La primera etapa de Charly solista es la que particularmente me voló la cabeza. El disco doble formado por Yendo de la cama al living y Pubis angelical impactó en mí como dos bombas atómicas musicales. Mi cuestión de músico estuvo muy en sincro con Pubis angelical porque me pareció un disco maravilloso: era demasiada música para una película. Ahí Charly juntó varias composiciones instrumentales donde había jugueteos con el jazz de gran factura. El tema «Pubis angelical» me pareció una gloria.
Para mí, en esos discos él encontró el camino que seguiría después, como una especie de síntesis de cierto minimalismo en la base que comenzaba con la batería, el bombo, bajo y tambor, sin platillos ni nada. Eso se nota en “Yo no quiero volverme tan loco” y en “Peluca telefónica”, por ejemplo, que me parece una genialidad hecha zapada.
Después eso se fue complejizando con los discos siguientes, tal como pasó en Clics modernos, que es un disco con más infraestructura, más sonido producido y tímbricamente más rico. Hay más trabajo de teclados en ese disco junto con otras cuestiones más ambiciosas y logradas. Por eso creo que Yendo de la cama al living y Clics modernos son los mejores discos de Charly. Algo que se nota en temas como “No soy un extraño”, por nombrar uno solo.
Después hizo otras cosas como Piano bar, que está plagado de hits y a la vez es un disco desde la composición muy potente. Pero me quedo con la trilogía de Pubis angelical, Yendo de la cama al living y Clics modernos. Fundamentalmente porque ahí encontrás muchas letras filosas, y mucha música que suena sin desbordarse hacia el jazz-rock de esos años. Esa es la época dorada de Charly García. «
* Gillespi es músico, conductor y humorista.