La señal de noticias A24 se suma a los canales que mueven drásticamente sus fichas para este 2021 que se inicia. Luego de conocida la información sobre la partida de Eduardo Feinmann y Jonatan Viale, la dupla que compartía las tardes con excelentes resultados en términos de rating, el canal de Vila-Manzano ya está moviendo las fichas para la ardua competencia noticiosa en un año electoral. A24 también perdió a Juan Cruz Ávila, quien fuera su gerente de noticias y responsable del rabioso tono opositor/chimentero.
Tras las pérdidas de figuras y estrategas –¿o acaso antes?– prima la idea de una redefinición del perfil de la emisora. Una decisión curiosa si tenemos en cuenta el muy buen año de A24 en cuanto a rating, que la llevó a consolidarse como la tercera señal de noticias con expectativas de seguir creciendo. No faltan quienes atribuyen estos movimientos a las estrategias comerciales del grupo Vila-Manzano, las cuales van mucho más allá del mundo audiovisual –la reciente compra de Edenor es solo una expresión de esos intereses–.
Si bien la grilla está lejos de cerrarse, se multiplican las voces que aseguran que ya comenzaron las negociaciones para incorporar a Reynaldo Sietecase, Ernesto Tenembaum y María O’Donnell, entre otros. El objetivo sería apostar a una oposición “fina” o lo que comúnmente se denomina coreacentrismo.
Con este escenario, surge la pregunta: ¿qué hará Baby Etchecopar? Radiopasillo asegura que el conductor quiso ser parte del desembarco de Juan Cruz Ávila en La Nación+, pero fue rechazado por los directivos del canal bajo el argumento de que “era demasiado”. Incluso para los gerentes de LN+ que vienen ampliando sus capacidades digestivas a todo vapor Etchecopar, por ahora, constituye un sapo demasiado difícil de digerir.
La «vocación» de montar un show burlesco/melodramático de las noticias es una característica que se hizo identidad en el Grupo América. Dicho principio ordenador permite que los adustos Luis Novaresio y Antonio Laje puedan compartir pantalla con los inclasificables Mauro Viale y Alejandro Fantino y con el impresentable Etchecopar: una suerte de bufón extremo en un circo que no ahorra recursos para correr los límites de lo periodístico, siempre para mal.
Ángel Pedro Etchecopar comenzó su carrera televisiva en un programa bastante inclasificable en las madrugadas –precisamente– de América llamado: El Ángel de la medianoche. En dicho programa explotaba el stand up, todavía bastante inexplorado en el país, y conversaba con televidentes, a muchos de los cuales –en general mujeres–maltrataba con insultos misóginos y expresiones repudiables. Tiempo después, se sumó al staff de Radio 10, en los años de Daniel Hadad, donde aumentó sus dosis de provocación y misoginia ante la mirada cómplice de su jefe y de muchos de sus compañeros.
En la actualidad, combina esa misoginia –que le valió una condena de la Justicia– con comentarios en contra del Gobierno. Había comenzado bancando a Alberto para pegarle al kirchnerismo, pero rápidamente optó por la condena grueso, fervor que lo llevó a negar el Covid-19 –hasta que lo contrajo y debió desdecirse–, opinar pestes del país en general, deslegitimar la democracia, el debate público y todo lo que pase por fuera de sus metáforas grotescas y su actitud de sobrador.
Es probable que A24 reorganice su grilla ubicando a periodistas menos directos en sus críticas –o pretendidamente menos explícitos– en los horarios centrales de la tira diaria (primera mañana y prime time nocturno) y sostenga a Etchecopar en algún horario marginal que le permita seguir exudando la bravuconería que lo caracteriza porque, ya se sabe, el show debe continuar. En todo caso, la reconversión de A24 supone un desafío comunicacional cuyos resultados prioritarios no parece ser el rating ni el periodismo. «