Barry Newman, el aclamado actor estadounidense de cine y televisión más conocido en nuestro país por ser el protagonista de la serie Petrocelli, falleció a los 92 años de edad el pasado 11 de mayo en Nueva York. Su familia dio a conocer la noticia recién en las últimas horas, luego de que el artista permaneciera internado en el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia, por causas relacionadas con cáncer de cuerdas vocales que le diagnosticaron en 2009.

Barry Newman nació el 7 de noviembre de 1939 en Boston, Massachusetts, y tempranamente comenzó a desarrollar su vocación actoral. En su juventud, ya instalado en la ciudad de Nueva York, fue alumno del prestigioso Lee Strasberg’s Studio, y así trabajó en diversas obras de teatro, entre ellas Maybe Tuesday, de Mel Tolkin y la célebre La ratonera (The Mouse Trap) de Agatha Christie.

El abogado Anthony «Tony» Petrocelli construía, episodio tras episodio, su casa con sus propias manos.



Antes de saltar a la popularidad masiva en la televisión, Newman tuvo un papel memorable la película Vanishing Point, dirigida por Richard C. Sarafian, estrenada en 1971. Su interpretación del conductor Kowalski, un héroe solitario en una frenética persecución automovilística, dejó una huella imborrable en la historia del cine y transformó a la producción en un film de culto.

Barry Newman, en una imágen de los últimos años

Luego de participar en numerosas series y programas, el actor se ganaría el corazón del público inernacional como el honesto y valiente abogado de Petrocelli, la tira que salió al aire en 1974 a través de la de NBC y que en la Argentina fue emitida hasta los ‘80. Con un marcado espíritu de época, el protagonista de la serie, Anthony “Tony” Petrocelli lograba imponer justicia para trabajadores, personas indefensas y socialmente vulnerables y todos aquellos que, de alguna u otra manera, eran oprimidos por el establishment. Con su estilo austero, realista, pero siempre esperanzado, recorría los tribunales y luego de cada proceso legal se dedicaba a construir, junto a su esposa y con sus propias manos, la casa de campo que, hasta el final de la exitosa tira, nunca vimos que llegara a habitar.

Barry Newman también fue un activista en la vida real, involucrándose en organizaciones benéficas y manifestándose a favor de causas vinculadas con la igualdad y justicia social.