Emoción y sorpresa ha causado en la reseña paralela oficial del 70º. Festival de Cannes Una cierta mirada, una ópera prima argentina de dos jóvenes directoras de 39 y 43 años, Cecilia Atán y Valeria Pivato, La novia del desierto, protagonizada por una excelente Paulina García.
Emoción por la simple y tocante historia de una mujer madura que se encuentra a sí misma en medio del desierto y sorpresa por una obra de debutantes, humilde y esencial, que sabe llegar al corazón del espectador sin esos oropeles innecesarios que suelen aquejar las obras de primerizos.
El concurso oficial se manejó empero a lo opuesto con dos obras impetuosas, fruto de autores que dominan y amaestran al espectador como el ucranio Serguei Loznitsa que en Krotkaya (Una mujer dulce) describe una Rusia putiniana en la que reinan la corrupción, la represión, la miseria y la arbitrariedad, y como los hermanos neoyorquinos Benny y Joshua Safdie que en Good Time desatan una cabalgata desenfrenada por los barrios marginados de la gran metrópolis, siguiendo a un delincuente de poca monta que trata de liberar a su hermano deficiente, preso por la policía tras un improvisado robo a un banco.
Atán y Pivato no son dos novatas ya que se conocen desde mucho antes de escribir la primera idea del proyecto en 2012 habiendo cruzado sus caminos en la industria, la primera con cortos publicitarios y didácticos y firmando un documental sobre la historia de las Madres de Plaza de Mayo y la segunda como asistenta de realización, supervisora de castings y revisora de guiones para cineastas importantes.
Juntas, además de directoras-guionistas, se han improvisado productoras, han encontrado financiación en todos los fondos posibles del mercado, tanto en Argentina como en Chile y Francia, y han convencido a unirse al proyecto a dos grandes actores como la chilena García y el argentino Claudio Rissi con la única arma del guión.
Teresa es una mujer madura que está viajando a San Juan para un nuevo empleo como doméstica después de haber servido fielmente a una familia durante 30 años y por un accidente inesperado es obligada a hacer un alto en el santuario de la Difunta Correa, una santa milagrera que amamantó a su bebé después de muerta, atravesando el desierto.
También Teresa ha dado su vida por esta familia, cuyo hijo ha criado como suyo y hoy es un ser humano inanimado y sin perspectivas.
Tratando de recuperar un bolsón con todas sus pertenencias, Teresa encuentra a un hombre que primero la engaña y luego la impregna de una fuerza inesperada que le hará afrontar con mayor independencia una nueva vida.
Una historia tenue y casi impalpable que entra en el corazón mismo del espectador, gracias también a una espléndida Paulina García que pasea una mirada perdida por un mundo que aprenderá a dominar.
El cuento de Fiodor Mijailovich Dostoyevsky, Una mujer dulce, ha sido llevada varias veces al cine, entre ellas por el francés Robert Bresson en 1969 pero en esta versión libre ideada por Loznitsa, la protagonista (una esencial Vasilina Makovtsieva) más que dulce es obcecada, luchando contra burocracia y aparato represivo para dar con el paradero de su marido, preso en una cárcel siberiana no se sabe por cual motivo, terrorismo, oposición o por simple arbitrio.
El resultado es un film kafkiano con un descenso final hacia el esperpento en el que Loznitsa enhebra un rosario de retratos escalofriantes de seres vacíos de toda humanidad y divididos entre quienes añoran un pasado de primera potencia mundial y olvidan todas las promesas incumplidas del comunismo y quienes medran con la corrupción y la represión.
Los hermanos Safdie ya estuvieron en Cannes en 2009, invitados con Lenny and the Kids por la Quincena de Realizadores y recibiendo un
premio menor en Venecia en 2014 por Mad Love in New York pero con Good Time firman su más endiablada película, escrita por Joshua e interpretada por Benny junto a un excelente Robert Pattinson, a los que se une en un espléndido cameo de cinco minutos Jennifer Jason Leigh.
La historia es la de un improvisado atraco de dos hermanos a un banco que termina con uno de los asaltantes de pocas luces preso (Benny Safdie) mientras el otro recurre a todos los medios imaginables para rescatarlo del hospital donde está internado pero llevándose al hombre equivocado.
La trama no deja respiro al espectador que en apretados 100 minutos asiste a todos los fútiles intentos del protagonista, entre dramáticos y desopilantes, por recuperar a su adorado hermano, que terminará en una escuela de jóvenes subnormales.