Con la canción, la poesía y la murga, el protagonista de esta nota supo construir un gran cuerpo de canciones que tienen un sello propio. Haciendo base en Buenos Aires pero siempre con un pie en Europa (concretamente en España y Francia), Ariel Prat rescata siempre elementos populares para generar historias que mucho cuentan sobre los argentinos. El año que recién comienza lo encontrará tocando el 23 de febrero en el Torquato Tasso (el reconocido espacio de San Telmo ubicado en Defensa 1575, a las 22) para celebrar el espíritu del carnaval en sus múltiples formas.
–¿Cómo comenzó el 2023 para Ariel Prat?
–Tiene que ver con cómo terminé el año pasado, tocando en París, haciendo tres fechas ahí. Eso sirvió para empezar este año con más confianza y tocando en Navarro, en la Provincia de Buenos Aires, en una fecha que fue una especie de precarnaval. Para este año se vendrá un nuevo disco de estudio que será el sucesor de Herencia negrada, que salió en el 2018.
–¿Qué querías ser cuando eras chico?
–Yo quería ser jugador de fútbol, era todo lo que quería. Ah, también quería ser basurero y médico.
–¿Es verdad que jugaste con Diego, en los Cebollitas?
-Así fue. De todas formas eso fue un pasado ajeno a la música, aunque me dio recuerdos para mis incursiones literarias. En mi primer libro que se llamó Batata Negra (que se puede bajar gratuitamente desde el sitio de Alarco Ediciones, editado en 2016), pude contar mucho de mis días jugando con Diego, todos aquellos años maravillosos.
–¿Cuándo supiste que querías ser músico?
–Yo canté siempre y de pibe cantaba mucho folklore porque siempre fui muy nacional y popular. Cuando empecé a componer mis primeras canciones allá por 1978, la música fue traduciendo mi manera de ver y sentir la vida. Después mis amigos me llevaban a reuniones para que cante y ellos se levantaran minas. Lentamente fui dándole más importancia a la música y con el tiempo me dediqué de lleno.
–Tu biografía dice que sos músico, poeta y murguero. ¿Es todo en ese estricto orden?
–Soy todo eso pero también docente y escritor. Todo eso está muy relacionado, pero tal vez lo que mejor me define es la palabra juglar. El antropólogo Alejandro Frigerio me definió como un “Griot”, un juglar a la africana, alguien que cuenta historias cantándolas. Me siento identificado con esa palabra que podría decirse que engloba las cosas que hago.
–¿Si no fueras músico qué serías?
–Por mi familia vengo de gente que trabajó en la construcción, pintando, levantando paredes, esas cosas. Es algo que hice muchos años, aunque ahora no me pones un pincel en la mano ni con pegamento. De todas formas, trabajaría de lo que sea.
–Hay muchas fotos tuyas con camisetas de River. ¿Cuándo comenzó tu amor por la institución?
-Desde siempre. Tome la teta en el Monumental, es mi segundo hogar, las cenizas de mi padre están en el estadio y es algo que se trasladó a mi hija también. Ella vive en España pero es muy fanática, tiene varias camisetas inclusive.
–¿Qué es Boca para vos?
-A ver… En una época estaba más ligado a lo de contrincante, al odio también y todas esas cosas. Pero con el tiempo me volví enemigo del No Existís. Hoy creo que es bueno que exista Boca y tenerlo de rival para cultivar esa cosa del ida y vuelta. Es muy difícil entender eso porque en otros países hay otro tipo de rivalidad, pero como vivimos ese factor los argentinos es algo sin igual. Encima, yo cumplo años el 9 de diciembre, el día de mi cumpleaños, y haberle ganado a Boca en Madrid en esa fecha fue increíble para mí.
–¿Cómo viviste esa final?
–Doblemente emocionado. Recuerdo que tenía un pasaje para el 16 de diciembre de ese año pero no pude cambiarlo, pero lo viví acá y fue tremendo, sin igual. Es algo que no olvidaré jamás, inclusive hace poco estaba en la casa del Muñeco Gallardo y lo recordábamos.
–¿Sos amigo del Muñeco?
-Sí, tengo una amistad muy linda. Más allá de eso le hice una canción y vino a la grabación, al estudio. Tenemos esa relación desde hace unos años, pero por sobre todo tenemos una gran afinidad emotiva y hasta canté en la concentración del club sin que se entere nadie. De eso no se enteró nadie porque los códigos son muy fuertes, aunque hay otros equipos donde eso no es de esa forma y todos comienzan a revelar secretos de los que habla hasta la peluquera.
–Sos docente universitario. ¿Qué te aporta esa instancia?
-Mucho porque me nutre, me apasiona. Soy docente desde hace ocho años con una materia propia en la Universidad Nacional de Avellaneda que se llama Cultura Popular y Carnaval en Buenos Aires. Tengo una actividad en ese campo porque también estuve en otras universidades. Creo que le aporto a la docencia mi cuota de curiosidad también, algo que considero muy importante para la vida.
–¿Qué es más importante, el carnaval o la murga?
-Yo amo a la murga, no al carnaval.
–¿Qué fue musicalmente lo último que te cautivó?
-Por medio de mi hija escuché a chicos que me gustaron mucho. Wos, Trueno, están ahí junto a otros que me gustan desde siempre.
–¿Cuán importante es el marketing para un artista?
-Roberto Arlt decía que había que tener 90 por ciento de trabajo y 10 por ciento de talento. Hoy creo que dentro del trabajo que un artista realiza debe también estar el marketing.
–¿Cómo ves al país por estos días?
-Por un lado, está la sensación de agobio porque no se solucionan ciertos temas. El hambre se puede terminar, aunque no la pobreza porque es muy endémica en el país. Es algo muy del mundo también porque se ve en París, en España, y nadie me lo cuenta. Creo que necesitamos al menos 20 años de gobiernos populares, que se preocupen por la gente y que todos puedan disfrutar de sus jubilaciones, vacaciones y aguinaldo. «