Corría el año 2014 cuando llegó a manos de Carlos Müller, cineasta marplatense que en ese entonces dirigía el Cineclub Dynamo en varios locales de San Telmo, una lata de fílmico que en su exterior solo tenía una leyenda escrita a mano: “San Perón”.
Al proyectar la película, la obra en cuestión resultó ser un cortometraje sin nombre, ni títulos, ni créditos, en el que una mujer, Norma Teresa Cuevas de Aresta, madre de 17 hijos, daba cuenta de su vida y de la esperanza que le genera la vuelta de Juan D. Perón al país tras 18 años de exilio. Frente a la cámara, apenas unos días después de haber votado a la fórmula peronista en marzo de 1973, Norma presenta a su familia, cuenta la tarea que desempeñan sus hijos mayores como cartoneros, y expresa sus sueños y anhelos de una vida mejor desde su humilde casilla en el sur del gran Buenos Aires.
El hallazgo era fenomenal, y suscitaba muchos interrogantes: ¿quién había filmado el cortometraje? ¿Cuál sería su finalidad? ¿Qué sería de Norma y de su familia? La trascendencia del material llevó Müller a intentar desvelar la historia de la película, hallada originalmente por un experimentado coleccionista de Mar del Plata, Albino González, en la localidad de Deán Funes (Córdoba).
Todo empezó a aclararse cuando el director marplatense fue invitado por Fernando Martín Peña a presentar el cortometraje en el ciclo Filmoteca, emitido por la TV Pública. Otra extraña coincidencia: Peña tenía programado para la semana entrante un ciclo dedicado al “Cine argentino perdido y recuperado”. Fue entonces cuando el realizador de San Perón, Héctor Aure, asistió en su domicilio al milagro de ver las imágenes que había filmado hacía más de 40 años y de las que había perdido el rastro, y aun el recuerdo. Aure, conmocionado, se comunicó con la producción del programa. También lo hizo un nieto de Norma Cuevas, lo cual posibilitó la localización de varios miembros de la familia.
La vuelta de San Perón narra la emocionante reconstrucción de los hechos, trenzada con uno de los momentos más agitados de la historia nacional del último siglo: desde el misterioso hallazgo de la película a su proyección en una librería de San Telmo; desde la presentación del cortometraje junto a Peña en Filmoteca a la experiencia militante de Héctor Aure en 1973, cuando Juan Carlos Gené, al frente de ATC, convocó a cineastas para conformar “la nueva televisión” argentina. Y lo más conmovedor: el emotivo encuentro de aquellos niños y niñas, hoy ya mayores, con la renacida imagen de su madre, fallecida el 5 de febrero de 1978 en la localidad de Diamante, Entre Ríos.
La vida de Norma Cuevas de Aresta no es un hecho aislado: es la historia viva de muchas mujeres de nuestro país que trabajan de sol a sol en busca de un futuro mejor para su familia. Es lo que expresa Carlos Müller en torno al sentido de su documental: “La vuelta de San Perón se basa en la inmensa humanidad de esa madre de 17 hijos –aunque luego tendría otro más– en el contexto de la vuelta de Perón a la Argentina. Creo que en la película se ve claramente que el cine puede funcionar como una cápsula en el tiempo. Lo muestra el hecho de que los hijos en aquel entonces más pequeños hoy pueden conocer la voz y la imagen viva de su madre gracias a una lata de 16 mm perdida y recuperada”.
Sobre la iniciativa de realizar el estreno en sala, Müller señala que “puede tener que ver con que valoro mucho en este contexto que la película pueda encontrarse con su público, en sala (a diferencia del cine en plataformas); por mi tradición cineclubista, considero al cine un hecho social y un lugar de encuentro. De ahí que, aun sabiendo que no es la mejor ocasión posible, haya insistido por hacer un estreno hoy en día. Creo que la película es una propuesta de pantalla única en este verano en Mar del Plata”.
Junto al director marplatense trabajaron en la película productor asociado Matías Musa; el productor ejecutivo Hugo Crexell; la asistente de dirección Zoé Manoukian; y los editores Copi Streger y Natalia Bianchi. También participaron los músicos Juan Ignacio Martínez y Joaquín Benegas.