“La pendejada de que todo es igual. Siempre igual, todo igual, todo lo mismo…”(“Blues de la libertad”), Patricio Rey y sus Redonditos.


Las Pelotas lanzó un nuevo adelanto de su próximo disco, que estará disponible el año próximo. Se trata de “Nadie fue”, que mediante su letra y muy especialmente su videoclip propone que ninguno de los principales funcionarios públicos argentinos han cumplido sus promesas y que no sufrieron consecuencias por ello. Desfilan por el video Yrigoyen, Perón, Videla, Alfonsín, Menem, Kirchner, Macri y varios otros, sin distinción alguna entre dictadores o democráticos, peronistas o radicales, aún ocupando cargos o retirados.

Como si esto fuera poco, Germán Daffunchio, cantante y guitarrista del grupo, explicó a TN que, según su opinión, “es sorprendente que en nuestro país nunca nadie es responsable de nada. Los políticos pueden prometer cualquier barbaridad, total no importa porque la gente se olvida fácilmente». Resulta llamativo que el líder de la banda incluya las entelequias “los políticos” y “la gente” en una misma frase, atribuyendo culpas a unos e ignorancia a otros, posicionándose por fuera de ambas categorías, pero dialogando con un medio hegemónico de comunicación –o, en términos de Antonio Pasqualli, de información– que siempre ha tomado partido, e incluso apoyado a muchos de los apuntados en la canción. Un dato no menor: entre las numerosas tomas que nos muestran distintos diarios en el video, sólo aparecen el nombre de dos: Página 12 y Tiempo Argentino.

Habría que preguntarles a las heroicas Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que son incluidas en el material audiovisual, si piensan que es posible emparentar el horror de las dictaduras cívico-militares con el accionar de gobiernos democráticos. Y podemos ir más allá: ¿fueron iguales los períodos alfonsinista y menemista? El ejemplar Juicio a las Juntas, ¿qué tiene que ver con las nefastas leyes de Obediencia Debida y Punto Final? También sería interesante saber qué opinan los miles de manifestantes de diversas épocas, también presentes en el videoclip, acerca de las tan disímiles políticas llevadas adelante por los partidos gobernantes, que durante las últimas décadas oscilaron entre el neoliberalismo más vergonzante y experiencias de un fortalecido Estado de bienestar.

La pose adolescente que reza que “son todos iguales”, además de cómoda, quedó vieja. Pudo haber funcionado en algún momento, cuando en las calles todavía se podía oír “que se vayan todos” o “piquete y cacerola, la lucha es una sola”. El tiempo pasó y los hechos, esos a los que Las Pelotas les atribuye la potestad de verdad absoluta, demostraron que el establishment dirigencial está más presente que nunca y que la lucha piquetera y los reclamos de la clase media no volvieron a coincidir en ninguna otra ocasión.   


Que una de las bandas más tradicionales del rock nacional estrene una canción así, es un llamado de atención, especialmente por la fecha: apenas después de las PASO y a pocos días de las elecciones generales, en las que haremos efectivo nuestro ejercicio soberano del voto. Además, estamos atravesando tiempos en los que las derechas han avanzado en muchos países de todo el mundo, situación que tiene particularidades alarmantes en varios de nuestros hermanos países latinoamericanos: Perú recorre una crisis institucional inédita y sus poderes constitucionales se desconocen, Ecuador sufre un estallido social sin precedentes en las últimas décadas y Brasil es gobernado por un fascista cuyo principal opositor está preso tras un proceso judicial escandaloso, que se produjo al poco tiempo de un golpe institucional a la presidenta legítima. ¿Todo es lo mismo?

Tanto la canción como los dichos de Daffunchio lo acercan a personajes del rock nacional como Rolo Sartorio, líder de La Beriso, que se declara apolítico pero en sus recitales no permite, por ejemplo, que los asistentes canten en contra del presidente Macri, pero no duda en emitir discursos de odio contra personas homosexuales, trans y veganas. Y, consecuentemente, se aleja cada vez más de nuevos exponentes de la música nacional, que no dudan en posicionarse políticamente y apoyan diversas causas sociales, como Marilina Bertoldi y Wos, sólo por nombrar algunos.

Históricamente, los artistas nóveles debían demostrar que estaban a la altura de los músicos con más experiencia. Vivimos una escena impensada hasta hace no mucho tiempo atrás: hoy, son los jóvenes quienes mantienen la “vara rockera” en alto y aquellos que tienen décadas de rodaje parecen no poder seguirles el ritmo. ¿Seguiremos esperando el milagro?