Como parte de su estrategia de renovar la programación de la tarde, el segmento más fuerte en términos de audiencia de su competidor Telefe, el canal de Constitución lanzó Mujeres de El Trece: un magazine conducido por cinco profesionales de distinta trayectoria y recorridos. En el mismo marco de supuesta renovación, también se sumó al aire el ciclo de entretenimientos 100 argentinos dicen y se reubicaron Mamushka y el siempre rendidor, en términos de rating, El gran premio de la cocina. Acaso el mayor de los objetivos de todo este reacomodamiento de fichas es que el alicaído «Telenoche» comience con un piso de rating más alto. El resultado de la movida –que hoy es irregular– demandará más tiempo para corroborar una tendencia concreta.
Mujeres, impulsado por la productora de Marcelo Tinelli, es el programa que despertó más atención de propios y ajenos. El envío se desarrolla de lunes a viernes desde las 14:30 y alterna comentarios sobre noticias del día, un segmento de cocina y una entrevista a una figura del espectáculo que funciona casi como una conferencia de prensa reducida. El elenco de conductoras reúne a Teté Coustarot, una animadora con experiencia; Soledad Silveyra y Claudia Fontán, dos actrices que alternaron una extensa labor dramática con algunas experiencias en la conducción; y Jimena Grandinetti y Roxana Vázquez, dos jóvenes periodistas en ascenso.
La propuesta impulsada bajo el ostentoso nombre de Mujeres fantasea con encarnar cierta representatividad que naufraga a los pocos minutos de comenzado el programa. Ningún ciclo de televisión tiene la obligación per se de ser un eco exacto de su tiempo. Sin embargo, la pobreza estructural y de ideas que exhibe Mujeres delata un anacronismo que ni siquiera da lugar a matices. En una era de reivindicaciones por la igualdad de género y la desarticulación de estereotipos estigmatizantes, lo nuevo de El Trece por momentos cae, literalmente, en juntar a cinco mujeres alrededor de una cocina mientras alternan quién se saca o se pone el delantal, casi como si ese fuera su único universo posible. O en realizar una entrevista a Jorge Lanata para que el periodista se ufane de cuál es la parte del cuerpo de las mujeres que más le atrae y hasta provoque a una de las jóvenes conductoras con comentarios poco elegantes. Teté Custarot –recordada por las “noches mágicas” junto a Roberto Giordano– balbuceó la palabra “machismo” luego de una de las bravuconadas de Lanata sin mucha repercusión ni sororidad en sus compañeras. Así las cosas, Mujeres se presenta como una postal sepia en plena era de la marea verde y cuando la bandera multicolor de la diversidad identifica día a día a más argentinos.
Las temáticas que trata el envió y su juego de roles, incluso, parecen un salto al pasado que se mide en décadas. En 1997, la televisión argentina incorporó un programa que habitó la tarde diaria y que provenía del cable. Infómanas fue una propuesta pionera y transgresora. Transgresora en serio: ampliaba los límites de lo decible en su época. Hoy le llaman transgresor a cualquier oportunista que repite guarangadas de ultraderecha. Infómanas se emitía por Telefe y lo conducían Elizabeth Vernaci y –vaya paradoja– Claudia Fontán. El programa combinaba segmentos de humor, lectura de la realidad con aires feministas y un segmento muy recordado que invertía la cosificación de la mujer ubicando al hombre en el lugar de objeto de deseo (los segmentos de la entrevista con los momentos de la vainilla o el beso a las conductoras). Funcionaba como una suerte de La noticia rebelde desde la mirada de dos mujeres audaces y dispuestas a romper con múltiples estereotipos.
Un lustro más adelante, El Trece propuso un magazine orientado al mismo público, aunque bastante más conservador. Grandiosas era un ciclo centrado en una entrevista a cargo de tres mujeres: la idea era un conjunto coral que combinaba a una periodista con dilatada trayectoria, Fanny Mandelbaum; una conductora ácida y con cierta mirada de género, Laura Oliva; y una conductora de pasado con mucha exposición en plena transición de perfil, Karina Mazocco. Era menos pretencioso que Mujeres, pero la dinámica de los reportajes permitía hablar y preguntarse de temas mucho más amplios que la cocina o los fetiches de Lanata.
Más allá de cuestiones puntuales de la prolijidad en la realización de Mujeres, la superposición entre las conductoras o que la escenografía mezcle una cocina, un living y un estudio de TV, el programa choca entre lo que sugiere en su propuesta y lo que efectivamente entrega: un formato y un estilo de abordarlo por demás remanidos.
La televisión argentina en su laberinto
Si la propuesta fuera tomar un formato que tiene más de 50 años, poner al frente a un conductor limitado, conservador y previsible, y rodearlo de gente más o menos igual con alguna excepción para disimular un poco, nos podrá gustar más o menos, pero nadie puede sentirse estafado. Es Polémica en el bar. Decir mujeres en la Argentina de 2020 significa –más que nunca– muchísimo más que el programa Mujeres, y ese contraste –o estrategia de marketing– erosiona notablemente la propuesta.
Al promocionar hoy “un programa hecho por mujeres para mujeres” y que el resultado sea un tipo que les enseña a cocinar, otro segmento donde se ponen y se sacan el delantal en cámara para cocinar, y entrevistas que reproducen los estereotipos vencidos de lo que se suponía era una mujer, los resultados no pueden ser buenos. El Trece parece desdeñar a las mujeres en general y a las de la señal en particular.
En el mismo horario y en contraste, Telefe cuenta con Verónica Lozano. La conductora está muy instalada en el público y la acompaña un equipo afianzado en el tratamiento de problemáticas sociales y de género, con un seguimiento muy riguroso –entre otros temas– de los casos de violencia de género. Mientras tanto, Soledad Silveyra se calza el delantal y se manda un flan mixto.
Una célebre frase muy repetida sostiene que es preferible permanecer callado y parecer tonto, a hablar y confirmarlo. Podría decirse –entonces– que cuando El Trece lanza un programa quedado en el tiempo y de ecos machistas bajo el nombre de Mujeres, no está haciendo mucho más que una confesión de parte. Y es una lástima. El canal cuenta con profesionales de gran nivel profesional, compromiso y trayectoria. Sin ir más lejos, Silvia Martínez Cassina, quien no causalmente fue primero invisibilizada y luego desplazada de su espacio televisivo por su condición de mujer y luchadora sindical, habría podido ser un engranaje central para un proyecto que atienda los verdaderos y diversos intereses de las mujeres argentinas. «
Mujeres
Conducción. Soledad Silveyra, Claudia Fontán, Teté Coustarot, Roxana Vázquez y Jimena Grandinetti. Lunes a viernes de 14:30 a 16, por El Trece.