Múltiples son las actividades que realiza Luciana Peker por estos días. Con un pie constante en el acelerador, lo de esta periodista, escritora y referente del feminismo mucho tiene que ver con el constante hacer. Junto a Mariana Carbajal realiza un ciclo de presentaciones vía streaming desde el Centro Cultural Konex llamadas La intimidad es política, que representa un encuentro online que ahonda sobre diversas problemáticas de género y que semana a semana agota tickets electrónicos. También hace radio junto al filósofo Darío Sztajnszrajber (de lunes a viernes de 11 a 13, Nacional Rock) y continúa agitando el libro Sexteame. Amor y sexo en la era de las mujeres deseantes (sucesor del best seller Putita golosa, 2018), que va en serio camino a transformarse en uno de los títulos más vendidos de este período pandémico.
“Creo que este es un año muy difícil para todos. Pero es uno de retroceso para las mujeres porque fue un tiempo de volver al espacio domestico que implicó un aumento de la violencia hogareña y una recarga de las tareas de cuidado. Claramente en los medios y la opinión pública fue un año de visualización menor, de menos fuerza en las voces de las mujeres y del feminismo: pero es verdad, porque más allá de eso siento que estoy haciendo varias cosas que me apasionan”, dice Peker.
–Estás realizando con Mariana Carbajal el ciclo La intimidad es política, via streaming. ¿Surgió de la necesidad de eludir las imposiciones de la pandemia?
–Fue una gran decisión que tomamos con Mariana. Necesitábamos no quedarnos muteadas. Se trata de entender la pandemia, tenerle respeto al virus, pero no dejar que nos silencie. Y la verdad es que terminar este 2020 con Mariana Carabajal, la periodista que abrió el ejercicio de cubrir en los diarios todos los días las crónicas sobre abortos legales y no punibles, es para mí un lujo.
–La pandemia nos obligó al distanciamiento físico. ¿Hay que reforzar las otras formas de vincularse?
–Con Mariana siempre creamos espacios de construcción, y por eso hemos recorrido la Argentina de forma entera, algo que hicimos muchas veces. Todo lo que contamos y lo que escribimos en el pasado está muy fogoneado por el contacto, entonces teníamos muchas ganas de regenerar ese contacto en estos días de pandemia. Ahora se da por streaming, pero nuestro trabajo se fue armando en base a las charlas que tuvimos con la gente y que por otro lado también extrañamos. El sistema que armó Ciudad Cultural Konex es muy bueno, algo que hicimos con Darío Sztajnszrajber con un espectáculo también por internet que se llamó Deconstruir el amor, y él es el que nos permite llegar al Konex para hacer estos encuentros. Lo que proponemos ahora es también algo entretenido, masivo, y a mí me honra hacer este espectáculo junto a Mariana porque creo que ahí hay una apuesta y un reconocimiento al periodismo de género. Me interesa también que esta perspectiva de género pueda ser vista desde una mirada local y latinoamericana.
–¿Qué es lo que dispara discursivamente cada encuentro de La intimidad es política?
–La verdad es que trabajamos como locas para cada fecha (risas). Los encuentros son temáticos y duran unas dos horas. Para aclarar por dónde venimos, por ejemplo, en la primera fecha el tema único fue la anticoncepción, el siguiente giró alrededor del aborto, el que le siguió fue sobre educación sexual y el próximo será sobre abuso sexual. Lo bueno de esto es que podés verlo más de una vez porque tu acceso te permite volver a ver todo durante una semana. Ojalá en algún momento podamos hacerlo en vivo, porque el material es muy contundente.
–¿La idea de publicar un libro como Sexteame respondió también a esa necesidad de la que hablabas?
–Para mí sacar este libro fue algo muy hermoso, sobre todo porque siento que se construyó un círculo de lectoras y con librerías con mucha presencia, algo que se hizo a pesar de la distancia, y si bien extraño mucho el contacto directo, para mí poder seguir escribiendo es no dejar un lugar, porque a pesar de ser trabajadoras de prensa u obreras de la palabra desde hace tanto tiempo, llegar a los libros fue un gran logro para resistir desde ese lugar de encuentro. Mi anterior libro fue Putita Golosa, que comenzó como una columna en Página/12, que fue el lugar donde desarrollé mi escritura.
–El goce es un elemento central en tu escritura.
–Sí, porque para mí es neurálgico ese lugar ya que abre puertas. De hecho siento que lo hizo en toda América latina, incluyendo a otras escritoras y periodistas. Abre puertas porque pone en claro que nos oponemos a la violencia justamente porque reivindicamos el goce. Después de escribir ese libro seguí escribiendo, y también vi muy claramente como la nueva revancha machista sufrió una mutación de la violencia directa que cambia al golpe por una crueldad por otros medios, algo que se ejerce de manera más sutil y que lastiman muchísimo la subjetividad, funcionando por medio de la indiferencia y del desprecio. Esa mutación hace sentir que el costo de las mujeres por cuestionar en las formas violentas del amor y del deseo, pasaba porque quedemos afuera de ese amor y el deseo. Entonces me pareció que era muy importante escribirlo. De muchas formas, Sexteame es la continuación de Putita Golosa y, en definitiva, este nuevo libro es otro acto de resistencia por defender el deseo: el feminismo del goce llegó para quedarse.
–En radio trabajás con Darío Sztajnszrajber. ¿Qué te aporta esa faceta en términos de comunicación?
–Mucho, sobre todo porque hacer radio es también hacer algo hermoso. El programa lo hacemos con Darío todas las mañanas, algo que también es una forma de encuentro, de abrazos y de acompañamiento con los oyentes y con las oyentes a los que acompañamos y nos acompañaron durante toda la pandemia.
–El martes pasado el Ejecutivo envió al Congreso un proyecto de ley sobre la interrupción voluntaria del embarazo. ¿Cómo observás esa instancia que puede marcar un antes y un después?
-Mirá, yo creo que el año recién comenzó el 17 de noviembre (risas). Estamos a un mes de que el 2020 termine pero creo que es como un año nuevo con la presentación de este proyecto de ley de interrupción. Creo que es muy pero muy importante sobre todo porque el presidente Fernández lo prometió en la campaña electoral. La verdad es que por la pandemia estuvo como postergado, pero seguir postergando las demandas que limitan la vida ciudadana de las mujeres y sus cuerpos gestantes es sumarse al peor efecto de la pandemia, que es el relegamiento de las personas más vulnerables ante las situaciones más difíciles. Creo que la decisión de presentar este proyecto es volver a jerarquizar que las mujeres y que las diversidades sexuales tengan una ciudadanía plena en la Argentina. Conforme a esto, es entonces una noticia muy importante tanto como que finalmente se apruebe. Por eso creo que también es muy importante para América Latina que la Argentina de finalmente esa señal, y creo que además de aprobar la interrupción voluntaria del embarazo lo que está en juego es si nuestro país va a mirar hacia el futuro o va a mirar para el pasado. Los sectores conservadores, neoliberales y neofascistas que ya han crecido durante esta pandemia tienen el paradigma de que el pasado fue mejor, pero desde el feminismo lo que venimos a decir es que el futuro puede ser mejor. Por eso siento que es eso lo que se pone en juego en el Congreso para que la ley salga, es saber si van a querer un mundo que mira para atrás o un mundo que todavía puede mirar para adelante.