Son tiempos felices para una de las cantantes más celebradas de la nueva generación de artistas folklóricos locales. A la riojana María de los Ángeles, más conocida como la Bruja Salguero, el gozar de todo lo bueno que sucede con ella en términos de reconocimiento no le impide pensar en que hubo otros tiempos que no fueron tan buenos para ella y para el género que profesa. Tal vez por eso, en su encuentro con Tiempo no para de mencionar que todo tiene su contracara, sencillamente porque así se manifiesta la vida.
El motivo por el cual a la Bruja se le ilumina la cara por estos días mucho tiene que ver con su último disco, al que bautizó como Norte y que recientemente se alzó con el premio Gardel al mejor álbum de artista femenina de folklore. El material no lleva por casualidad el nombre de un punto cardinal más que importante en su vida. Se trata del octavo paquete de canciones que lleva su firma y con el que nuevamente volvió a recorrer el país para llevar sus canciones de tierra adentro a todo aquel que quiera escucharlas. «Creo que si tengo que definir un estado en el que me encuentro, ese estado es el de la felicidad. Estoy agradecida en esta etapa de mi carrera por todas las cosas que me están pasando. Hice esta elección, me refiero a la de hacer esta música, y no me arrepiento. Soy parte de los muchos locos que hacemos una propuesta diferente dentro de lo masivo que es el folklore. Hablo de esto porque soy parte de un colectivo que hace algo diferente y donde podemos encontrar a Ramiro González, José Luis Aguirre o Bruno Arias aportando lo suyo para dar siempre algo novedoso», dice la Bruja.
Ese factor, el de lo nuevo, es uno de los vértices más importantes en la vida de Salguero. Para ella todo pasa por brindar canciones donde un mensaje nuevo y potente sea lo preponderante: «Mi padre era albañil y siempre me decía que debía tener cuidado con lo que iba a decir arriba del escenario. Desde que grabé mi primer disco en 1995 siempre elegí canciones nuevas para hacer y que tengan un contenido. Como yo de chica y de adolescente era muy tímida, el subir al escenario para mí era como un momento de libertad pero con responsabilidad por lo que decían mis canciones. Abordar eso de una manera responsable siempre fue para mí una especie de desafío”.
En esa instancia donde desmarcarse de uno mismo siempre se vuelve un factor vital, Salguero aclara que no repetirse ni autocopiarse es lo más importante que puede suceder a la hora de grabar un disco. «Creo que Norte tuvo muy presente el hecho de plasmar algo que no hice antes. Siempre es algo que busco pero con cada nuevo disco es algo que se hace más grande y más presente. Digamos que lo buscamos, lo alcanzamos y lo cumplimos para que la gente conozca nuestras historias de una manera actual y siempre novedosa. De esa manera reivindicamos la cultura del norte de la Argentina, esa que es muy rica en sus tradiciones», aclara.
Más allá de haber recorrido el país de un extremo al otro con las canciones de Norte, el fin de su exposición sobre los escenarios está lejos de agotarse. Queda claro entonces que para Salguero las nuevas composiciones de este período seguirán siendo tocadas durante todo el resto del año. «Que haya pasado por Buenos Aires para presentar al disco no significa que el álbum esté agotado», aclara la Bruja. «Esta es una cuestión federal que hay que seguir llevando a cada lado del país y que vamos a seguir trabajando. El disco no tiene un año todavía y quiero seguir haciéndolo conocer a todo el mundo, porque yo no le estoy cantando a los pajaritos ni a las florcitas. Se trata de decir cosas contundentes con ritmos populares. Lo humano, lo esperanzador y lo social están bien presentes en Norte«, concluye Salguero. «