Va terminando el año y empiezan las despedidas. Martín Buscaglia, uno de los artistas más destacados e influyentes de Uruguay (según dichos del propio Fernando Cabrera y el ya icónico Jaime Roos), se suma a esas tendencias que caracterizan esta parte del año. En su caso despide el 2024 con su concierto Una canción no tiene importancia, donde recorre su prolífica carrera, y donde mostrará alguna que otra canción nueva que siempre tiene entre manos. Luego de su gira europea y tras agotar en el Teatro Solís de Montevideo, vuelve a Buenos aires, al ND Teatro, con este espectáculo para mostrar su talento. Sera el 22 de noviembre, con el dato de color que tres días antes, el lunes 18, será el invitado de La Bomba de Tiempo en el Centro Cultural Konex.
“Las últimas veces en la Argentina habían sido más bolicheras, toque en Niceto, en la Tangente, pero estaba extrañando la delicadeza que da una puesta en escena en un teatro, con luces, con otra manera de armar todo. Por eso el show en un teatro esta vez”, comenta el artista que en este show tendrá la oportunidad de tener el lanzamiento de nuevos temas, como el dedicado al futbolista Luis Suarez, titulado “Lucho”, que lanzó tras la renuncia del jugador a la celeste, así como también “Hablando de Roma”, tema compuesto e interpretado a dúo con Julieta Rada que se estrenó el 31 de octubre pasado. En el escenario Buscaglia estará junto a Coby Acosta en percusión y Melina Moguilevsky y Camila Ibarra en coros. Además, habrá invitados especiales y muchas más sorpresas, como las que nos tiene acostumbrados este artista que siempre es bienvenido de este lado del río.
-¿De qué se trata este espectáculo que nos traes para despedir tu año?
– Fue un año intenso. Este es un espectáculo que creé para una fecha que tuve en el teatro más importante de Uruguay, el Solís, que me requería algo novedoso por la carga histórica y emotiva que tiene. Es como el Colón de acá, más chico, pero con esa carga. Entonces busqué una variable musical de estar acompañado solamente de percusión y voces. Nada más. Cuando me suelo presentar lo hago solo, con alguna pedalera quizás, o con una banda más eléctrica. Pero este formato nuevo es algo que estoy investigando, que me tiene bastante emocionado y fascinado, así que calculo que lo seguiré haciendo un buen tiempo.
-¿Te gusta buscar nuevos formatos o maneras de presentar tu trabajo?
– Es algo natural, no es un plan premeditado. Es parte de mi entidad como músico. No siento que tengo que renovarme para ofrecer otra cosa al que me escucha. La música es tan vasta que siempre te deja ir más allá o encontrar nuevas maneras. Acá el énfasis está sobre la percu y las voces, dos elementos que me emocionan, y sobre los que yo despliego algo del hombre orquesta que tengo.
-¿Cantar es lo que más te gusta de tu trabajo?
-El cantar para mi es algo muy fuerte. Yo aprendí a tocar porque no tengo una voz como Milton Nascimento, Rubén Rada o Frank Sinatra. Si tuviera alguna de esas voces ni hubiese compuesto canciones, hubiese sido solo intérprete. La voz humana es lo más emocionante que hay. Más si es mucha gente cantando al mismo tiempo: te pasa en un arreglo coral profesional, pero también con un coro amateur de niños o ancianos, hasta con una hinchada de fútbol o en una manifestación de algún tipo. Hay algo de religioso, el canto te acerca a la deidad, y en un teatro es como estar en un templo: vas a escuchar a alguien que desde un púlpito te dice algo, hay un diezmo porque hay que pagar y se venera a algo superior. Hay algo sagrado en todo esto.
-¿Los temas nuevos cómo surgieron?
-No soy muy afín, quizás por mi edad, a sacar canciones permanentemente, noto que hay como un terror a desaparecer y hoy se estila sacar canciones por sacar. Pero lo que no hay que hacer es soltar la mano a la música, y eso muchas veces pasa hoy en día. Hoy muchos colegas están más atentos a las selfies que a la música. Pero bueno en mi caso se dio: la de Lucho era un tema íntimo que escribí para mí, de esos que tengo pero que se que raramente los vaya a grabar. En esa canción recuerdo momentos épicos que los futboleros vivimos con Suárez: no era una canción para él, era algo que hablamos con amigos y lo volqué a una canción, pero cuando se retiró de la selección me pareció que era el momento de mostrarla. La grabé un día y salió al otro. A veces puedo estar meses mezclando una canción y en este caso lo hice en un día, quizás porque lo que Suarez significó y lo que generaba.
-¿Y el otro tema, con Julieta Rada?
-Es precioso componer con alguien, es como construir un pueblo en una semana y está bueno hacerlo con alguien que ya conocés y te entendés. Es como leer por primera vez y luego releer, descubrís cosas nuevas. Pero con otra seguridad. Eso me pasó con Julieta y la canción que compartimos. Pudimos armar un paisaje, como cuando lo hice con Kike Veneno o algún otro que me tocó. Con Julieta tenemos varios temas juntos. “Sencillo” está en su último disco y pudimos generar una confianza: vino a casa a tomar un té, tenía una melodía, agarramos una caja de ritmos y armamos algo. Quedó tal cual la hicimos, pero con algunos arreglitos. Eso no es tan común. Pero me pasó también en un tema que hice con Jorge Drexler, vino de por medio. Es divino cuando sale así, en contraposición de otros temas que quizás me cuestan meses o años de trabajo. No es algo que uno pueda controlar. Se da o no se da.
-¿La música es para evadirse?
-Con lo loco que está el mundo el arte no solo colabora con no pensar en los problemas, sino que invita a pensar los problemas que te atraviesan. Sean cuestiones políticas, económicas o sociales. Una cosa no quita la otra, podes distraerte para no quemarte con lo que ves en los noticieros, pero yo a mi poesía la asocio más con pensar en los temas que te atraviesan desde otro enfoque. No por menos terrenal o realista deja de ser verídico. Algunas cosas de la vida te gritan en la cara o te explotan y otras las dejamos pasar.
Martín Buscaglia
El músico uruguayo presenta el espectáculo Una canción no tiene importancia. Con Coby Acosta en percusión, y Melina Moguilevsky y Camila Ibarra en coros. Viernes 22 de noviembre a las 21 en el ND Teatro, Paraguay 918.