El artista y diseñador gráfico británico Jamie Reid, creador de algunas de las icónicas portadas de los álbumes de la banda de punk Sex Pistols, falleció a los 76 años, según informó este miércoles su representante.

Reid nació el 16 de enero de 1947 y a los 16 años se matriculó en la Escuela de Arte de Wimbledon. Más tarde se cambió a la Escuela de Arte de Croydon, donde conoció al futuro manager de Sex Pistols, Malcolm McLaren.

De su conexión con el grupo británico surgieron algunos de sus trabajos más célebres, como la portada con texto rosa y amarillo del álbum Never Mind the Bollocks. Además, fue artífice de la cubierta del célebre sencillo «God Save The Queen», publicado en 1977, y del reconocido logo de la banda de Johnny Rotten.



Otras imágenes de su autoría que se volvieron famosas junto a Sex Pistols son las que acompañan las canciones «Pretty Vacan», «Holidays in the Sun» y «Anarchy in UK» que en ese entonces presentaba una bandera británica desgarrada. Parte de su obra se encuentra exhibida en instituciones como la Tate Britain, el Museo de Arte Moderno de Nueva York o el Museo de Bellas Artes de Houston.

Jamie Reid



En sus dibujos, Reid enaltece la iconoclastia que marcó la era punk. En su página web, describía su trabajo como una mezcla de «gnosticismo y disidencia». «Nuestra cultura está orientada hacia la esclavitud, para que las personas realicen funciones predeterminadas, particularmente en el lugar de trabajo. Siempre he tratado de animar a la gente a pensar en eso y a hacer algo al respecto», dijo en una entrevista al diario El Español en 2015.



Durante los últimos años colaboró con Shepard Fairey, el artista callejero conocido por el póster de Obama con el lema «Hope», y apoyó los movimientos Occupy y Pussy Riot. En uno de sus últimos trabajos adaptó su obra de arte más famosa «God Save the Queen» y puso como protagonista a Donald Trump con unas esvásticas en los ojos. Lo tituló «God Save Us All» («Dios nos salve a todos»).

Su legado artístico trasciende su tiempo, se adapta a las nuevas generaciones y deja una huella imborrable en la historia del arte contemporáneo británico.