El experimentado director Marcelo Leguiza, que también es guionista, editor y camarógrafo, imaginó una historia con una protagonista que parece vivir entre dos mundos que tienen sus fronteras borrosas. Una mujer atormentada por oscuros traumas de la infancia que se niegan a quedar en el pasado: ya adulta se acerca a un siniestro conspiranoico que arrastrará su frágil mente a una guerra entre lo real y lo imaginario. Eso es Cielo rojo, que ya llegó a los cines.
“Trabajamos con la misma productora hace 26 años y esta iba cerrar una trilogía de películas que teníamos pensada, pero decidimos que no, que la historia era tan potente que podía ser algo que valga la pena por sí misma.” comenta Leguiza.
-¿Qué buscabas en este film?
-Como me gusta el género y jugar dentro de esos territorios seguí los criterios que siempre sigo. Tratamos que sea una trama asfixiante, algo corto y concreto, pero jugando con todos los recursos que podamos. Nos gusta que casi todo pase dentro de una locación o un lugar cerrado, o en pocas locaciones. Me gusta indagar en los traumas más sombrío de la mente. El máximo desafío es que empezamos a filmar en plena pandemia, apenas se pudo volver al set. Era complicado el rodaje, porque había que hacer testeos y tardamos en juntar la plata, así que fue muy partido. El presupuesto acotado y el miedo a contagiarse era algo que marcó también de alguna manera el resultado final
-¿Cómo recibieron en los festivales a la película?
-Muy bien, y llamativamente de manera muy distinta. Este es un género que tiene un público global y muy fiel. Por suerte tuvo una recepción espectacular, y nos pone contento porque de alguna manera representamos al cine nacional. La película pasó por más de treinta festivales en todo el mundo.
-¿Por qué el cine de terror argentino es tan bueno?
-Tenemos un historial de este tipo de cine desde los ‘60, hasta hay alguna de los años ‘50. Y hay toda una generación de realizadores que por tener buenas ideas permitieron que afuera se busque este cine, se venda bien. El mercado exterior quiere cine de género de Argentina, estamos siendo respetados y admirados, modestamente. Las ganas que le ponemos son valoradas. En Europa y en Estados Unidos hay circuitos que siempre te reciben y se distribuyen al público que no llegas por vías comerciales convencionales. Todos se sorprenden de la calidad que tenemos con los presupuestos que manejamos. Humildemente, hacemos mucho con casi nada.
-¿Qué es lo que más te preocupa como director?
-Mi obsesión es el montaje ágil. Que la historia tenga una narración rápida y clara. Cuando escribo ya voy editando la película. Y como soy cámara, también ya voy pensando los planos y los encuadres, que me parecen que van a funcionar. Cuando llegué a la isla de edición, ya el montaje estaba sobre rieles y eso me relaja. Y lo que me pasa es que tengo un equipo de trabajo hace 26 años, con videos y películas, entonces los de sonidos y la musicalización ya sabe lo que quiero y para donde voy.
-¿Estrenas en estos tiempos es un privilegio?
-Sin dudas. Y una alegría. Los realizadores parecemos ser enemigos para cierta gente. No se entiende que el cine es una industria que da muchas fuentes de trabajo, no se habla de la capacidad de exportar contenidos, y cuánto le gusta a fuera lo que hacemos. Es una pena. Quizás se gana más dinero exportando películas que llenando salas acá.
Cielo Rojo
Dirección: Marcelo Leguiza. Con Noe Antúnez, Susana Varela, German Baudino, Gabriela Valenti, Paula Manzone y la participación especial de Esteban Prol y Victoria Carreras. En cines.