Las posibilidades que brinda Internet y las nuevas tecnologías ligadas al mundo de la comunicación continúan generando movimiento en los medios. Transmitir en vivo para llegar a un público amplio representa una situación cada vez más recurrente especialmente por los múltiples jugadores que habitan el mundo de la televisión, radio y derivados. En este contexto, las posibilidades de desarrollo de contenidos periodísticos audiovisuales por fuera de los canales de aire y cable son crecientes y pueden ser determinantes.
Las últimas novedades en este campo llegaron el domingo pasado. Un programa emitido por Internet (vía Facebook y YouTube Live) sobrepasó y eclipsó el rating de varios canales de aire, entre ellos TN y la TV Pública. Los números hablan por sí mismos: sumando a los usuarios de ambas plataformas, el programa superó los 700 mil espectadores, unos 7 puntos de rating. Concretamente hablamos de El Destape (domingos a las 21), el programa de Roberto Navarro que con su vuelta generó la atención de los analistas y medios por los buenos números obtenidos.
En definitiva, más allá de la frialdad del rating, las mediciones no sólo marcan una convocatoria evidente, sino que dan cuenta de un interés y movimiento de las audiencias que no contemplan de manera exclusiva a la televisión como proveedora de contenidos periodísticos. «Las audiencias se mueven. Navarro tiene un público que cuando dejó de estar en C5N se quedó sin su información y su forma de comunicar. Por eso salió a reencontrarlo en las plataformas digitales y no me sorprende que se haya dado este fenómeno porque hay una escasez de este tipo de información. Hay una cantidad de audiencia que piensa diferente a los medios hegemónicos», aclara sobre Leandro Murolo, director de la Licenciatura en Comunicación Social de la Universidad de la Universidad Nacional de Quilmes.
Si bien la experiencia de transmitir por canales de social media como YouTube, Facebook, Instagram o Periscope no es nueva (las experiencias de Cynthia García o Antena Negra TV, entre muchas otras, habían sentado precedentes), el volumen de espectadores conquistados por El Destape subraya las posibilidades competitivas crecientes que espacios vinculados a Internet ofrecen a los contenidos periodísticos audiovisuales.
Sin incurrir en el asombro, para Carlos Ulanovsky que observa las mutaciones de los medios desde larga data, lo ocurrido responde a dos situaciones bien delimitadas: «Por un lado, responde a un signo de los tiempos. Por el otro, es un premio para quienes arriesgan. Respecto de lo primero, hace un tiempo, según datos de la medidora única, el programa de Diego Capusotto y Pedro Saborido por la TV Pública tenía un rating de 2,1. En cambio, por las visitas que sumaba en YouTube (superaba los dos millones) el rating era de 20 puntos, o incluso más. Sobre lo segundo, hoy existe más de una manera posible de mirar televisión y llegar a la gente. Seguramente, en poco tiempo estarán disponibles mediciones de esta clase de emisiones internetianas».
Para Miguel Brailovsky, programador de las señales A&E y History Channel, «las direcciones editoriales en los canales clásicos siempre existieron, pero eso no existe en Internet. Tal vez por eso, la forma en que se llega al público es más democrática en la red. Eso fue lo que le permite a muchos generar contenidos vistos por millones sin la estructura formal de la televisión. Hoy existen posibilidades de prescindir de esa mediación que en el pasado construía una auténtica barrera».
Los tres especialistas coinciden en que vivimos un auténtico fenómeno de transición: «Pero en términos mediáticos y tecnológicos atravesamos asegura Ulanovsky un final abierto e incluso incierto. Estoy seguro de que las nuevas iniciativas mediáticas abrirán los ojos de muchos otros periodistas que hoy, por las razones que sean (tanto políticas, económicas o publicitarias) se quedaron sin espacios de expresión o buscan nuevas alternativas». «