Es una de las actrices más celebradas de nuestro país, pero también es conductora televisiva, escritora y, por estos días, estudiante universitaria. Nacida en el seno de una familia ligada desde siempre tanto al espectáculo como a la militancia, casi resultó inevitable que Carolina Papaleo -hija de la reconocida Irma Roy y el mítico periodista y productor Osvaldo Papaleo-, se transformase en la figura pública que todos conocen. Actualmente y más allá de su trabajo junto a Julian Weich en la pantalla del El Nueve, donde los sábados y domingos desde las 20 conducen Vivo para vos, un magazine con juegos e información, Carolina se encuentra presentando la obra de teatro S.O.S. nací mujer, que por estos días se presenta en Buenos Aires y otras localidades del país.
-¿Cómo arrancaste 2023?
-Mi año comenzó de una manera muy rara. Tenía un viaje programado que fue cambiando de fecha por cuestiones de las compañías aéreas, así que ni bien tuve la chance, decidí encarar y me fui sola a conocer Londres. Empecé el año allá, que es una ciudad muy power, muy imperialista y se les nota en la arquitectura, la movida cultural, las obras de teatro y los museos que pude visitar, junto a muchas otras experiencias. Así empecé, con ojos que veían cosas como la primera vez. Fue toda una sorpresa estar allá, porque era todo muy nuevo para mí.
-¿Cómo fue tu infancia, cómo eras de chica?
-Yo me acuerdo de mí de una manera diferente a lo que me cuentan los otros. Dicen que era muy extrovertida, que siempre acompañaba a la peluquería a mi mamá. Y que era muy coqueta, así que cuando iba con ella me hacía las manos. Pero después, cuando todo se puso heavy en mi casa por cuestiones políticas, prevaleció eso, y es y de lo que tengo más registro, porque me volví una niña con ojos grandes, es decir, muy observadora. Creo que a raíz de eso, también, soy muy curiosa y por eso me convertí en actriz.
-¿Cuándo te diste cuenta de que tu mamá era famosa?
-Desde muy chica. Todo el mundo me preguntaba si iba a ser actriz como ella, pero yo quería ser zapatera, maestra o psicóloga. Para todo el mundo mi vieja era Irma Roy, pero para mí era mi mamá, así que yo pensaba que todos me la «sacaban», de alguna forma, porque su notoriedad siempre fue muy grande, omnipresente.
-¿Costó ser hija de gente tan conocida?
-Lo tomé, digamos, con cierta naturalidad. Con los padres que tuve, muy combativos, y que el establishment no consideraba como correctos, cultivé gajes del oficio sin proponérmelo. Luego, cuando comencé mi carrera, mi vieja empezó a su vez su carrera política, pero yo arranqué con una tira exitosa y todo fue cambiando para mí.
-La política fue algo excluyente en tu casa…
-La política fue muy importante, porque los padres de mi papá eran anarquistas, entonces fui criada por una abuela con esas ideas. En casa se armaban discusiones fuertes, se revoleaban panes, todo muy «tano» y repleto de discusiones todos los días. Mi abuela era antiperonista y mi vieja le salía al cruce siempre. Imaginate en lo que se transformaba la cena o el almuerzo.
-En tu Instagram te definís como “actriz antes de nacer”. ¿Cómo sería eso?
– Mi mamá estaba embarazada de mí cuando hacía un exitazo que se llamó Simplemente María, por eso siento que soy lo que soy de manera instintiva. No sé, tal vez, hacer un huevo frito no me sale bien, pero siento que conozco los elementos de la actuación de manera muy íntima. Más allá de eso, mi padre fue productor, pude ver muchas gestiones entre artistas, así que conozco cómo se habla de ambos lados del mostrador.
-¿Con tantos años de profesión, recordás alguna situación inesperada?
-Me acuerdo que una vez estaba haciendo una obra para chicos, La bella durmiente. De repente escuché una voz entre la gente, alguien que me deseaba lo peor y me insultaba, pero me agarró un ataque de risa total. No me lo olvido más.
-Trabajaste con muchos galanes en tu carrera. ¿Recordás a alguno en especial?
-A Raúl Taibo. Es un amigo y como una cábala para mí y yo sería algo así para él, porque su cumpleaños es dos días antes que el mío, así que nos llamamos siempre para saludarnos. Raúl es un tipo genial y mirarlo a los ojos es como trabajar en casa, tener una seguridad, así que siempre sentí que compartir proyectos con él tenía el plus de percibir que nada malo iba a pasar.
-¿Hay una clave para ser buena actriz?
-Hay un maestro como Raúl Serrano. Entre otras cosas, Raúl me dijo que siempre había que rozarse con la cultura. Para él había que ir a los museos y no importaba tanto lo que entendíamos, sino que lo central era conocer esos lugares. Con el tiempo lo valoré mucho, lo entendí finalmente y me nutrí de sus palabras y las experiencias vividas. En este último viaje que realicé me acordé mucho de aquellas enseñanzas.
-¿Cómo fue la experiencia de hacer un desnudo?
-Primero me ofrecieron, siendo muy chica, hacer una producción para la revista Playboy, pero no acepté. Luego hice un desnudo en la película Siempre es difícil volver a casa, en 1992, fue el primero de todos. Y fue difícil, porque después la escena terminaba con mi personaje muerto, con peces sobre el cuerpo. En teatro hice desnudos también, pero nada fue como aquella primera experiencia en cine.
-Actualmente sos estudiante de Ciencia Política en la UBA. ¿Cómo te decidiste a seguir la carrera?
-Estudio para defender el modelo, como dijo Cristina. Ella planteó que para hacer política y sostener las convicciones había que formarse. Así que fui a la UBA, porque era lo más lógico estudiar Ciencia Política allí, y ya me falta cada vez menos para recibirme. Apenas cuatro materias, así que estoy en el final de la carrera.
-¿Qué es entonces la política para vos?
-La política es lo de siempre: la única forma de realizar una transformación social.
-¿Y el éxito?
-Es un mimo al ego.
–Y hoy por hoy: ¿qué es el peronismo para una peronista como vos?
-Todas las cosas en la vida tienen una impronta que se relaciona con el momento en el que nacen, casi como un parto, te diría. Creo que Perón ideó al justicialismo como un movimiento y no como un partido político. Y eso sigue siendo así hasta la actualidad, por eso el movimiento tiene tanta flexibilidad: va de derecha a izquierda. Por eso, también, entendí la famosa frase de Perón que decía que “finalmente, todos somos peronistas”. Ese concepto está relacionado con que nadie va a salir a decir que los pobres tienen que seguir siendo pobres, por eso somos todos peronistas. Pero más tarde vamos a ver si las políticas que se llevan adelante coinciden o no con esa preocupación por los sectores más vulnerables o con combatir la desigualdad. «