Todo concluye al fin, todo termina. El domingo tuvo lugar la tercera y última jornada del Lollapalooza Argentina 2019. Se estima que 30 mil personas pasaron por el predio del Hipódromo de San Isidro, eludiendo la crisis económica y la incredulidad de muchos. El show más movilizante y esperado del día corrió por cuenta de Lenny Kravitz, que desde el Main Stage 2 convocó a propios y ajenos para hacerlos vibrar con una catarata de hits.

Kravitz nunca se destacó por la originalidad. Pero construyó una carrera muy importante haciendo gala  de una ubicuidad nada despreciable. Un poco de rock, un poco de funk, bastante pop y algo de soul, casi siempre en canciones bien armadas y coronadas con su estampa de rockero cool, algún aire de modelo y resabios hippies.

La excusa de la visita era presentar el álbum «Raise Vibration» (2018), pero el músico estadounidense decidió apostar a lo seguro. El show empezó con «Fly away», «Dig in» y «American Woman» –que incluyó un pasaje del clásico «Get Up, Stand Up», de Bob Marley–. El modus operandi quedó claro: hits, cambios de clima, una banda ajustada –con Gail Ann Dorsey, la ex bajista de David Bowie– y el carisma de Kravitz. La fórmula funcionó a la perfección y el público cantó y bailó en consecuencia.

En sus más de 30 años de carrera el cantante cosechó una gran cantidad de hits y los usó casi todos. Rápidamente se vinieron «It’s Not Over ‘til It’s Over» –precedida de Kravitz  gritando «¡Michael Jackson!», ante el desconcierto general–, «Can’t Get You Out of My Mind», «Believe» y el gran final de la mano de «Always On the Run» y «Let Love Rule», con el cantante agasajándose con el público. Poco antes había ensayado una extraña diatriba filosófica/política de dudoso sentido. Resultó lo menos importante: Kravitz le sacó partido a su repertorio y no defraudó en lo musical. 

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El encargado de cerrar la noche en el escenario principal fue Kendrick Lamar. Megaestrella del hip-hop, Lamar disfrutó de una puesta en escena impactante –desde las pantallas de video y por momentos con imponentes llamaradas– y se movió con autoridad y determinación. «Fly Away», «Dig in» y «American Woman» fueron los hits que más encendieron a un público bastante menor –en cantidad– que el que la noche anterior vio a Arctic Monkeys. Lamar también propició un momento muy emotivo cuando homenajeó a su colega Nipsey Hussle, asesinado hace horas en Los Ángeles.

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Más temprano Caetano Veloso encabezó un show singular. Casi íntimo, entre la marea de gante que se acercó al Mains Stage 2. Compartió el escenario con sus hijos Moreno, Zeca y Tom, con quienes grabó el disco «Ofertorio»,  que revisa composiciones de los cuatro. Ese clima acústico sumó nuevos colores al festival y también un fuerte tono político, cuando Caetano lanzó un encendido repudio a Jair Bolsonaro, actual presidente de Brasil.

El domingo ofreció otra jornada intensa de música de los más diversos géneros y estilos. También tocaron Paulo Londra, Greta Van Fleet, Vicentico, La Mona Jiménez y Dimitri Vegas & Like Mike, entre muchos otros. La edición 2019 del Lollapalooza Argentina llegó a su fin. Casi 30 mil personas le dijeron sí a uno de los festivales más exitosos de nuestro país. La crisis económico no hizo mella en la venta de tickets y la diversidad de música y el sentido de pertenencia le ganaron al pronóstico de los incrédulos.