Con la idea de documentar la trayectoria de Fun People, una de las bandas más representativas de la escena hardcore punk argentina, el periodista Norberto Alfaro publicó La mayor protesta es el amor, un libro que da cuenta de la relevancia que tuvo el grupo que Carlos “Nekro” Rodríguez y Carlos “Gori” Loncharich formaron en los años ’90, y que estuvo activo hasta 2001.
A lo largo de 350 páginas, el material indaga en el trabajo de la banda desde las diferentes perspectivas que ofrecía la escena hardcore local, siempre con el telón de fondo del menemismo y los factores sociales que influyeron en aquel tiempo. Si bien no incluye entrevistas a ninguno de los músicos que hicieron Fun People, el libro se nutre de una multiplicidad de testimonios, así como también aborda la militancia del grupo a favor de luchas como la del aborto legal, la diversidad sexual, la identidad de género o el veganismo, entre otras que hoy son parte de la agenda habitual, pero que por aquellos días no estaban tan instaladas. “Después de una investigación como la que se realizó para este libro, uno trata de disfrutar. El material está llegando inclusive a países como Chile, Colombia, Uruguay, así que todo lo que sucede supera las expectativas”, dice Norberto “Beto” Alfaro sobre el recorrido de La mayor protesta es el amor.
-¿Cómo nació la idea de realizar un libro sobre Fun People?
-Desde que la banda dejó de tocar, a fines de 2001, siempre tuve la idea de que ellos hicieron más que música. En Fun People existieron muchas inquietudes, pero también un público que tomó todo eso, me refiero a la autogestión, a generar una editorial, o un sello discográfico y otras tantas cosas más para llevar adelante proyectos. Bueno, esas personas tienen como referencia a la banda, algo que siempre me pareció muy fuerte porque, Fun People dejó un legado y una forma de plantarse ante la vida, más allá de canciones. Me pareció que había que dejar un registro de todo eso que yo también viví en los ‘90. Al principio, las primeras entrevistas las hicimos de manera audiovisual, pero después fue mutando todo y me pareció que una historia como la del grupo tenía que estar plasmada en papel y tinta.
-Una investigación de este tipo supone un trabajo de campo. ¿Cuánto llevó de producción general?
-Comencé con las entrevistas en 2016 y terminamos el año pasado con las últimas, por teléfono. Tenía en mente contactar a personas que estaban en el grupo de trabajo de la banda, y me fui contactando por redes sociales, pero luego los entrevistados me iban tirando otros nombres, así que fue una experiencia colaborativa fuerte. Siempre tuve en claro que este trabajo iba a tener un desenlace, pero también supe que todo llevaría su tiempo. De todas formas, siento que el libro me fue enseñando sobre la marcha.
-Hay distintos modelos para realizar una obra de estas características, como, por ejemplo, el de la biografía. ¿Tenías un formato en particular en mente?
-Es bueno mencionar que este libro no es una biografía, sino que por medio de los relatos de quienes entrevisté, quise mostrar lo que la banda forjó desde el escenario hacia afuera. Ahí están las vinculaciones con colectivos políticos y contraculturales que en aquel momento eran una fuente de información para nosotros, adolescentes de la época, de índole político, social y educativo, inclusive. Eso es lo que intenté plasmar con las respuestas de los entrevistados, y siempre tuve la idea de darle protagonismo a todos ellos, así que la mayoría del libro se basa en preguntas y respuestas, más allá de que también existe una contextualización, porque estamos hablando de los ‘90, ya que la historia transcurre entre 1994 y 2000, plena época menemista.
– La mayor protesta es el amor no incluye entrevistas a los músicos que participaron de Fun People. ¿Por qué?
-En un principio, al comenzar el trabajo, me comuniqué con los músicos y les conté por dónde venía todo. Los invité a colaborar con un texto para expresarse, pero ninguno devolvió nada, así que tuve que seguir sin ellos. Cuando finalmente salió el libro, se comunicó el guitarrista Lucas Sequeira, me contó que siempre recibía propuestas para hablar sobre Fun People, pero que cuando lo hacía, no publicaban lo que había dicho, así que estaba enojado con el periodismo. Luego, me dijo que le gustó el libro porque se dio cuenta de que era otra cosa, y de hecho me invitó a venderlo en sus shows. En otra oportunidad me encontré con Carlos “Nekro” Rodríguez, el cantante del grupo, en el Salón Pueyrredón. Le conté del proyecto y también me contó que recibió propuestas de este tipo pero que no aceptó porque era un artista en actividad (actualmente lidera el proyecto Boom Boom Kid, N. de R.). Fue fuerte recibir una negativa tan directa, sobre todo porque en mi caso no me metí con las internas de la banda. Ahí aparecieron ciertas dudas acerca de continuar o no, pero algunos colegas me contaron que les sucedió algo parecido y me instaron a seguir adelante.
-El libro no sólo funciona para que otras generaciones conozcan a Fun People, sino como un ejercicio de conciencia sobre la década del ‘90 en la Argentina. ¿Coincidís?
-Ese planteo también fue otra motivación para publicar el libro. La banda enarbolaba cuestiones como el veganismo, el aborto legal y muchas más. Hoy el Estado tiene en su agenda cuestiones y temáticas que nosotros observábamos en fanzines en lesos años y a través de la cultura punk, porque al final, el punk siempre es vanguardia. Me parecía también que este libro tenía que salir para saber de dónde viene todo eso. Haber recibido toda esa información en una década nefasta como los años ’90 fue gracias al punk, algo que para mí fue muy valioso. Fue una época donde se cerraban fábricas, circunstancias muy duras, así que el libro y su contextualización muestran esos años. Ojalá sirva como un ejercicio de memoria para saber de dónde vienen ciertas cosas.
La mayor protesta es el amor, diálogos sobre Fun People y el jarcor punk
Un libro de Norberto Alfaro. Disponible en librerías.