Con un éxito que excedió el pronóstico más optimista y volvió a despertar interés por la música del artista, este domingo concluyó la primera temporada de Luis Miguel, la serie.
Desde reuniones en bares para ver el último capítulo en compañía, hasta fiestas temáticas, las leyendas urbanas alimentadas con la inestimable ayuda de las redes sociales salieron a fortalecer el mito de un cantante que hasta tan solo un año atrás era un perfecto desconocido para la mayoría de los millennials que hoy se autodefinen como sus más acérrimos fans.
Luis Miguel, la serie, se presenta como “la verdadera historia de Luis Miguel” (incomparable interpretación de Diego Boneta), que cuenta con su autorización sobre lo que cuenta acerca de su vida íntima y profesional.
Vendida de esa manera desde el principio, la serie que se autoadjudica Netflix también tiene la producción de Telemundo, el gigante estadounidense de televisión en español.
Precisamente una de las cosas que se revela en la serie es que Luismi es originario de Puerto Rico (en donde también surgió Telemundo), pero el padre lo hizo pasar como mexicano para favorecer su éxito comercial. Y es el padre (increíble Óscar Jaenada como Luis Gallego Sánchez) uno de los principales personajes de esta primera temporada.
En él se resumen todos los males de este mundo (y de otros también), en un giro habilidoso respecto a los tradicionales culebrones que tanto reconocimiento le han traído a la televisión centroamericana. El giro se completa con la ausencia de la madre a partir de cierta edad del músico -otro descubrimiento: una de sus principales canciones está dedicada a ella, cuando generalmente se creyó que era por un amor perdido-.
La combinación de ciertos elementos narrativos de manera novedosa también significaron un relanzamiento del culebrón como género (algo que de una manera bastante similar hizo La Casa de Papel).
El final de temporada que también implica la salida del odiado padre, hace sospechar a algunos de las posibilidades de mantener el éxito durante la próxima temporada.
Sin embargo, se pudo saber que la segunda (y acaso final) tendrá como centro el reencuentro con la madre, a la que la actitud de su padre respecto a ella y su relación con sus hijos, hizo alejar por el bien de Luismi y sus hermanos.
Lo que seguro queda, por ahora, es el aumento de regalías por reproducciones en Spotify e iTunes: incluso en la plataforma de la manzanita el álbum soundtrack de la serie consiguió el primer puesto de ventas. Varios son los que apuestan que Luis Miguel, la serie, también puede ser el inicio de otros mega relanzamientos de artistas de los que millennials y centennials no tienen ni la más pálida idea que alguna vez existieron.
Más allá de los nombres, la en otros tiempos llamada alianza estratégica entre Netflix, Musimundo, las disqueras con los derechos de los temas y el mismo artista (que ahora podrá volver a salir de gira casi sin promoción), resultó uno de los mejores negocios del último lustro. Eso ningún grande de la industria va a dejar de explotarlo porque sí. Y menos por cuestiones artísticas.