Nico Sorin lanza fascinado un “¡Sí!!” cuando se le pregunta si se imagina a Astor Piazzolla tocando Niceto Club, donde tanto este jueves 27 de julio como el próximo 24 de agosto presenta su ciclo Piazzolla Electrónico, que tuvo un impactante estreno en el Centro Cultural Kirchner y una gran gira por México, donde el músico participó en el Festival MIMO. Sorin no duda en que el autor de Adiós Nonino y Libertango tranquilamente podría haber tocado en el reducto de Palermo, y lo sustenta con su recuerdo de cuando lo vio por primera vez tocando Libertango: “Era un programa italiano y cuando vi a los pibes, parecían los Deep Purple; los collares, los bigotes largos. ‘Esto no puede ser Piazzolla’, me dije. Y después lo ves entrar con el fuelle y te caés de culo. Creo que el tipo estaba tratando de poner esa impronta”.
Sorin siempre fue un fan de Piazzolla, aunque el tango no es lo suyo: el idilio, por decirlo de algún modo, había surgido de la admiración que le produjo verlo en esas imágenes, con 14 años, en plena etapa de punk rock y prácticamente de casualidad. “Fue una manera extraña de entrar a Piazzolla, porque no fue entrar a través de su obra, sino por el octeto electrónico, muy extraño. Sorpresivo. Fue como un shock. Yo estaba muy metido en el rock, así que fue una linda sorpresa.”
Luego de varias ofertas para abordar al gran músico argentino que no lo convencieron, años después llegó su amigo Pipi Piazzolla, que con su afilado oído le propuso hacer un espectáculo con los temas que su abuelo había hecho con su formación de octeto, en el Olympia de París en 1977. De ahí este show que incluye temas como “Libertango”, “Meditango”, “Zita”, “Adiós Nonino” y “Violentango”. “Él vio que el octeto electrónico me venía muy bien, porque es bien ecléctico, tiene cosas de rock, tiene cosas de jazz y ahí realmente dije que sí. Primero, porque me lo ofreció Pipi y segundo, porque creo que es lo más afín a lo que hago, al Sorin Octeto. Y lo dije con mucho miedo, porque quería mantener mi amistad con él (risas); de hecho, se vino a un ensayo, me lo traje para que escuche y me de su visto bueno, y ya al primer tema la banda cuajó y generó algo muy interesante. Porque la banda no viene del tango. Son músicos con mucha personalidad, pero vienen de lugares muy muy diferentes.”
Vanguardia y spaghetti western
Sobre el proyecto, el compositor aclara: “No quería reinterpretar a Piazzolla desde un lugar literal; no quería tocar lo mismo que Astor. Me parecía muy interesante buscarle una vuelta a un compositor tan vanguardista y con tanto vuelo como él. Y quería también ser un poco irreverente como él lo era. Entonces, de alguna manera, me tomé algunas licencias artísticas sin perder el espíritu. No quería hacer algo que había hecho él. La idea era ponerle otra personalidad sin perder el espíritu de Astor.” Y para eso fue fundamental, incluso más allá de los arreglos, reconoce, la convocatoria de los que serían los intérpretes. “Quería llevarlo a lo lúdico, con músicos que no vienen del tango. Me parecía que era un experimento peligroso pero interesante. Igual no tan peligroso como cuando él lo hacía, que justamente por hacerlo fue tan criticado (ahora no pasa nada, por suerte). Quería tomar riesgos a la hora de interpretarlo, no quería hacer algo tibio ni muy literal con lo que él hacía.”
Esa irreverencia también tiene que ver con la selección de temas: todo está pensado para armar un diseño que permita esa posibilidad de jugar con diferentes géneros y estilos. “Que los músicos no vengan del palo del tango creo que permite una mirada más fresca. Y además son músicos con una personalidad muy fuerte, que probablemente tal vez nunca se hubieran juntado a tocar. Es un seleccionado muy extraño pero muy poderoso a la vez. Pero, además, la música de Astor está tan bien orquestada y tan bien compuesta que permite dar vueltas por todos lados si uno se sube a ese tren. Aún sabiendo que podés equivocarte. Su música tiene juego, corazón, creo que es un poco tirarse al vacío.” Un vacío en el que parece nunca se termina de caer: “Nunca nos aburrimos de tocarlo. El repertorio está tan elástico, hemos jugado tanto sobre esas notas que los tempos van y vienen, y todo es muy diferente. Y hay gente que vino dos, tres, cuatro veces. Se genera más esta cosa de ritual”.
Entre las varias músicas a las que se dedica Sorin, las bandas sonoras forman parte importante de su actividad. Fue nominado como productor para los Latin Grammy en 2007, 2010 y 2013. Verdades verdaderas, la vida de Estela (2011), El perro (2004), La ventana (2008), Los que aman odian (2017) figuran entre varias otras en su currículum. Entonces la pregunta es un poco al revés: a cuál o cuáles películas remiten o le quedarían muy bien los temas de Astor Piazzolla que interpreta en el show: “¡Upa! Es algo con lo que juego todo el tiempo. Ahora estoy trabajando en un arreglo de “Michelangelo ‘70”, y a ese tema lo llevé para el lado más de los ’70, precisamente, medio de (Quentin) Tarantino, de (Ennio) Morricone. Como que voy encontrando un spaghetti western en ciertas cosas. En “Meditango” hay momentos spaghetti western. Todo el tiempo me imagino diferentes películas y escenas, dentro de una misma canción, además. Es loco que lo digas porque cada canción de Astor es una banda sonora de diferentes películas.”
Nico Sorin
Presenta su espectáculo Piazzolla Electrónico junto a Rodrigo Gomez, Aldana Arguen, Nicolás Guerscheberg, Federico Santisteban, Franco Fontanarrosa y Marco Cabezas. Jueves 27 de julio a las 20 en Niceto Club, Niceto Vega 5510.