Muchas veces el cine sirve para contar algo que, si bien es ficción, puede interpelarnos desde lo verosímil. Ese es el tipo de películas que le gustan al actor y director de teatro Luciano Cáceres, que este jueves volverá a los cines con Lobos. En este nuevo proyecto de Rodolfo Durán comparte escenas con Alberto Ajaka, César Bordón, Anahí Gadda y Fabián Arenillas, pero sobre todo con Daniel Fanego, una de las cuentas pendientes de Cáceres.
«Me encantó el guión de María Meira y me halagó que Rodolfo Durán, un director tan experimentado, con películas tan buenas como Cerca de la frontera y Terapias alternativas, me llame para su séptimo largometraje. Pero un motor fundamental para estar en la película fue actuar con Daniel Fanego. Era un encuentro que me debía. Con Alberto (Ajaka) y César (Bordón) nos cruzamos varias veces y es un placer, pero las ganas de encontrarme con Daniel, un referente, era algo que me motivó para darle para adelante. Es un actorazo y aprendés mucho de su simpleza para resolver», admite Cáceres, que por estos días está filmando en Montevideo la segunda parte de Impuros, una serie sobre narcos, de producción brasileña para la cadena Fox.
Luego de un verano intenso de temporada teatral en Mar del Plata (dirigió una obra de Gonzalo De María titulada 40 días y 40 noches, y por segunda vez actuó y dirigió El Ardor, ambas obras con Juanita Viale como protagonista), Cáceres está contento de poder hablar de cine y contar cómo una historia tiene la potencia de ser muchas a la vez. Esta película filmada en las localidades de Avellaneda y Lobos, relata una historia enmarcada en las tramas del poder. Hay comisarios que trabajan para la política, política financiada por trabajos espurios, y una familia que quiere sobrevivir y sueña con el progreso y la tranquilidad de un futuro seguro.
«La vida los fue llevando a eso y la delincuencia se volvió el sustento y la supervivencia. Con temores y tensiones obvias. Pero acá se muestra que lo más terrible es que ahí hay una familia chiquita que se quiere cuidar, que quiere salir de ese tipo de vida», dice Cáceres, que encarna al hijo rebelde de una familia de delincuentes. «Mi personaje se quiere ir a las antípodas de esa vida, prefiere ser seguridad privada, pero no robar. Está un poco más conectado con la meditación, no quiere pasar por eso de la adrenalina. Pero las situaciones límite a veces nos llevan a tener que enfrentarnos a lo que no queremos. Es como que el mandato de sangre está siempre pesando sobre él», destaca.
La película despliega una trama dinámica, donde abundan las traiciones y trampas, las contradicciones de los personajes escapan a los estereotipos. Pero no fue sencillo realizarla. Las cuatro semanas de rodaje resultaron particularmente intensas. Hacer cine, subraya el actor, no es fácil en este contexto de crisis económica por los bajos presupuestos que obligan a hacer muchas escenas en poco tiempo.
Cáceres reflexiona sobre el contexto de la historia de Lobos: «Está por demás sabido que la política, la policía y la delincuencia, como el narcotráfico, mantienen entre ellos algún tipo de conexión. Es difícil que no sea así por la magnitud de este tipo de actividades y la impunidad que ejercen. El tema es que dentro de esa realidad pasa de todo, se recauda y la guita circula sin saber qué pasa y cómo. Pero lo que tiene esta película es que el nudo va por dentro: es una historia chica dentro de un tsunami de ilegalidad. En todo el mundo pasa que hay mafias y delincuencia, personas que tienen necesidad de sobrevivir de otra manera o gente con ambiciones tales que llevan a otros a romper reglas básicas de la vida en sociedad. Muchos sectores lamentablemente lo internalizan como algo común y se convive con eso como cualquier otro trabajo. En Lobos eso se ve claro y es lo más potente, creo». «
Dirección: Rodolfo Durán. Elenco: Luciano Cáceres, Daniel Fanego, Alberto Ajaka, César Bordón, Anahí Gadda, Fabián Arenillas y Ezequiel Baquero, entre otros. Estreno: 14 de marzo.