Expresarse es lo que mueve a uno de los dibujantes más versátiles del país. Está claro que el dibujo es su pasión central, pero reducir a Rep a una sola manifestación de sus inquietudes no le haría justicia. Más allá de su multiplicidad de proyectos, por estos días llegó a la pantalla de la TV Pública la segunda temporada de Mundo Rep (viernes a las 23), el programa de entrevistas en el que Miguel Repiso dibuja mientras entrevista distendidamente a diversas personalidades (en algunos casos amigos) para charlar sobre temáticas que pueden dispararse hacia mil lados.

La primera entrega de programas -que se realizó entre mayo y agosto pasado- contó con figuras como Maitena, Daniel Divinsky, Elizabeth Vernaci, Eduardo Aliverti, Carlos Ulanovsky, María Fiorentino, Cristian Alarcón, Pedro Saborido, María Kodama, Mauricio Kartún, Mariano Llinás, Juan Sasturain, Adriana Varela, Leo García, Jorge Alemán y Claudia Piñeiro. Esta segunda temporada está compuesta por nueve programas donde Rep seguirá despuntando su oficio de dibujante y entrevistador a la vez. “Todo esto es raro e intenso para mí. A principios de año no pensaba que iba a tener una propuesta de televisión con entrevistas. Todo surgió por un único programa que hice sobre la muerte de Diego Maradona, basado en unas entrevistas pensadas para la TV Pública, algo que surgió por el libro que hice sobre la figura del Diez. Pero a comienzos de este año me llamaron de la TV Pública para repetir la experiencia con un ciclo de nueve programas temáticos. La idea era que los temas fuesen los que laburé en mi vida como dibujante. Más tarde comenzamos a buscar a los invitados, unos tres por programa, y comenzamos con la primera temporada para que hoy la cosa sea diferente”, puntualiza Rep.

–¿Llegás más canchero a esta nueva temporada?

–Llego con más experiencia, sí. Entre la finalización de la primera tanda, la recepción del programa y la propuesta de encarar una segunda entrega pasó poco tiempo, así que hubo que empezar rápidamente a preparar todo. Eso incluye la andanada de nuevos temas e invitados, donde hay también un gran laburo de guión y producción, más allá de mi preparación. Al no ser periodista me ayuda mucho la producción, porque yo puedo no preguntar cosas relacionadas con el ABC, sino más bien con el abecedario invertido (risas). En televisión me torno un tipo dócil ante las preguntas que me acercan y aprovecho mi saber sobre ciertos temas en las repreguntas, algo que jamás hago en términos periodísticos.

–¿Esta segunda temporada tendrá nuevamente temas variados?

–Totalmente, pero siempre en temas en los que yo haya trabajado antes. No me proponen cosas desconocidas como la física cuántica o la poesía belga, aunque hay temas que yo propongo y se hacen finalmente, pero también otros que no son posibles de realizar. Por ejemplo, yo puedo querer hablar de los barrios de Buenos Aires, pero al ser la TV Pública un canal de alcance nacional no creo que en Cutral Co sea interesante. En este nuevo ciclo saldrá algo de Cortázar, a quien trabajé mucho, así que puede meterme en la temática propuesta, y lo mismo pasó con Borges en el primer ciclo. A esos temas llegó por haberlos trabajado mucho, dibujado mucho. Eso está bueno porque practiqué con esas cosas durante toda mi vida. Son elementos que se volvieron carne propia y a las que llegó confiado.

–¿La idea entonces es desarrollar de manera más profunda ciertas temáticas?

–Sí, hacer todo pero de manera intensiva. La primera temporada fue como un largo laboratorio para mí, mientras que acá vamos más en profundidad todavía. De todas formas, hay cosas nuevas pero que son matices, perfeccionamiento, la técnica. Por ejemplo, los créditos finales tendrán una tipografía personal, todas cosas que van haciendo algo diferente desde lo pequeño. De haber una tercera temporada habrá seguramente cuestiones más de fondo sobre la melodía original.

–¿Estudiás mucho a tus entrevistados?

–Tengo bastante cancha que me vino por mi programa de radio, porque ahí la cosa pasa más por conocerlos por su vida, obra, como hacedores. En este caso, lo que importa es la temática y por qué fueron invitados, así que hay una suspensión de la biografía y el monitoreo de su obra. Más que nada, es sumergirnos de nuevo en un tema como Leonardo Favio, o qué me podés decir nuevo sobre Cortázar o el Martín Fierro. Es un vuelo lateral el que hago porque acá, la estrella es la temática y luego los entrevistados pueden tener un gran análisis sobre los temas que se tocan. Yo estoy media hora con cada uno de ellos y luego hay una edición fuerte sobre lo registrado, así que no hay debates, hay inmersiones sobre temas. No se trata de descubrir algo junto al invitado, sino más bien que ellos cuenten cómo les afecta el núcleo de lo que estamos hablando. No hay novedades, no hay coyuntura, no hay periodismo en el programa.

–¿Qué tienen que tener los invitados para ser elegidos?

–La pregunta sería qué no tengo que tener yo. No debo tener prejuicio sobre quién viene, eso es lo que aprendí. Con años de entrevistador aprendí eso, porque yo soy muy prejuicioso, sobre todo con gente que no tiene nada que ver con mi sensibilidad y mi estética. Pasa que después me enfrento a esas personas y me doy cuenta que no eran como yo pensaba que eran y resulta que hacen un aporte tremendo. Así que ahí me hablo y trato de bajar un cambio, no ser soberbio. Uno tiene sus cosas, su andarivel estético, de gustos, y puede pasar que no te encuentres con otro como vos, así que el resto pasa por liberarse de las ataduras propias. Yendo más acá, todos los que vienen al programa tienen su manera de pensar y su laburo encima del hombro, aun los que venden la más liviana la tienen, y se les nota en la pasión y la garra con la que hacen su laburo. La respuesta más honesta que puedo darte es que yo no tengo que tener prejuicios, pero más allá de eso, lo que los sostiene a los invitados es lo que los lleva finalmente al programa. Creo que las entrevistas enseñan a escuchar mejor y a dejar atrás ciertos prejuicios.

–¿Qué te dan las entrevistas que no te da el dibujo?

–Me parece que el dibujo va por un lado más intimista, y esto es como una razón social. Cuando hago mis guiones soy autor, pero como entrevistador soy un curioso raro, porque le muestro a la gente una curiosidad más lateral. Es algo que me viene más del ojo que de otra parte, entonces genero un poder de escucha que yo no tengo en mi tablero de dibujo.

–El atentado a Cristina Fernández de Kirchner sacudió la vida política y social del país. ¿Cómo repercutió en vos esa situación?

–El atentado a Cristina es un trauma civil que nos quedará impreso. Nos da la pauta que nuestro país no es un lugar seguro como era. Será un trauma que nos durará, pero que no haya pasado lo que no pasó nos tiene que alertar de que pueda llegar a ocurrir algo similar en el futuro, lo cual no significa que no sea un drama actual el que vivimos. Uno, que es amante de la belleza, puede observar que por estos hechos todo puede disolverse. El peligro que afrontamos como sociedad es que todo se vaya al carajo, algo que desde el ’83 estamos construyendo, es decir que casi cuarenta años de vida democrática se pueden desvanecer en unos segundos por medio de una acción paranoica. Ahí se van al demonio los pactos políticos porque hay nuevos agentes y nuevas suciedades en el horizonte que no eran lo que habíamos soñado en el ’83, en la primavera democrática y luego aun con los altibajos de la democracia, siempre estábamos ahí, surfeando y salvándonos por un poquito. Siempre estaban las instituciones porque siempre había como una cosa erótica que nos salvaba de lo tanático. Ahora la locura y la mentira están ahí, instaladas.

–¿Cómo se combaten los discursos de odio que favorecen esas prácticas?

–No tengo respuesta para eso. Es algo que, si se quiere, es nuevo porque tiene que ver con la hiperinformación, las redes, y como la mentira fluye, llegando como quiere a tu cabeza. Antes a la mentira la podías ir a buscar, ahora te llega… Hoy casi no se puede escapar de los discursos envenenados. No me preocupan los que ya tenemos el “airbag democrático”, me aterra como las nuevas generaciones asimilan las mentiras y el odio que reciben a diario.


Mundo Rep
Un programa de entrevistas a cargo de Miguel Rep. Viernes a las 23 por la TV Pública.


Una historia de los mundiales, con Pedro Saborido

Con múltiples proyectos en danza, más allá de su programa de radio (El holograma y la anchoa, AM 750), su día a día en Página 12 y su nuevo ciclo de entrevistas televisivas con Mundo Rep, el dibujante se embarcó en un trabajo que en un todo se vincula con la historia de los mundiales, situación que le deparó una profunda sensación de bienestar. «Hice unos sesenta dibujos para ilustrar la historia de los mundiales para la TV Pública. Son unos mini cortos que se llaman Mundialitas, salen en esa pantalla de manera aleatoria y algunos de ellos ya se pueden ver. Van todos, desde el mundial de 1930 hasta acá, y de ahí extraemos con la producción junto a la voz de Pedro Saborido algunas situaciones que pasaron por esas competencias. Lo concreto es que semana a semana se suman más para llegar con el último episodio a la semana del mundial de Qatar, en noviembre. Me interesan mucho los mundiales, porque inclusive los cubrí desde las redacciones y los dibujaba mientras pasaban. Me acuerdo que una vez en el Mundial del 94 me mandaron a cubrirlo con mis dibujos, y hasta casi me acompañó Osvaldo Soriano pero al final arrugó porque él era muy fiaca. Me acuerdo que tenía que mandar un dibujo por día y estaba muy sumergido en toda la atmósfera de la competición, algo que me sigue pasando siempre en junio pero ahora pasará casi a fin de año, lo cual es algo muy raro para mí. Recuerdo que durante el último mundial hicimos un programa medio futbolístico, medio literario desde Pinamar junto a Juan Forn que salía al aire durante los cinco domingos del campeonato del mundial de Rusia. Se llamaba Ruso el que lee, y ahora que Juan no está entre nosotros estoy buscando a alguien para volver a realizarlo».