Lanzar un disco en medio de la pandemia puede ser interpretado como un acto medio loco, o medio de desesperación. Ni qué hablar si se trata de un disco experimental. Más extraño es pensar que se trata de un acto de continuidad con una cotidianidad a la que, pese a todo, no se quiere volver. Veamos.
“Estamos acá un poco atrapados en esta cuarentena, y había cosas pendientes por hacer -cuenta Mariano Di Césare, líder de Mi Amigo Invencible, sobre la salida de El mismo sol (Lado B)-. Siempre estamos editando cosas y la verdad que cayó justo la situación, no fue planeado por la cuarentena. Y es experimental porque teníamos una deuda pendiente con un disco que habíamos sacado hace dos años en vinilo, porque le queríamos dar una especie de magia mística, con la autopromesa de que en dos años lo sacábamos en digital. Pero lo adelantamos: nos agarró una especie de necesidad, El golpe (de la pandemia) fue bastante grande. ‘¿Qué hacemos para bajar la ansiedad?’, dijimos. Y nos pusimos a trabajar en este lanzamiento.”
O sea que no tuvo que ver con esa sensación de decir algo que recorre algunos sectores de la sociedad. “También es un gran momento para no decir nada. La verdad es que… ¿cuánto más se puede decir de lo que se está diciendo? No se puede hablar de otra cosa, y si hay algo que a mí me conmueve en el arte es lo que está sucediendo en paralelo a lo cotidiano. Pero cuando lo cotidiano se ve cien por ciento inundado de la única noticia es como que no hay escapatoria. Justamente por eso no estoy componiendo: es muy difícil pensar en otra cosa.”
Este Lado B tuvo su origen en versiones de temas ya hechos pero con distintos integrantes. Tres de los que estaban se fueron de viaje, y como son “una banda de mucho ensayo”, para tocar los mismos temas con otros miembros había que versionarlos de distinta manera. Y esas son las versiones que se escuchan de la banda que hoy forma con Di Césare, Arturo Martín y Nicolás Voloschin (de los originales, y Leonardo Gudiño (se sumó en 2010) y Pablo Vinardo (2016), y ahora Lucila Pivetta en bajo.
Ese tiempo de ensayo para hacer la cantidad de versiones que se quiera ya no está. Y no hay nostalgia. “No se puede hacer más que vivir esa otra vida -dice Di Césare-. Nos mantenemos en contacto y nos mandamos ideas, una especie de maquetas como para ver por dónde vamos a ir cuando nos volvamos a juntar. Cada uno está en su mambo, fortaleciendo mucho su núcleo personal y familiar.”
El frenesí prepandemia se transformó en esta especie de letanía de lo que vendrá. “Es muy difícil pensar cuando no se sabe qué va a pasar. Tenemos herramientas como para pasar esto. Como toda esa cuestión de la gira se va a suspender, me imagino creando, tratando de traducir un poco qué es lo que va sucediendo, qué viene sucediendo antes de la cuarentena en canciones. Vamos a estar con la mente bastante revolucionada para poder trabajar, y eso es bastante seductor.»
El antes de la cuarentena lo marca porque esa «normalidad terminó en un pico de estrés universal, como cuando estás estresado y el cuerpo se enferma. Todo este estado de encierro ha hecho reflexionar un montón de cómo veníamos viviendo, cómo nos veníamos relacionando con la gente, los lugares, las redes. Hizo falta que paráramos todos de golpe y nos quitaran un montón de cosas para que nos diéramos cuenta de lo valioso de las otras cosas. Claramente hay un antes y un después en varios aspectos. Espero qeu no todo vuelva a la normalidad «.
En su caso recuperó el contacto con el cine, ese “nutriente” de su propio arte que ahora le está “curando el alma”, y que “el ritmo frenético” se lo impedía porque lo dejaba “sin energía para leer o ver películas”. Pero ese tiempo recobrado no lo está usando para ver cosas nuevas sino para recuperar su sabor por las películas de los 60, en especial de la Nouvelle Vague.
-¿Se te ocurre alguna fantasía tipo de ciencia ficción para el regreso a los escenarios?
-(ríe) Sería muy loco que sólo se le vieran los ojos a las personas, que en realidad era lo único que yo veía desde arriba del escenario; veía sonrisas, pero prácticamente los ojos nada más. La gran fantasía sería ésa, que todos estén con barbijo en silencio, sólo miradas y oídos atentos, esa sensación que siempre se buscó en un recital.
Una especie de distopía que enseguida revierte: “La verdad que no me gustaría que fuera así, me gusta como siempre: escenario con olor a boliche, cables, pizza y birra barata, volver un poco a eso, que era realmente hermoso”.
No, no todo debería cambiar para siempre.
Mi Amigo Invencible lanzó El Mismo Sol Lado B. En pocos días editarán el single «Freelance».