«Inmersa» fue grabado entre noviembre de 2017 y enero de 2018, fue pensado desde sus inicios como un proyecto de solo piano, con la intención de explorar y extraer todo el potencial sonoro del instrumento. Con esa dinámica, Mayra Dómine pianista, compositora y docente logró transmitir emociones intensas, enérgicas y profundas, pero también agregó varios instrumentos para completar la gama de colores del trabajo.
“Este disco es el reflejo de una necesidad mía de transitar lo que me moviliza acompañada por la contención de la música. Me gusta la idea de trabajar desde la emoción para que surja la transformación hacia el arte”, explica Mayra Dómine. “Cuando estudiamos, ensayamos o componemos, los pianistas encontramos sonoridades que son frecuencias que se anulan si aparecen otros instrumentos. Entonces apunté a mostrar sonidos que no podía usar en otros formatos o proyectos de los que fui parte. En el camino me encontré con canciones y decidí grabarlas”, agrega.
La artista que es docente y toca también para los estudiantes de Danza del UNA (como acompañamiento, improvisando para que creen movimientos) considera que las teclas son pasaportes para crear imágenes mentales: “Creo que el piano es un instrumento mágico. Logra muchos sonidos e infinitas maneras de hacerlo sonar. Y es muy personal lo que te produce. A medida que voy tocando me voy conectando con una sanación y de ahí surgen los nombres de las canciones”. Dómine estuvo un año componiendo para «Inmersa», su disco debut como solista. “Me sentía muy vulnerable y me metí de lleno en mi mundo interior, y cada vez que tenía un rato me quedaba en el piano para ver que me salía. Fueron meses y meses para poder sacar lo que había adentro, decodificando sentimientos y poniéndolos sonidos. Es raro pero este es un disco terapéutico. Sólo espero que el que lo escuche le pase algo similar.” Desde su punto de vista la música instrumental es fundamental para conectar desde un lado más primitivo. “Yo quiero que lo que toco le haga bien a la persona que escucha, que lo lleve a un lugar agradable sobre todo en estos tiempos donde estamos bombardeados de estímulos”.
Para Dómine en tiempos difíciles como los vividos en estos últimos años, el arte da fuerza, tanto a los productores como a los consumidores de expresiones como la música: “Senti que hay que involucrarse porque la fortaleza para la vida se encuentra en lo que a uno lo hace sentir bien y en lo que uno cree correcto. Por eso me animé a grabar estos temas, para compartirlos”.
La pianista nacida en Wilde, y ahora porteña, toda la vida estuvo cerca de su instrumento. “Cuando mi mama era chica todas las mujeres estudiaban piano, casi por imposición, así que en mi casa había un piano. Me gustaba la batería de chica, pero al tener el piano ahí en el living no me quedo otra”, cuenta. Tuvo su época de odio y luego llego el amor: “De muy chica me obligaban a estudiar y practicar, y no me gustaba esa situación, pero me fui enamorando cuando la practica empezó a mostrar sus frutos. Me la pasaba escuchando música, grabando de la radio los temas que me gustaban para después sacarlos.”
Sus influencias van desde Brad Mehldau y Egberto Gismonti a Chopin y Mozart, “pero creo que hago algo de fusión entre jazz y clásico, me cuesta definirlo, pero creo que tiene algo de ritmos populares. Yo trabajo mucho hasta liberarlo pero no pienso en etiquetas sino en lo que me parece. Es todo muy abstracto, pero la verdad que es valioso, sobre todo ver lo que le pasa a los demás”. Lo que más disfruta es tocar en vivo “la energía de la gente suma porque hace que la canción esté viva. Cada momento, sea ensayo o estudio o vivo tiene una particularidad atractiva, pero tocar para otros, compartir es lo que más me gusta”, concluye.
-Mayra Dómine presenta «Inmersa». Viernes 6 de diciembre a las 23.30 en Borges 1975, J. L. Borges 1975.