinas, tardaron muchísimo, había champán y tomé una copita, otra copita… Terminé subiendo al escenario un poco alcoholizada. De cualquier manera, no se notó, sólo mis amigos se dieron cuenta. ¡Después me lo olvidé en el taxi! (risas) El primer Martín Fierro que gané me lo olvidé en un taxi (carcajadas).

-¿Lo recuperaste?

-Sí, sí. Después gané dos más. Entonces ahí me cuidé: tomaba una copa de champán, un vaso de agua… Ahí tuve control de la situación (risas). Pero bueno, pasan esas cosas.

-¿Hay algún premio que no aceptarías?

-No sé qué premio no aceptaría. La verdad que todos los premios que he recibido por el teatro, el cine y la televisión y por mi relación con los organismos de Derechos Humanos, siempre me hicieron sentir muy honrada. No creo que me premien los fascistas, por ejemplo (risas), no creo que les guste mucho lo que hago.

-¿Recibir un Emmy te sorprendió?

-Lo ganamos Darío Grandinetti y yo, que habíamos participado en la misma miniserie de Televisión x la inclusión, pero cada uno en un capítulo, porque eran historias unitarias. Y competíamos con los ingleses, los chinos, que los actores protagónicos estaban en 13 capítulos. Así que fue una gran sorpresa para nosotros haber ganado.

-¿Cuál es tu pieza de teatro favorita de la Grecia Antigua?

-Hice Antígona, Medea, tuve la suerte de dirigir Edipo rey en el Teatro Nacional Cervantes y para mí es la obra de teatro griega más perfecta. Todo el teatro griego es maravilloso y exquisito. También las comedias. No sé si tengo una preferida. Pero supongo que para actuar ya no me quedan muchas: tengo 75 años. Podría hacer Hécuba o Las Troyanas, que es una mujer mayor, pero no son muchos los personajes que quedan para mi edad avanzada. Ya veré. De momento no voy a trabajar en ninguna.

-Tuviste una gran relación profesional y personal con Alberto Ure, ¿te dedicarías a la teoría teatral?

-No. No tengo formación como para hacerlo. Soy actriz, he dirigido, no creo que vuelva a dirigir, no sé si voy a volver a actuar. En teatro, digo, en el cine estoy trabajando, hice una película en Brasil donde personifico a una abuela Plaza de Mayo. Pareciera que viene una mano más de cine en estos tiempos. Y está bien, a mí me gusta mucho el cine.

-¿Lo de no dirigir ni actuar en teatro es una decisión o una circunstancia?

-Por ahora es una decisión. Vamos a ver. Por ahí surge algo que sí vale la pena hacer. El tema es que trabajar de miércoles a domingo es un esfuerzo titánico, sobre todo cuando hacés obras en las que toda la responsabilidad narrativa cae sobre vos. Si hacés Antígona y sos Antígona o hacés Medea y sos Medea son esfuerzos titánicos,  sobrehumanos. La verdad es que me siento con mucha energía para trabajar con mis talleres en el Excéntrico, que ya tiene 37 años de vida, y la escritura, que tengo ganas de retomar. Algo que hice durante muchos años de mi vida y que me gustaría mucho volver a hacer.

-¿Por qué creés que pese a tanta obra, película, libro, juicios a genocidas, restitución de identidades y reconocimiento internacional, el negacionismo volvió con tanta fuerza?

–Siempre hubo negacionismo, pero ahora está más presente porque los fachos están en los medios: no porque sea algo de ahora lo de la teoría de los dos demonios y los excesos. Ahora los fachos tienen más impunidad para expresar sus barbaridades. Pero no me parece que sea algo que antes no estuvo presente, siempre lo estuvo.

-¿Aunque esta vez el negacionismo, como en el caso de Milei, ganara por el voto popular?

-La cultura, el teatro, el cine, la literatura, la pintura, la escultura funcionaron como espacios de resistencia durante la dictadura, y algunos lo pagaron caro. Si es necesario, volveremos a la resistencia. Si ganan, cosa que espero que no ocurra, habrá que volver a hacer la oposición, a militar y a resistir.