Sin gestos ampulosos, imposturas ni declaraciones de ocasión. Peteco Carabajal habla y dice, hace silencio y piensa, escucha e interactúa. El cantante, compositor, guitarrista y violinista santiagueño (hijo del mítico Carlos Carabajal) construyó una carrera de más de 40 años abrazando tradiciones genuinas y haciendo implosionar mandatos ajenos. Sin prisas y sin pausas pero con la convicción de que cada uno es el artífice de su camino, el músico nacido en La Banda abandonó o puso en pausa su carrera solista para formar Riendas Sueltas, el grupo que completan su hijo Homero (guitarra, voz y composiciones) y Martina Ulrich (percusión y batería), hermana de Homero e hija de Claudia Carpena. El resultado de esta asociación es El amor como bandera, el disco debut del trío que presentarán este jueves en el Club Cultural Matienzo.
La chispa inicial de lo que después sería Riendas Sueltas se disparó en las madrugadas de la gira de Los caminos santiagueños (2015). Después la música y la familia terminaron de consolidar la formación.»Cuando termina un show y me meto en el micro de gira me gusta sacar la guitarra y tocar algo. Aunque sean las cinco de la mañana. Es algo que no puedo evitar. En la última gira me di cuenta que en esos momentos nadie me acompañaba, ¡parecían todos viejos aburridos! (risas). El único que siempre se acercaba era Homero. Ahí empecé a darme cuenta que necesitaba un cambio», revela Peteco.
Pudiste armar otra banda solista, pero preferiste apostar a un grupo. ¿Cuál fue el motivo?
Peteco Carabajal: Es verdad. Me venían pasando cosas en lo personal que me impulsaron a cambiar de compañeros, de estructura y de aires. Pero no sólo eso. Necesité modificaciones más profundas, más fuertes. Entonces decidí que después de décadas de trabajar como solista ahora quería ser parte de un grupo. Me agotó un poco eso de estar siempre al frente y que todo pasara por mí. Y nada mejor que hacer un grupo con Homero y Martina, que crecieron conmigo como personas y músicos, y están en un momento de explosión artística. Es muy importante que seamos familia porque compartimos muchos momentos juntos y podemos hablar de música sin que nadie sienta que es un trabajo.
El amor como bandera es el primer tema y el título del disco. ¿Lo plantearon como una declaración de principios?
P. C.: Sí. Es uno de los primeros temas que compusimos y encierra el tono, la filosofía y propuesta del disco. Es muy representativa del grupo y por eso le dimos un lugar privilegiado en el disco.
Homero Carabajal: Para mí hicimos un disco casi conceptual. Cada tema refiere a las diferentes formas y estadios del amor. Y de alguna manera el tema «El amor como bandera» resume todos los ángulos que después se van desarrollando en las otras composiciones. Ninguna canción está por azar. Veo al disco casi como una colección de cuentos temáticos con «El misterio» como un cierre ideal.
Los tres tocan más de un instrumento. ¿Lo lúdico es una particularidad de Riendas Libres?
P. C.: Sí. Y eso que todavía no lo estamos explotando en todas sus posibilidades. Los tres tocamos percusión, por ejemplo, y eso es algo que queremos aprovechar en breve. Compartimos varias búsquedas o gustos. A los tres nos atrae mucho esa cosa de descubrir y redescubrir el instrumento en cuanto a la ejecución, y también jugar con lo acústico y lo eléctrico. Creemos que tenemos muchos caminos por explorar. También podemos hacer más cosas con las voces. Estamos muy orgullosos de El amor como bandera y nos entusiasma mucho ver que tenemos muchos caminos más por recorrer. Homero estudió mucha actuación, Martina también y a mí es un tema que me interesa. Es un desafío, todavía no sabemos cómo, pero quizás en el futuro podamos incorporar algo de eso a los shows.
¿El hecho de que pertenezcan a generaciones muy distintas enriquece las composiciones o en algún punto dificulta los puntos de encuentro?
P. C.: Hasta ahora no hemos tenido problemas. Creo que nos ayudó tener experiencias diferentes. Queremos que nuestra música no tenga edad ni tiempo.
H. C.: Me parece que también influye que yo no soy una persona recalcitrantemente juvenil. Por así decirlo (risas). No exagero en la búsqueda de algo nuevo. Sobre todo en las letras. Y Peteco nunca tuvo actitud de viejo. Así que los puntos de encuentro son múltiples y sencillos. Nos gusta charlar y debatir sobre las letras.
Muchos músicos con los años se ponen conservadores. No es tu caso, Peteco.
P. C.: Afortunadamente, no. Lo que no me gusta es lo rimbombante. La verdad, la simplicidad y la pureza siempre tienen que estar presentes. Sino prefiero otra cosa. A mí me gusta lo auténtico. No alcanza con los gestos de libertad: hay que ejercer la libertad completa.
¿Cómo ven al escena actual del folkore?
P. C.: Para mí el movimiento santiagueño está bueno. Es la región que menos se deja tentar por esa cosa de complacer inmediatamente al público. Puedo nombrarte gente muy valiosa como el Dúo Coplanacu, Orellana-Lucca y Horacio Banegas, entre otros. En otras regiones está más complicado. Está bueno lo que hacen Bruno Arias y la Brujita Salguero, pero hay mucho de ganas de pegarla y recién después pensar en la música.
H. C.: Lo notamos mucho en los festivales. Hoy en nuestra música hay demasiados proyectos parecidos a Los Nocheros, por ejemplo. Lo romántico sin profundidad se expandió mucho.
Martina Ulrich: O en otros casos se grita y agita antes que cualquier otra cosa.
¿Cómo viven este momento del país?
P. C.: Me parece que está difícil. Es un tiempo delicado. La zozobra de no tener trabajo es muy dañina. Convivimos con un Estado que oprime, que por momento es violento y en casos puntuales mata. Vivimos la tragedia del submarino, la muerte de Santiago Maldonado y la de Rafael Nahuel con balas de plomo. Algunas declaraciones de funcionarios del Gobierno son terribles. Uno tiene bronca, pero a la vez debe expresarse con responsabilidad.
H. C.: Es una situación muy fea. Pero como artistas nos obliga a seguir. A no bajar los brazos.
M. U.: Como ciudadanos seguimos todo muy atentos y como artistas redoblamos los esfuerzos. No nos vamos a dejar bajonear. Queremos crear más, tocar más y llegar a la gente que quiera disfrutar nuestra música.
Honrar la vida y la tierra
El amor como bandera (2017). Riendas Libres.
«Reconozco al compañero, a ese que vive soñando y estarán siempre presentes los que murieron luchando. Más que nunca es necesario el amor como bandera y que honremos a la vida y al corazón de la tierra, canta y propone condiciones Peteco Carabajal en «El amor como bandera», la chacarera que abre y da nombre al debut de Riendas Libres. Las 14 composiciones del disco están firmadas por Peteco y Homero, ya sea solos, juntos o con invitados. El pulso de chacarera cruza todo el trabajo. Pero los matices de ritmos, voces, instrumentaciones y formatos eléctricos y acústicos le dan una dinámica singular a un comienzo de camino auspicioso que ya promete mucho más. «