Atemporal pero a la vez actual, el tercer trabajo discográfico de La Lija, La pampa y la utopía, se inscribe en un terreno en el que los límites sonoros y geográficos son constantemente atravesados con altas dosis de creatividad y calidad poco usuales. El nuevo álbum, integrado por trece composiciones propias que será presentado este viernes a las 21 en Hasta Trilce, Maza 177, cierra una trilogía que se inició con Saluda primero, dispara después (2015) y Río Largo (2016).
La agrupación hizo su primera aparición en 2006, bajo el nombre de La Lija, compañía de teatro y música, que ese año presentó No pasarán! (elegía de la República), un espectáculo de corte operístico brechtiano de su autoría referido a la Guerra Civil Española. Desde ese momento hizo múltiples actuaciones con diversos artistas como Norman Briski, Carmen Baliero, Vicente Zito Lema, Cristina Banegas, Juan Palomino, Adrián Brienza, y organizó diferentes eventos culturales en los que transformó en alegoría parte de la historia ibérica e incluso participó de la nueva versión de Del gallo cantor. Cantata, de Juan Gelman y Juan «Tata» Cedrón, grabada junto al Cuarteto Cedrón que se presentó en vivo los sábados de noviembre.
La agrupación está conformada por doce integrantes, todos multiinstrumentistas y cantantes, que alternan piano, acordeón, arpa, sikus, laúd, violoncello, guitarra, percusiones, mandolina, violín, quena, guitarrón, charango, saxo y flauta barroca. Esta original mixtura de instrumentos les permite crear un universo musical en el que convive el folklore argentino («Te vi pasar», «De por acá», «Ícaros de Guaymallén», «Milongón del 83″ o » Coplas de amor y muerte de arriero y pescador 2″) con expresiones en las que aparecen sonoridades que provienen de antiguas cantatas españolas e incluso ciertos condimentos del barroco latinoamericano. Este choque de géneros no es forzado: por el contrario, la riqueza y el desarrollo de cada composición borra por momentos la percepción de la procedencia estilística de cada obra, y la transforma en un apasionante viaje por la trama y el desarrollo argumental y narrativo que propone cada canción.
Son historias en las que conviven el mar que trajo a los inmigrantes («Muerto y matador»), los ríos que unen a los pueblos y a su gente («Vi un león»), la pampa, el cielo y sus trabajadores («La Pampa y la Utopía LXI») y hasta el imaginario metafísico de Macedonio Fernández en «Himno Macedonio de Amor» («Canción para todos nuestros muertos, que, según el único metafísico de que se tenga noticia y que era alma de Almagro, Macedonio Fernández, tendrán el plumazo de amor para borrar la muerte mientras no los olviden los ojos mirantes.»).
Precisamente, si hay algo que no olvida La Lija son las luchas de los pueblos y sus prisioneros políticos, como se evidencia en «San BáLemor» (Dedicada a Milagro Sala, sus compañerxs y los sus otros todos del tiempo todo). Por todos estos motivos La pampa y la utopía es una travesía atrapante por una región musical guiada por el compromiso artístico y social de los integrantes del grupo