Richter presenta el próximo 22 de octubre Avenida Olimpo, su nuevo disco y el séptimo de su carrera. Gustavo Scheller, cantante, bajista y responsable de los synthes de la banda de electro rock, cuenta que antes del evento (que será en Casa Colombo) estuvieron tocando bastante el material: “Quisimos que camine un poco el disco, que se normalice un poco el circuito, y un poco como en los 90, esperar un rato hasta presentarlo oficialmente”, cuenta.

Unos años, esos de los ’80 y ’90, que son centrales en la música de grupo. “La influencia de la New Wave, de fines de los 70 para acá, con todo el post punk. Lo que nos caracteriza es que somos muy melómanos los cuatro integrantes. Somos de los que iban a grabar el disco a lo del vecino que vivía a 15 cuadras, y por ahí no comíamos una semana, pero comprábamos un vinilo rojo, ese tipo de cosas. Es lo que nos unió. Y toda esa ‘ensalada’ de música que fuimos consumiendo durante nuestras vidas, creo que están metidas todas en este disco, como en una licuadora gigante. Uno puede escuchar sonidos que tienen que ver con los ’80, texturas de los 90, y esas son todas las influencias que están en nuestras cabezas.”

Pero escuchar Avenida Olimpo se convierte en un viaje muy particular que excede lo musical. Sus letras tienen un uso de la ironía que había sido central en el rock de esos años y que con el cambio de siglo y particularmente en la última década, se desechó. Incluso las cosas profundas y sustanciales a ser dichas hoy parecen haber quedado en manos del trap y del rap, aunque con un tono de seriedad y literalidad al que el rock se suma por momentos torpemente. “A veces somos irónicos y por momentos somos ácidos. La acidez tiene que ver con la personalidad del registro. Después, siempre hubo un contexto de meter un mensaje sociocultural, si querés, sociopolítico (con unas comillas gigantes) en las canciones, que por ahí, metido en un lugar extremadamente ácido, hace que el mensaje deje de ser panfletario para ser algo más artístico. Parece que estamos hablando de recontra clase B de una invasión extraterrestre, pero en realidad estamos hablando de una invasión de la derecha, de una idea de la que nosotros sentimos que tiene que ver con la destrucción. Entonces se trata de poner en contexto raros situaciones medio surrealistas”.

El público que sigue a Richter y su propuesta de rock, pop y elcetrónica, sigue Scheller, “comparte ese sentido del humor medio ácido, que es algo que parece haberse perdido. Si vos querés decir ‘aguante el Che Guevara’, tenés que decir: ‘aguante el Che Guevara’; no hay una vuelta. Pero es muy loco, porque venimos del rock argentino con una impronta de letras interesantísimas, y la literalidad atenta contra el arte. La falta de metáfora, todo el tiempo, atenta contra el arte. Entonces está bueno, sin caer en una cosa inentendible o en un chiste interno, darle una vuelta ácida e irónica”.

Por caso Avenida Olimpo, el nombre del disco, fue inspirado, sigue el músico, como un ejercicio de “siempre bajar la situación, en este caso mitológica de los dioses, al conurbano y a la realidad de todos nosotros: tiene una gracia casi surrealista. André Breton dice que el surrealismo es meter lo que no corresponde en el lugar menos pensado, y siempre me la imaginé como una visión desde el colectivo 28. Es algo que tiene mucho que ver con el rock de esta parte de Latinoamérica, que está totalmente poblado por estas imágenes medio de tercer mundo conviviendo con ‘sudamerican rockers’. Y tiene mucho que ver con la música que hacemos también, que es rock electrónico, que parece más baladí, una música más fría, pero que cae justo con esas imágenes medio dantescas, por decirlo alguna forma”.

-Y el rock electrónico, además de ser una veta de aquellos años que se abandonó, en términos de producción es muy factible para las dificultades económicas que suele haber en estas tierras.

-El sonido general del mundo fue para el lado del rock electrónico y del tecno rock, y acá es como que dijimos: no, no juguemos con líbero y dos stoppers, vamos a jugar dando pelotazos al medio del área. Y entonces como que creemos que todo el mundo juega a dar pelotazos al medio del área. En eso hay como un trauma de “vos sos de verdad, vos no sos de verdad”.

Ese país que recuerda Richter en su música es también el de una unidad que parece perdida, de realidades conectadas por fronteras, pero no de realidades intercambiables, líneas de conexión que se alimentan y hacen crecer. “A mí me parece que hay un rock argentino que de Virus para acá desarrolló una forma de escribir, hasta una ironía local, que de hecho es muy venerada en Latinoamérica. Y este disco está hecho en un momento de ebullición: en la prepandemia, pese a que no teníamos ninguna idea de lo que iba venir, había una idea de malestar generalizado, que se vivía acá en Buenos Aires, en Santiago de Chile, en distintas partes. Y a pesar de que la pandemia lo planchó un poco, hay una cosa como en educación y vaya a saber hacia qué lado termina saltando la tapa. Este es un disco hecho en un momento convulsionado en la Argentina, en el que estamos asumiendo la mezcla de culturas que somos”.

Hay una geografía que marca esos dichos: “Nosotros estamos como muy esponja de eso: vivimos en la zona de Once (el barrio en el que se presentará el disco). Y ahí conviven los senegaleses con los judíos, con toda su ortodoxia, y con los peruanos, y toda esa parte de Buenos Aires tan cosmopolita, sin ser cool: es la gran influencia de este disco. No somos un restaurante a las finas hierbas, somos una mezcla de comidas con aromas bien de Latinoamérica, pero bien también de África, de zonas desangeladas de Europa; toda esta zona es una zona con idiosincrasia propias de la mezcla”.



Richter
El grupo de electro rock presenta su nuevo disco Avenida Olimpo. Sábado 22 de Octubre a las 23.30 en Casa Colombo, Gallo 557.