Si el punk rock fue siempre un fusible dispuesto a marcar las injusticias presentes en las sociedades en las que explotó culturalmente, a los protagonistas de esta nota la existencia de ese género les cambió la vida para siempre. Y Los Violadores saben mucho de eso.
A más de 30 años de su primer golpe mediático hablamos de ¿Y ahora qué pasa, eh?, el segundo disco de la banda editado en 1985 Pil, Stuka, Robert Wojtehk «Polaco» Zelazek y Sergio Gramática se reunirán para celebrar que ese trabajo discográfico y la impronta de todo lo hecho por la banda todavía es recordada. Hoy por la noche y bajo el halo histórico de un Luna Park agotado, la vuelta de Los Violadores se materializará en un contexto similar al que tuvieron 28 años atrás, cuando con esta misma formación, la original, tocase junta por última vez. «Son tiempos parecidos los actuales a los de antes porque muchas cosas no están bien. Lo que cambia es que ahora sentimos que un poco de justicia se hizo con nosotros. Se entendió la dimensión de la banda porque hay una pata de la mesa de Los Violadores de la que se habló en términos sociales, políticos, de todos los enfrentamientos en la época de la dictadura, pero hay una pata importante dentro de esa mesa que es la parte musical: se reivindican música, letras, posturas en la vida, coherencia. Lo que se rescata finalmente es la música y eso en Los Violadores es importante», dice Pil a manera de un rápido análisis sobre la vida del grupo.
Crítico del cabalgante neo-liberalismo actual, a la voz de Los Violadores no le pasa desapercibido el paralelo del menemismo con los días actuales. «Vivimos una vuelta a los ’90, descarnada, cruel, ninguna medida a favor del trabajador, con todas en contra. Con el gobierno anterior tuve mis encuentros y desencuentros ( ) dejó muchas cosas buenas que ahora se están valorando a causa de estas políticas recesivas actuales. De seguir así, en esta Argentina sobrarán unas 15 millones de personas y ya sabemos en qué termina todo eso. Ya lo vivimos en los ’90 y principios de 2000».
En ese contexto, «Represión», un clásico de la banda (y del rock argentino, ¿quién se atrevería a negarlo?) podría volver a ser la banda de sonido de una época que se naturaliza con lo social. «Desgraciadamente es algo que vuelve», dice Pil. Y sigue: «Veo a los manteros como se les pega y es terrible. Es gente que no tiene otro trabajo, se ganan la vida de esa manera y se le están dando palos. Me parece horrible», afirma.
Con un Luna Park agotado, un disco de esos conciertos y un DVD en camino, lo que resta preguntarse es si habrá más vida de Los Violadores post concierto de hoy por la noche. «Hay gente que habla de eso. Yo creo que tenemos que darle un digno corolario y cerrar una etapa. Sean Connery dijo eso de nunca digas nunca, jamás. Por ahora el Luna Park es lo único que hay y más bien lo que siento es que todo debería terminar acá. El viejo slogan del punk, el no hay futuro, es lo mejor, es el presente. Ahora como banda estamos ahí.»