En 1910, mientras Buenos Aires presumía del primer siglo patrio con la visita de la Infanta Isabel de Borbón y los festejos de la Avenida de Mayo, el pintor Antonio Alice ganaba la medalla de oro del Salón del Centenario por su obra La muerte de Güemes. En el lienzo, el héroe de la independencia agoniza después de rechazar el salvoconducto que le ofrecen los realistas e instar a sus jefes y al ejército Infernal a no abandonar la lucha. El cuadro, su testimonio del contraste de tiempos e idiosincrasias, y otros elementos históricos son los que Mercedes Morán revisita, interpretando a una dramaturga, en Ensayo para Güemes, el mediometraje que durante los próximos días se exhibe en Canal Encuentro y el cine Gaumont.
“Daniel Rosenfeld, el director, me llamó para contarme acerca de esta producción, en la que estaba confirmado Leo Sbaraglia”, cuenta la actriz. “Me gustó muchísimo lo que escribieron con Mariano Llinás, me pareció una aproximación muy original, con mucha poética, para dar información de una manera entretenida y clara –destaca–. Lo hicimos en el medio de la pandemia, con lo mínimo, y el resultado nos tiene muy orgullosos a todos”. La propuesta, en su despojo, consigue conjugar la sutileza estética con una narrativa dinámica. En ese contexto también desarrolla el recurso metarreferencial de la obra dentro de la obra, sostenido impecablemente por el elenco que completan Martina Garello y Walter Jakob. “En ese juego de cajitas chinas mi personaje está realizando una representación teatral, y una de las cosas con las que jugamos con Leo, desde el humor, es el lugar común del actor (en este caso él, que hace de Martín Miguel de Güemes), que está siempre pendiente de si va a aparecer o no, cuánto texto va a decir, algo que nos resulta familiar y que fue muy divertido de hacer”, destaca la actriz.
–¿Cómo ves a la industria cultural en relación con este tipo de contenidos históricos?
–Es un producto hecho directamente para Encuentro, un canal que se nutre de estas propuestas, y creo que aplica también para la TV Pública y las escuelas. Es un disparador interesante para los chicos de primaria y secundaria, hay una manera de volver a contar lo que se ha contado desde la historia oficial, que dejó un montón de cuestiones invisibilizadas. Yo misma, haciendo este trabajo, me enteré de cosas que no sabía, incluso algunas muy básicas.
–Es muy conmovedor el momento de las lecturas de las cartas entre Güemes y Carmen Puch, su esposa. Mujeres como Macacha, su hermana, tuvieron roles decisivos en la gesta de la Independencia, pero se las reivindica desde hace muy poco.
–Creo que en el revisionismo histórico empieza a haber una perspectiva de género que les da visibilidad a muchísimas mujeres que fueron parte de nuestra historia. Necesitamos revisar la historia con perspectiva de género. Cuando se escribió la versión oficial, el lugar de la mujer era mucho peor que el que tenemos ahora. En la escuela siempre estudiábamos que las mujeres se encargaban de cuidar a los soldados, pero hay argentinas que traspasaron esos límites y esas normas, que estuvieron en el campo de batalla, pero solo se habló de algunas. Ahora hay que agregar a esas otras que también tramaron la historia.
–¿Cambió algo en tu trabajo, en el intercambio con actores, directores, productores, a partir de los planteos feministas?
–Están empezando a cambiar muchas cosas, pero es una tarea lenta. En la comisión de género de SAGAI, a la que pertenezco, hay un trabajo fantástico en relación con muchas cuestiones, pero hasta poder plasmarlo en términos de protocolo, debe ser aprobado por todos los sectores de la industria. Me refiero a protocolos para que, por ejemplo, durante una escena de sexo, haya en el set una persona que pueda tener una tercera opinión, que verifique si se están traspasando ciertos límites, y que no sea el actor o la actriz quien deba defenderse, sino que haya algo establecido. Antes de que eso se fije se pueden hacer observaciones o recomendaciones que no son obligatorias, desde trabajar los guiones, la forma en que se llevan a cabo los casting, etcétera. En algunas plataformas u otros ámbitos ya existen normas de ese estilo y hay personas designadas para que puedas recurrir a ellas si te sentís maltratada o abusada, pero son formas y estructuras que se tienen que trabajar, estudiar y aprobar. Lo que sí siento es que hay una tarea enorme, sobre todo, de concientización acerca de los derechos que tenemos. Actrices Argentinas se ha expresado muy claramente en este sentido. Pero es un largo camino, porque son años y años en los que se naturalizó una forma de trabajo que, aun cuando hay buenas intenciones, sigue cayendo en errores conceptuales.
–La pandemia es un momento difícil, pero a vos te golpeó especialmente de cerca, con la muerte de tu madre. ¿Cómo ves lo que sucede con las diferencias políticas en relación con el tema?
–Me pasó a mí lo que le pasó a tanta gente, de perder seres queridos por esta enfermedad, viviendo algo que no tiene precedentes, al menos de este modo. Pero me entristece y me enoja que la oposición metió miedo a las vacunas, usar eso para una campaña política es muy peligroso. Pasa en todo el mundo, no solamente acá, incluso en países en los que sobran recursos, se están haciendo esfuerzos enormes para que la gente se vacune, porque la derecha antivacunas ha especulado con este tipo de campañas. Los grandes poderes se están dando cuenta de que si esto no se reparte equitativamente no se salva nadie, no es un eslogan de nuestro país. No quiero caer en el lugar común de hablar de la crisis y la oportunidad, pero es un momento en el que hay que revisar lo que estaba mal antes de que esto sucediera. Si no lo hacemos, se corre el riesgo de que la crisis nos tenga atrapados por mucho tiempo.
–¿Y el cine, la tele, el teatro?
–La industria está castigadísima. Ahora se vuelve al teatro con aforos reducidos, pero para los actores y actrices es muy complicado, sobre todo porque ya desde antes de la pandemia el teatro independiente (por ejemplo) venía muy castigado por las no políticas culturales del gobierno anterior. Ese gran semillero de directores, actores y actrices estaba cerrando porque no se podían pagar las facturas de la luz. Si a eso le sumás otros cierres que afectan a la actividad, estamos en una emergencia muy grande, y de todo el espectáculo. Con respecto a los rodajes y la televisión, hay una manera de hacerlo con protocolos pero es carísimo, solo pueden afrontarlo seriamente ciertas producciones. Las películas independientes o de autor, que se hacen con bajo presupuesto pero mucho talento, están en riesgo, todas postergadas.
–¿Cómo pensás que afecta la irrupción del streaming?
–La televisión siempre se caracterizó por no tomar mucho riesgo, y eso ahora se les complica porque están compitiendo con estas plataformas donde sí hay espacio para jugarse por lo nuevo… Creo que es muy difícil, al menos en lo creativo. A las plataformas tiene acceso mucha gente y la variedad y la competencia es enorme. Como actriz, hay una gran diferencia entre trabajar para una plataforma o un canal de televisión abierta, la proyección es mucho más grande, porque Netflix o Amazon se ven en todo el mundo. En cambio, el streaming en teatro, personalmente creo que es insuficiente. El teatro tiene una naturaleza que sí o sí es presencial, pero en este momento de pandemia, abre una posibilidad. Igualmente pienso que el teatro va a retornar a lo que es. Otra cosa es Teatrix, que no es resultado de la pandemia sino de una idea fantástica para ver espectáculos que ya no están en cartel, si bien este momento hizo que hubiera muchas más vistas que antes.
–¿Cómo campeás, en lo personal, estos tiempos?
–Como puedo, es difícil… Estoy leyendo, mirando muchas pelis, hago actividad física… Mis rutinas con mi familia cambiaron completamente: con mis nietos y mis hijas nos vemos al aire libre cada 15 días, extraño un montón porque teníamos una dinámica muy diferente. Con mis amigos nos vamos haciendo el aguante por teléfono, por Zoom, nos ayudamos a mantener el ánimo arriba. Porque también esto nos ha hecho entrenar en nuevas formas de acompañamiento amoroso, y eso también da alegría. «
ENSAYO PARA GÜEMES
Dirección: Daniel Rosenfeld. Protagonistas: Leonardo Sbaraglia y Mercedes Morán. Telefilm coproducido por el Ministerio de Cultura de la Nación y Canal Encuentro. Hoy a las 15 y mañana a las 20 por esa señal. Hasta el 23 de junio inclusive, en el Cine Gaumont, con entrada gratuita.
Series, cine y compás de espera
Morán tiene muchos proyectos en puerta. Algunos próximos a estrenarse, otros supeditados a la pandemia para arrancar o terminar de definirse. “Están ya las primeras temporadas de la serie de Maradona, para Amazon; de El reino, que sale en Netflix en agosto; y Iosi, que produce y dirige Daniel Burman, también para Amazon. Una vez que larguen, hay que hacer las segundas temporadas, pero todavía no tenemos fecha por la pandemia”, comenta no sin fastidio la actriz. “Yo creo que a partir de septiembre u octubre van a empezar a regularizarse los rodajes”. Con grandes elencos todas, en la esperada serie del Diez, Morán es Doña Tota; las otras dos series proponen suspenso para tratar temas políticos; El reino, de Claudia Piñeiro y con dirección de Marcelo Piñeyro, presenta a un pastor evangélico en carrera para la presidencia; Iosi se basa en el libro de Miriam Lewin y Horacio Lutzky que investiga la historia del espía infiltrado en la comunidad judía a partir del atentado a la Embajada de Israel. “Me quedaron también películas para hacer y se van corriendo… Cada vez que se mueve una cosa es un efecto dominó que modifica todas las demás”, señala Morán.
Un gremio en alerta y el impacto de las latas
En su larga trayectoria, Morán fue parte de momentos cruciales de la industria televisiva, como el auge que se dio con las tiras y unitarios que a mediados de los ’90 promovieron productoras como Pol-K, entre otras, y que por varios años hicieron una especie de primavera en la que además de generar empleo, se ensayaban ideas, formatos y se abrían espacios para que los nuevos talentos pudieran mostrar lo suyo. Hoy, en cambio, el panorama es de incertidumbre total para los trabajadores y trabajadoras del rubro, y la actriz hace su reclamo: “Me gustaría que los canales de televisión abierta que están pasando latas extranjeras repitieran ficciones argentinas –si no pueden producir nuevas por la pandemia–. Sería una forma de que los actores y las actrices podamos cobrar algo de dinero en este difícil presente. Me gustaría que todos los canales se pusieran este guante y al menos pasaran dos programas, lo cual no les implica gastos, sino que simplemente se trata de repetir lo que ya produjeron, así les darían un respiro a todos los trabajadores que están pasando un momento tan difícil”.