A muy poca gente nos pagan por decir la verdad, dice Kiko Veneno uno de los artistas pioneros en fusionar el flamenco, el pop y el rock con un estilo renovador, acercando la música a diferentes públicos. Tenemos la responsabilidad y el privilegio de hacer honor a esa posibilidad de decir lo que sentimos y como vemos la realidad. Este es un mundo complicado, yo procuro defender a mis compañeros trabajadores y lucho por que se tenga en cuenta su dignidad, que no los engañen y maltraten sistemáticamente los bancos o el Fondo Monetario Internacional o cualquier otra mafia mundial.
El cantante y compositor, nacido en Gerona en 1952 y criado en Andalucía, presentará en vivo y en directo algunas de sus nuevas canciones que incluyen una mirada de esa terrible realidad que nos toca como especie. Pero no tocará solo: si no que volverá a compartir escenario junto al músico uruguayo Martín Buscaglia, con quien ya grabó un disco en 2012 (titulado «El pimiento indomable») y giró por varios países juntos. Sobre todo nos une la amistad. Pero también una admiración mutua, hizo que esto se transforme en una confianza mutua para trabajar juntos siempre que podamos, dice Kiko que recuerda cuando Jorge Drexler le habló de él y le hizo escuchar sus discos. Hay conexión química, melódica y poética con él, reconoce el músico ibérico. Con Martín estamos de acuerdo que las letras y las canciones de hoy tienen un rol clave para hacer oír a los que no tienen voz, afirma sin dudar.
Luego pasar por Montevideo, Punta del Este y Córdoba capital (por primera vez), Kiko vuelve a la escena porteña. Todas las veces que estuve en Buenos Aires la pasé fenomenal. El público es amante de la música y se nota en los conciertos. Me gusta como vibra y qué decir de su historia y su cultura, es algo que deja marca en cualquiera que pasa por allí, dice el músico que grabará nuevo disco en mayo, luego de cinco años.
Su carrera es mítica: en 1975 Kiko formó junto a los hermanos Rafael y Raimundo Amador el grupo Veneno, y editó en 1977 su primer disco de título homónimo, considerado por la crítica especializada uno de los más influyentes de la historia de la música española de finales del siglo pasado. En 1979 colaboró en el mítico disco La leyenda del tiempo de Camarón de la Isla, siendo autor de la canción Volando voy. En 1982 publicó su primer LP solista. Durante los 80 hizo canciones para Martirio. En 1992 publicó uno de sus discos más difundidos, «Échate un cantecito». Soy feliz con lo que hice porque fue lo que sentí, fui fiel a lo que quería. Siempre hice las canciones que decían lo que pensaba, eso es un privilegio que no todos pueden tener, dice Kiko, quien en realidad se llama José María López Sanfeliu.
Cualquier tema es inspiración para él. Yo tomo en cuanta desde los elementos primordiales como el agua, el fuego, y la tierra, o la naturaleza misma y nuestras vidas dentro de ella, así como diferencias políticas y culturales que van apareciendo. El mundo actual es una gran novela, un gran comic donde todo puede pasar. Allí están nuestros sentimientos, nuestras acciones, nuestras aventuras, reconoce. Del hombre más grande al más pequeño, de lo más relevante a la situación más anodina, compartimos mucho, el hombre es lo mismo. Grandes aventuras de cosas mínimas y cosas extraordinarias son lo mismo a la hora de pensar la humanidad, nuestra tarea como músicos es tomar eso y reinterpretar de alguna manera lo que nos une, comenta Kiko que según como mira las cosas, cree, se le puede dar oscuridad o luz, profundidad o una mirad superficial a todo.
Hoy Kiko piensa mucho en términos de sensaciones sonoras de cada canción más allá de las letras. Cuando siendo un chaval escuchábamos a Bob Dylan no entendíamos lo que decía pero sentíamos la rabia y los sentimientos. La música es un vehículo de sentimientos, la trama sonora de letra y música tiene que decir mucho más de lo que pretende el éxito, dice. Así lo aprendió. La música andaluza tiene una expresión muy rica en su tradición y muchos de nosotros pudimos ir dándole una actualización a la forma actual de canción.
El mercado musical nos ignora porque solamente está para la música juvenil y vacía, esto es un dolor cultural que debemos enfrentar y vencer. Todo es vacío de contenido sólo para entretener. Es una época de poca complejidad y el uso de la imagen como principal herramienta, pero hay que tratar de superarla. No hay que ser hermoso ni guapo para ser cantante. Eso son pamplinas. Vinicius de Moraes no era agraciado, pero sus canciones son eternamente bellas, eso es un ejemplo a seguir, dice Kiko
Kiko Veneno. Sábado 24 a las 21 en la Usina del Arte (Agustín Caffarena 1). Artista invitado: Martín Buscaglia.