Sueños de un seductor
Recién llegada a Nueva York, la personalidad de Diane Keaton llamó la atención de muchos creadores: entre ellos estaba Woody Allen, que en 1968 la convocó para Tócala otra vez, Sam, una obra de teatro que el director estaba desarrollando para Broadway, y para la que quería a ambos como protagonistas. Cuando en 1972 Allen adaptó aquella obra para el cine (en lo que significó su primer éxito en la pantalla grande) obviamente incluyó en el rol de Linda Christie a Keaton. Con la sutileza que sólo una actriz con su carácter podía lograr, su presencia es clave en esta historia acerca de un cinéfilo divorciado que imagina a Humphrey Bogart dándole consejos para ser un seductor. Así, acaba enredándose en un triángulo amoroso con la esposa de su mejor amigo. Todo narrado en tono de comedia de enredos, con un ritmo particular que terminó siendo la marca registrada del ralizador. En Sueños de un seductor el cine se confunde con la realidad, y la fortaleza en pantalla del dúo Allen-Keaton, (que luego demostraría su potencia Annie Hall y Manhattan) fue una gran presentación para la actriz.
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El Padrino
En la trilogía que componen los films de 1972, 1974 y 1990, Keaton interpretó a la inolvidable Kay Adams, el papel que quizá sea el más importante de su carrera. Con esa interpretación pudo demostrar toda su calidad actoral, ya que el arco dramático que este personaje recorre es amplio y difícil. Se trata de una joven de New Hampshire, hija de un importante ministro, que en la universidad conoce a su futuro marido, Michael Corleone (Al Pacino), el hijo del jefe mafioso Don Vito Corleone (Marlon Brando). Así arranca su tragedia: siendo la novia, de repente no sabrá más nada de él, debido a que Michael debe abandonar el país luego de asesinar al jefe de policía McCluskey y al «El Turco» Sollozzo, socio de la familia Tattaglia, y rival de la familia. Al regreso de Michael, Kay se entera de que ñéste contrajo un matrmonio por convenienca con una joven italiana, a los fines de ser nombrado el nuevo «Don» de los Corleone. La historia va mucho más allá, y en las tres películas, juntos con Pacino, dejaron escenas memorables para la historia del cine. Sin dudas un imperdible.
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Annie Hall
Este film en el que Diane Keaton vuelve a trabajar bajo las órdenes de Woody Allen cambió las comedias románticas para siempre. En nuestro país se estrenó con el título Dos extraños amantes. Woody Allen escribió el guión pensando en Keaton como su gran musa, y terminó realizando una de sus películas más célebres. De hecho, conquistó los Oscar en las categorías de mejor película, mejor director, mejor guión original y mejor actriz principal en 1978. Fue la primera estatuilla (y única, hasta ahora) de la Academia de Hollywood para Diane Keaton, aunque logró cuatro nominaciones más a lo largo de su carrera. Cuertos recursos de Annie Hall fueron homenajeados a lo largo de los años por muchos otros cineastas, como romper la cuarta pared o usar regresiones en el tiempo. Además de la maravillosa interpretación de Keaton, se destacan las actuaciones de un joven Christopher Walken, quien un año después ganaría el Oscar por su papel en El francotirador de Michael Cimino, así como la participación de Paul Simon.
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Marvin’s Room
Por su rol de Bessie Greenfield, en 1996 Diane Keaton volvió a ser candidata a Mejor actriz en los Oscar. La película cuenta, además, con las formidables actuaciones de Meryl Streep, Leonardo Di Caprio y Robert De Niro. En la historia, un anciano está al cuidado de su hija mayor, Bessie, por un accidente cerebro vascular que sufrió hace 20 años. Tiene otra hija, Lee (Meryl Streep), que se mudó a otro estado y cortó todo tipo de contacto con ellos. Sin embargo, el médico de Bessie le informa que padece leucemia y que necesita un trasplante de médula ósea, por lo que la mujer recurre a su hermana. Pero Lee, a su vez, está ocupada con su hijo adolescente de 17 años, Hank (Leonardo Di Caprio), quien está internado en un centro psiquiátrico. A pesar de tantos años sin hablarse, las hermanas se reúnen y se empiezan a involucrar, juntas, en el cuidado de su padre, mientras Bessi lucha contra su propia enfermedad. Un guión emocionante, con actuaciones igualmente sensibles.
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Alguien tiene que ceder
En 2003 llega la última nominación de Keaton al Óscar a Mejor Actriz. La cuarta en su cuenta personal. Aunque no ganó, sí volvió a demostrar su capacidad para las comedias románticas, con un éxito en taquilla luego de muchos años. En este film es una dramaturga de mediana edad que se enamora del novio de su hija, mucho mayor que ésta. El señor, durante un fin de semana, sufre un grave infarto y la responsabilidad de cuidarlo sobrepasa a su joven pareja, por lo que su madre, Erica, termina haciendo de enfermera. Al principio, la relación entre enfermo y cuidadora es bastante tensa, pero con el paso de los días Harry descubre en ella muchas cosas ausentes en sus relaciones con veinteañeras, por lo cual comienza a cuestionarse su estilo de vida. Con Jack Nicholson como partenaire d ela gran actriz y la participación de Keanu Reeves, la película dirigida por Nancy Meyers permite que este dúo de intñrpretes veteranos desplieguen todo su talento para darle verdad a la trama.
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