La pandemia se llevó miles de encuentros y posibilidades. Pero una de ellas es la de haber podido disfrutar más presentaciones de Las lunas  (2019), el último disco de Estelares. Cuando una banda de gran trayectoria y reconocimiento edita un disco particularmente bueno suele decirse que recuperó la magia. La especie funciona casi como un mantra de la cultura rock: lo verdaderamente bueno está en la juventud y, en el mejor de los casos y con bastante suerte, sólo se puede recuperar. Afortunadamente, Manuel Moretti (voz, compositor y líder de la banda) piensa bastante diferente y obra en consecuencia.    

Sistema nervioso central (2006) es el álbum más emblemático y exitoso de Estelares. Comparar discos es un juego y –quizás también– una práctica inviable. Sin embargo, tal vez lo mejor que se puede decir de Las lunas es que se trata de un trabajo con canciones tan exactas y movilizantes como aquellas. Sin la ventaja de la sorpresa, pero con la fortaleza y matices para resistir toda comparación. Entonces y sobre todo, el último disco de Estelares es un testimonio de una banda en movimiento, alejada de los protocolos y que camina hacia adelante.

El grupo de La Plata no dio ningún show durante la pandemia. Su debut será este viernes 30 en el marco del ciclo Renault Drive In en el Autocine Mandarine Park. Tocar para gente sentada en sus autos estacionados será un ejercicio hasta hace poco inimaginable. Pero se sabe, el hombre propone, la pandemia dispone y la necesidad de música y encuentro sigue buscando su camino en plena era de coronavirus.

–¿Cómo te imaginás el show del viernes?

–No me lo puedo imaginar. Es algo nuevo para todos. No sabemos cómo va a ser. Nos vamos a encontrar con los chicos dos horas antes para la prueba de sonido y le vamos a dar para adelante. Lo que nos ayudó a decidirnos es que vamos a tocar en un escenario, nuestro ámbito natural. Y que se tratará de un escenario a cielo abierto, lo que nos da una sensación de mayor tranquilidad. Nos habían propuesto hacer otros shows por streaming, pero en su momento no nos pusimos de acuerdo con los chicos de la banda. Es todo nuevo y vamos viendo paso a paso. Hoy manda el virus.

–Muchos artistas imaginaron al comienzo de la pandemia que su productividad se multiplicaría. ¿Cómo fue tu caso?

–Mi experiencia general fue buena. Vivo en un lugar con un pequeño parque, calles de tierra, nunca me sentí realmente encerrado, más allá de extrañar a muchos afectos, claro. Y por suerte compuse un montón. Más de 20 temas, casi dos discos. Creo que tienen otra intensidad, aunque no una referencia pandémica expresa. El ritmo de la casa cambió. Pero disfruté también componer e interactuar casi al mismo tiempo con mi familia. Creo que encontré otra forma de administrar mi neurosis. Hoy disfruto mucho más. Trabajo de una manera muy alquímica: puedo leer a Roberto Bolaño, al ratito ponerme a ver la serie The Wire y después hacer una canción. Mi vida siempre fue muy solitaria. Recién a los 43 empecé a armar una familia y ahora disfruto mucho eso. Alguna vez Leonard Cohen dijo algo así como «ahora escribimos libros, pero con niños alrededor». Me siento identificado con eso. Antes era un lunático. Hay algunas formas de la desesperación que no son muy gratas. Me llevo bien con todas las personas que fui, pero ahora disfruto mucho más. Las lunas es el primer disco que escribo quedándome: siempre componía los discos yéndome.

Las lunas también expresa que una banda con el tiempo puede seguir creciendo. En el rock circula la idea muy adolescente de que lo bueno está al principio de una carrera y después todo es para abajo.

–Son ideas muy adolescentes, sí. Nunca me sentí muy identificado con eso. El ejercicio del oficio te ayuda a encontrar mejores resoluciones, sobre todo si lo hacés de una forma comprometida y amorosa. El año pasado presentamos Las lunas en el Gran Rex y fue el momento más dichoso de mi carrera y creo que de la banda. Hace tres años que tomo clases de canto, creo que todo fluye mejor a nivel musical y personal. Me parece que encontramos un hermoso equilibrio entre experiencia y frescura.


Estelares. Viernes 30 de octubre a las 21 en el Autocine de Mandarine Park, Punta Carrrasco.